Por Gustavo Triana
Nos hemos dado cita para rendir un sentido y respetuoso homenaje a la trayectoria de militante revolucionario que caracterizó la vida de Olgher Forero.
Dicha trayectoria se inició en 1971, cuando el camarada Olgher, como estudiante de la Universidad Nacional y trabajador de la jornada nocturna del Banco Ganadero, se vincula a la Juventud Patriótica. Participó en las luchas estudiantiles que avivaron el hervor revolucionario prevaleciente durante ese período, las mismas que marcaron definidamente su concepción revolucionaria y antiimperialista. En 1973, inicia una sobresaliente carrera en el movimiento sindical comprometiéndose con la unidad de los trabajadores y el combate contra las posiciones oportunistas y conciliacionistas, que tanto han estorbado el desarrollo de las luchas sindicales y políticas de los trabajadores en Colombia. Tal índole unitaria y combativa es un ejemplar rasgo que conserva hasta su muerte.
Olgher convierte su sindicato, la Asociación de Empleados Bancarios, en la trinchera desde donde batalla con denodado ahínco por la soberanía de Colombia y la emancipación de los trabajadores.
Fue un entusiasta activista del trabajo obrero del Partido. Sin reducir su quehacer a las bases del sector bancario, se esmeró por extender sus esfuerzos y aportes revolucionarios a la organización y consolidación de otros sectores laborales, dentro de los que se cuentan los mineros del carbón de Guachetá, los trabajadores de Protabaco, Coca Cola, la Universidad Libre, y los vendedores ambulantes. Durante su vida partidaria siempre estuvo presente en las luchas sociales y políticas que emprendió el MOIR y su ligazón con los sectores populares fue una clara manifestación de su inquebrantable espíritu solidario.
La práctica revolucionaria que le demandaban las ingentes tareas nunca fue obstáculo para profundizar en el estudio de problemas del país, como la contratación colectiva, la deuda externa, la historia de la banca colombiana y el análisis del capital financiero. Siempre adelantó estas actividades teóricas con actitud modesta, abierto al aprendizaje y dispuesto a recibir observaciones y consejos. Y la adquisición de conocimientos sobre tan diversos temas tenían un propósito original que le imprimían un sello de clase: transmitirlos a los trabajadores.
Para enseñanza del Partido, Olgher fue un militante serio, consecuente y firme en la aplicación de la línea política del MOIR. Supo trabajar de manera persuasiva y flexible en las organizaciones de masas y no le temió a ir contra la corriente y a trabajar en minoría en los sindicatos. Y se atuvo siempre a la democracia y el centralismo que rige el funcionamiento de los organismos partidarios. Todas estas son cualidades que los moiristas debemos emular para poder jalonar la resistencia contra las políticas del imperialismo y sus agentes. Máxime en momentos en que la recolonización del país por parte de los Estados Unidos alcanza grados nunca vistos y cuando debemos redoblar esfuerzos en el propósito de unificar a todas las corrientes que se oponen al imperialismo y a Uribe, y levantar a la inmensa mayoría de la población colombiana en resistencia.
Hoy, despedimos al camarada que durante más de 30 años permaneció leal y activo en las filas del MOIR. Que ante las principales divisiones y deserciones del Partido, se aferró a nuestra posición obrera, desechando el pesimismo y mirando siempre con esperanza el futuro de la revolución colombiana. Su muerte tiene la dignidad que corresponde a los militantes del Partido de Francisco Mosquera: que acaezca en medio del cumplimiento de las tareas revolucionarias.