Palabras de Mosquera: «AFRONTAMOS ENEMIGOS COMUNES Y NUESTROS DESTINOS SE CONFUNDEN»

Queridos camaradas y amigos:

La fundación del Partido Comunista fue un gran acontecimiento en la historia del Perú. Desde los primeros esfuerzos visionarios del inolvidable Amauta, hasta los más recientes de las nuevas generaciones por construir el partido del proletariado, se ha generado una corriente revolucionaria que marcha a través de inenarrables sacrificios y considerables obstáculos, pero que está llamada a transformar el Perú en un país próspero, libre y respetable.

Sobra agregar mi más intima convicción de que ustedes lograrán cuanto se propongan. No obstante el poder de los opresores y las innumerables dificultades que los aguardan en el empinado ascenso, ustedes obtendrán el triunfo. Porque los camaradas peruanos saben, como señala Mariátegui, “que la revolución no es calco ni copia, es creación heroica”; y además porque se apoyan fundamentalmente en sus propios esfuerzos, cultivan las tradiciones revolucionarias de su pueblo, se colocan siempre al frente de las luchas de las masas, se guían por el marxismo-leninismo pensamiento Mao Tsetung y practican lealmente el internacionalismo proletario.

El pueblo colombiano y el pueblo peruano se hallan estrechamente vinculados por múltiples razones. Poblamos parte considerable de los Andes en un Hemisferio en donde se han dado cita las más variadas razas y culturas. Nuestras historias, a pesar de las respectivas particularidades nacionales, se asemejan enormemente. Creamos nuestras naciones y pasamos a la vida republicana en lucha contra el colonialismo español a comienzos del siglo pasado. Hemos encarado problemas muy parecidos tras el empeño de preservar nuestras libertades y avanzar en el desarrollo económico. Hoy afrontamos también unos mismos enemigos. El imperialismo norteamericano, basándose en los sectores más retardatarios y antipopulares, ha saqueado inclementemente nuestros recursos naturales y el trabajo del pueblo. La expoliación imperialista ha hecho que nuestros desvelos por progresar contribuyan más a enriquecer los monopolios extranjeros, que a salir del atraso en que nos debatimos desde tiempos ignotos. Los combates de las masas populares por sus elementales derechos son reprimidos violentamente, no obstante que los gobiernos apátridas que nos han agobiado posan de democráticos y de defensores de los intereses de las mayorías laboriosas. Todos estos nexos geográficos, históricos y políticos acercan a nuestros pueblos y hacen que sus destinos se confundan.

A nuestros partidos los une igualmente la batalla contra otro enemigo desalmado que amenaza seriamente nuestro porvenir, el socialimperialismo soviético y sus agentes, particularmente el régimen de Cuba que actúa de cipayo del Kremlin no sólo en América Latina sino en los otros continentes del Tercer Mundo. Los socialimperialistas hacen frenéticos intentos por suplantar a Estados Unidos en su labor de opresor y gendarme del universo. En Centroamérica tratan de aprovecharse de la lucha aguerrida de nicaragüenses, salvadoreños y guatemaltecos contra la sojuzgación norteamericana para hincar sus dientes en esa martirizada región. Lo mismo obran en el África, donde mantienen tropas mercenarias de ocupación en Angola, Etiopía y otros países. En Afganistán, con un ejército invasor de 80.000 efectivos, adelantan una guerra colonialista de exterminio contra el pueblo afgano. Otra similar campaña de agresión llevan a cabo en Indochina contra los pueblos de Kampuchea y Lao, a través de cientos de miles de unidades vietnamitas, sus mercenarios asiáticos. Y así, los nuevos zares rusos se han convertido en el principal foco de conflagración del orbe y en un grave peligro para todos los pueblos del Planeta. La interpretación harto coincidente acerca de esta importante cuestión de la situación mundial también coloca a nuestros dos partidos en una misma trinchera de combate.

El MOIR viene esmerándose por estrechar los lazos de amistad con los partidos revolucionarios de América Latina. En varias ocasiones camaradas del Partido Comunista “Patria Roja” del Perú han visitado a Colombia, lo cual ha redundado en conocernos mutuamente y comprobar cuantas cosas tenemos en común y en cuanto nos podemos ayudar recíprocamente en la empresa por conseguir la plena liberación nacional e instaurar una auténtica democracia popular en marcha al socialismo. Mi viaje al Perú, como el de los otros camaradas del MOIR en el reciente pasado, ha servido a los mismos propósitos.

De mi parte sabré decirles a los militantes del MOIR que si desean sentir el calor de la fraternidad proletaria que breguen por conocer a los camaradas del Perú; y si desean reafirmar el fervor por la causa de los oprimidos de América que vengan a la patria de Túpac Amaru, de José Carlos Mariátegui y de Alberto Moreno.

Muchas gracias.