(Posición fijada por la Cooperativa de Ganaderos y Agricultores del Risaralda Ltda., Codegar)
Entre las fuerzas que explican la evolución de la oferta de ganado en los últimos años, se destaca el proceso de «ganaderización» de la agricultura debido a la baja rentabilidad de varios cultivos después de la apertura, en parte por la depreciación de la tasa de cambio y en parte por el deterioro de los precios internacionales.
Fue 1996 otro año en que de manera espontánea continuó el reacomodo del sector agropecuario, para contrarrestar de alguna manera el impacto de la crisis.
El agro ha debido enfrentar solo semejante tarea, sometido a las presiones de un entorno macroeconómico claramente adverso, y todo ello en medio de una recesión que se ve agravada por el incremento generalizado de los costos de producción; tendencia que no lejos de ceder, con el paso del tiempo empeora.
Vale la pena destacar que sida situación no ha sido aún más severa, es por el tesón, el instinto de conservación y el amor al oficio, a la tierra y a la patria que tenemos la mayoría de grandes, medianos y pequeños productores, quienes seguimos en la lucha, rumiando nuestra frustración, con el alma en vilo porque no sabemos qué nos deparará el mañana.
Sólo sabemos que debemos continuar como el equilibrista: si para, se cae.
Es inútil seguir esperando que el gobierno conteste la pregunta del millón:
«¿Hacia dónde puede y debe dirigirse el sector productivo rural?»