«ES NECESARIO DETENER A LA UNIÓN SOVIÉTICA DONDEQUIERA QUE ATAQUE»

TRIBUNA ROJA llevó a cabo una larga entrevista con el jefe de la delegación del Partido Comunista Obrero Marxista-Leninista de Noruega reproducimos los principales apartes de la misma.

T.R. – Quisiéramos saber cuales son los factores que han permitido el avance del Partido Comunista Obrero Marxista-Leninista de Noruega, en una Europa contaminada por las muchas variantes del oportunismo y de la ideología burguesa.

T.O. – Aunque los grupos maoístas, 1965 y 1975, pregonaron el marxismo-leninismo, se pronunciaron por la revolución socialista, rompieron con los partidos revisionistas y socialdemócratas, denunciaron a la URSS como una potencia imperialista y expresaron su solidaridad con el Tercer Mundo, su gran falta siguió siendo su desvinculación de la clase obrera.
Concebían el marxismo como un sistema de dogmas y no como un método científico para la analizar la realidad; por consiguiente, no veían la necesidad de investigar las condiciones concretas de sus países.

Cuando el movimiento juvenil desapareció en 1975, la mayoría de los partidos maoístas quedo sin base social y en consecuencia entró en proceso de liquidación. Nuestro partido también tuvo, luchas de estas debilidades y no obstante pudo seguir adelante. Señalaré algunas razones. Al contrario de casi todos los demás grupos, durante varios años nos dedicamos a trabajar con el proletariado, así que con el estudiantado. Por otra parte, desde los sesentas participamos en una serie de luchas fuera de las universidades, especialmente de solidaridad antiimperialista y por reivindicaciones económicas de los obreros y de las amplias masas populares. Finalmente, nuestra organización no sufrió las divisiones ni los desgajamientos de los demás partidos maoístas.

T.R. – Ustedes se oponen al ingreso de Noruega a la Comunidad Económica Europea, ¿Cuáles son los motivos que aducen?

T.O. – Noruega es un país capitalista relativamente pequeño, con cuatro millones de habitantes.
Es también un país imperialista, no porque posea colonias (nunca las ha tenido), sino porque la burguesía ha amasado superganancias trasportando en sus flotas diversos bienes de otros países, particularmente petróleo, y exportando capitales. Pero tiene contradicciones con las otras potencias europeas que desean que Noruega dependa de ellas y que su mercado les pertenezca. En cuanto a la entrada al Mercado Común, consideramos que afectaría la independencia de nuestra nación y la sometería a los países poderosos de la Comunidad, sobre todo Alemania, Francia y Gran Bretaña, que si bien no lo son a nivel mundial, comparados con Noruega sí lo son. El ingreso de nuestro país arruinaría la agricultura y la pesca, sectores vitales para una parte de la población rural.

Los que apoyan la participación de Noruega en la Comunidad son los partidos conservador y socialdemócrata y, en general, el capital monopolista; están en contra algunos partidos burgueses de reducido tamaño, la base sindical, los campesinos, los pescadores y ciertos monopolios con intereses en la pesca y la agricultura. La propuesta de afiliar a Noruega al Mercado Común resultó derrotada en un plebiscito en 1972, con una mayoría de aproximadamente 53%. Desde entonces la cuestión no ha vuelto a plantearse, puesto que es políticamente imposible. Creemos que nuestra oposición al ingreso de Noruega fue correcta.

T.R. – Hablemos de la actual situación política de su país.

T.O. – El partido dominante es el socialdemócrata, el cual se guía por una línea totalmente burguesa y defiende los intereses de los grandes monopolios, en especial los estatales. Tienen decenas de miles de militantes y su base principal radica en el movimiento sindical que cuenta con unos 700.000 miembros. La socialdemocracia obtiene más o menos el 40% de los votos en las elecciones generales y ha detentado el Poder con pocas interrupciones desde 1935.

T.R. – ¿Podemos considerar a la socialdemocracia lo que llaman un partido de izquierda?

