El 14 de marzo se cumplen cien años de la muerte en Londres de Carlos Marx, a quien sólo le correspondió sacar la lucha del proletariado de entre las marañas del socialismo utópico, asentándola sobre su base material y demostrando la inevitabilidad de la victoria, sino que lego a la posteridad una inmensa fortuna de conocimientos, durante décadas de concienzudas investigaciones y tenaces trabajos, como los exponentes de la especie le han aportado al género humano. Al abandonar la existencia corpórea sometió su obra, a semejanza de cualquier mortal, a la acción oxidante del tiempo, sin que desde entonces pueda ya quitarle una coma o agregarle frase, y cuya perpetuación depende a hora, además de la calidad y la cantidad de sus defensores, del peso especifico de su propia influencia. Y un siglo es lapso más que prudencial para medir un hito histórico.
Marx bautiza con su nombre la ideología de que los obreros alumbran la senda de su emancipación de clase. Casi todas las revoluciones sociales que se han llevado a cabo desde la desaparición de aquel, nacido en Treveris el 5 de mayo de 1818, se han realizado en su honra, o la han exaltado. Hombres de dimensiones tan grandes como Lenin, Stalin y Mao dedicaron sus vidas y sus triunfos a probar la calidez de sus enseñanzas de Marx y de su amigo Engels. Por ello nuestro partido al proponerse celebrar la efemérides más que del deceso del genial maestro, conmemora el alumbramiento de una era. Junto al epinicio de Marx festejamos la trascendencia del marxismo.
Para orientar y garantizar las actividades concernientes al centenario, el Comité Ejecutivo Central del MOIR constituyo una numerosa comisión, presidida por el Camarada Diego Betancur, fuera de los actos, movilizaciones y conferencias que se están programando en todo el país, la ocasión ha de aprovecharse para ahondar en el estudio del marxismo y capacitarnos mejor para las duras batallas que contra los revisionistas les habremos de ganar si queremos coronar la revolución colombiana.