T.O. – No. Sin embargo, es la organización a la cual pertenece la mayor parte del proletariado industrial y se considera a si misma un partido obrero. Al tiempo, la socialdemocracia tiene sectores de izquierda.

Luego encontramos tres agrupaciones, una de las cuales es la más reaccionaria del país. Me refiero al partido revisionista. En segundo lugar se halla el Partido Socialdemócrata de Izquierda, que engloba unos cuantos miles de afiliados y alcanza el 4% de los sufragios; se trata de un partido reformista que ha apoyado a los gobiernos socialdemócratas y su línea se parece mucho al denominado eurocomunismo. Finalmente este nuestro partido, con una militancia similar a la del anterior. Los revisionistas no suman más de mil y su votación apenas llega al 0.2%; es importante anotar que son completamente pro soviéticos. Respaldan la invasión a Afganistán y a la tiranía militar polaca.

Ante la profunda crisis política surgida después de la Primera Guerra Mundial y ante el peligro de una revolución proletaria, la burguesía noruega decidió jugar la carta de la socialdemocracia. Desde cuando ésta subió al Poder, en 1935, en Noruega se implantó el sistema de colaboración de clase bajo la dictadura de la burguesía y del capital monopolista de Estado. Los socialdemócratas se convirtieron en garantes de dicha colaboración.
A cambio, los capitalistas reparten una pequeña porción de sus ganancias entre la masa obrera, mientras los lideres sindicales son sobornados por el Estado. Es así como el proletariado se le ha tratado de convencer de que todos sus problemas políticos y económicos se resuelven cooperando con sus explotadores. En materia de relaciones exteriores, aunque la socialdemocracia apoya la vinculación de Noruega a la OTAN, existe un sector que tiende al entendimiento con la Unión Soviética.

T.R. – ¿Por qué se opone su partido a la instalación de los llamados “euromisiles” norteamericanos en Europa?

T.O. – Estamos contra el despliegue de nuevos misiles. El problema surgió debido a que la URSS aumentó en forma considerable sus armamentos nucleares en Europa Oriental. La propuesta de los “euromisiles” constituye una reacción a dicha amenaza. Pero nosotros nos oponemos a este plan porque creemos que la defensa de Noruega y de Europa Occidental no debe basarse en armas nucleares, sino en grandes ejércitos regulares. El objetivo de un ataque soviético consiste en tomarse los países europeos y para ello tendría que utilizar fuerzas convencionales. El alto mando norteamericano, al desplegar los nuevos mísiles en Europa, se inclina por una contienda nuclear limitada en territorio europeo, sin peligro alguno para Estados Unidos. Buscar emplear a los pueblos europeos como carne de cañón en una guerra entre las dos superpotencias. De modo que exponer a los habitantes de una Europa Occidental densamente poblada a una confrontación atómica no es precisamente defenderlos.

Estamos en contra de toda doctrina militar de la OTAN y queremos que Noruega sea un país no alineado y neutral. Creemos que Noruega debe tener un ejército convencional fuerte, preparado para combatir defensivamente en nuestro territorio, bajo un mando noruego. Pero por otra parte pensamos que si se da una gran ofensiva rusa, el ejército de la burguesía quedará derrotado. Entonces nuestra tarea será la de organizar la resistencia, la de llevar a cabo una guerra de liberación nacional.

T.R. – Pero la mayor ambiental de la URSS es la conquista de Europa.

T.O. – En un sentido general si lo considero como el objetivo estratégico de Moscú. La potencia que controle realmente Europa Occidental dominará el mundo. Empero, esto no depende de la voluntad de los lideres del Kremlin. Por ejemplo, no creo que la URSS calculara que iba a enfrentar una resistencia tan poderosa en Afganistán. Los soviéticos se expanden donde quiera que pueden y en los últimos quince años les ha resultado mucho más fácil hacerlo en el Tercer Mundo que en Europa. Además mantienen todas las opciones abiertas. En el cuerno de África respaldaron primero a los eritreos y luego a Mengistu. En la guerra entre Irán e Irak mantienen contactos con los bandos.
Quiero significar que la evolución de los conflictos de Afganistán, el Cuerno de Africa, Kampuchea, etc., puede trastornar los planes estratégicos de Moscú. La explosión de Polonia es otro caso. Por consiguiente, el futuro de Europa no se puede predecir con exactitud.

T.R. – ¿Cómo evalúan ustedes la situación de Centroamérica?

T.O. – Reagan pretende aniquilar las luchas de los pueblos de esa región y sentar un precedente para el resto de América Latina, en el sentido de que no vale la pena alzarse contra el imperialismo estadinense. Pero simultáneamente las luchas centroamericanas abren la puerta la Unión Soviética, que se presenta como amiga de los pueblos del área. Nosotros apoyamos los combates de los centroamericanos. Si la URSS convirtiera dichas naciones en neocolonias, apoyaríamos se lucha contra el socialimperialismo.

Cuba está relegada al triste papel de neocolonia de la Unión Soviética. Contribuye a Moscú no sólo económicamente, sino enviando soldados a África. Esta es una gran tragedia para el pueblo cubano. Pero también algo trágico para los pueblos contra los cuales pelea Cuba. Por ejemplo, Eritrea. En los años sesentas. La Habana entrenó a numerosos guerrilleros de aquella región, cuyos combates de liberación se hallaban manipulados por los cubanos. Pero en consonancia con la política soviética. Cuba despachó posteriormente soldados a Etiopía para apuntalar el régimen de Mengistu.
La resistencia eritrea está siendo masacrada ahora por tropas cubanas. Agentes de Fidel Castro participaron en el genocidio de más de diez mil revolucionarios en Addis Abeba, entre 1974 y 1977.

T.R. – ¿Qué tipo de actividades internacionalista ha desempeñado su partido?

T.O. –Lenin señaló que todo partido revolucionario de un país capitalista debe respaldar a los pueblos que están oprimidos por el imperialismo. El internacionalismo es una cuestión de principio para nosotros. Por otro lado, contribuye a nuestro propio proceso revolucionario. Hemos brindados solidaridad a varias luchas, tales como las de Kampuchea, África del Sur, Eritrea, Centroamérica, Palestina, Polonia y otras. En Noruega organizamos un comité sindical de solidaridad con los obreros polcaos, el cual envío un equipo de impresiono a las organizaciones proletarias cuando gozaban de legalidad. Participamos, asimismo, en un frente unido que manda médicos y enfermeras a los campamentos palestinos; algunos de estos compañeros fueron testigos del asesinato de más de tres mil civiles palestinos, por parte de los falangistas, a fines del año pasado.

T.R. – ¿Cuál ha de ser la principal tarea de los marxista-leninistas en la eventualidad de la guerra mundial?

T.O. – Es necesario detener a la Unión Soviética dondequiera que ataque. Los marxista-leninistas del orbe deben redoblar la solidaridad entre sí y apoyar a las fuerzas que se encuentran combatiendo a las dos superpotencias.
Si llegase a estallar la guerra, los pueblos del mundo entero deberán aprovechar esta circunstancia para derrotar a los imperialismos de todas las denominaciones.

T.R. – ¿Quisiera agregar algunas palabras al pueblo y a los revolucionarios de Colombia?

T.O. – Estamos impresionados por las tradiciones de rebeldía del pueblo colombiano. Hemos constatado que la situación de las clases trabajadoras es bastante difícil debido a la brutal dominación del imperialismo norteamericano y de la reacción del país. Sin embargo, estamos convencidos de que el pueblo y los revolucionarios colombianos superarán estos problemas y saldrán adelante.
La primer línea de combate con contra los imperialista está en el Tercer Mundo, en naciones como Colombia. En Europa, por el contrario, la situación permanece relativamente estable y las fuerzas proletarias marchan con dificultad. Consideramos que partidos revolucionarios como el MOIR son muy importantes en el mundo actual y estamos satisfechos de haber podido estrechar nuestros vínculos con ustedes.