Desde 1975, el Partido de los Trabajadores Dominicanos (PTD) se ha convertido en la fuerza principal del movimiento revolucionario en el hermano país, y a partir de entonces no ha dejado de extender su influencia entre millares de obreros, campesinos, y demás sectores democráticos de la isla caribeña, y de multiplicar sus contactos con otros partidos proletarios y con organizaciones progresistas de América Latina. Esteban Díaz Jáquez, miembro de la dirección nacional del PDT, visitó recientemente a Colombia, donde sostuvo conversaciones con el MOIR, y concedió a Tribuna Roja una entrevista que publicamos a continuación:
¿Cuál es la historia del Partido de los Trabajadores Dominicanos?
La historia de nuestro Partido, en líneas generales, es la historia de la intensa y prolongada lucha ideológica librada entre la corriente marxista-leninista y la corriente oportunista representada por el revisionismo. El castrismo y el trotskismo en nuestro país. Esta lucha se da en el marco de las titánicas batallas libradas por la clase obrera y el pueblo trabajador a lo largo de los últimos 20 años, período en el que sobresale la gloriosa Revolución de Abril de 1965, y refleja la contienda entablada por el proletariado y la burguesía, por la hegemonía sobre las masas en la presente etapa de la revolución.
Tras el ajusticiamiento del tirano Rafael Leonidas Trujillo, el 30 de mayo de 1961, en la República Dominicana se inició una poderosa oposición de carácter democrático que fue capitaneada por la burguesía liberal, organizada políticamente en el Partido Revolucionario Dominicano, liderado por Juan Bosch. También influyo enormemente el Movimiento Revolucionario “14 de junio”, agrupación representativa de la pequeña burguesía, encabezada por Manuel Aurelio Tabares Justo, el precursor de la revolución antiimperialista en la historia dominicana del presente siglo.
Sin embargo, la intervención militar norteamericana del 28 de abril de 1965, dirigida a sofocar la insurrección popular del coronel Caamaño, marcó el cambio significativo en la correlación de fuerzas y puso en bancarrota las concepciones ideológicas y políticas de la burguesía y la pequeña burguesía. Reveló, además, que esas clases y sectores de clase no pueden conducir la revolución democrático-antiimperialista de nuestro país, ni mucho menos empujarla hasta el final.
¿Qué consecuencias tuvo para ustedes la ocupación armada de los Estados Unidos?
El establecimiento del gobierno pro yanqui de Joaquín Balaguer, hijo legítimo de la intervención norteamericana, agudizó la crisis del movimiento revolucionario y originó un debate profundo y generalizado acerca de la experiencia vivida, provocando la gran división, fenómeno al que siguió un proceso de reagrupamiento sobre las bases ideológicas y políticas nuevas.
Con el nacimiento de los grupos “Voz Proletaria” y “Línea Roja del 14 de Junio”, a mediados de 1968, la corriente marxista-leninista que venía abriéndose paso en el país adquirió una cierta arma organizativa y se dedicó a la tarea de construir un auténtico partido político de la clase obrera dominicana.
Aunque en algunos aspectos tenían diferencias entre sí, las dos agrupaciones mencionadas estaban de acuerdo en que dicho partido debía guiarse por el marxismo-leninismo- pensamiento Mao Tsetung; desarrollar su actividad, fundamentalmente, en el seno del proletariado industrial y agrícola; darse una estructura celular, clandestina, centralizada, y disciplinada, capaz de operar en las más difíciles circunstancias, y apoyarse en sus propios esfuerzos; denunciar a los revisionistas de la Unión Soviética y aplicar el internacionalismo proletario de manera consecuente y sistemática, y llevar a cabo una profunda investigación de nuestra realidad social y económica para actuar con arreglo a un conocimiento científico de la situación material y espiritual de nuestro pueblo, evitando el trasplante mecánico de experiencias extranjeras y el planteamiento de políticas nacidas de la especulación idealista.
“Voz Proletaria” y “Línea Roja”, no obstante, como organizaciones provenientes de la pequeña burguesía, heredaron algunos rasgos de dogmatismo que las llevó a cometer serios errores. En 1970, por ejemplo, levantaron la consigna de “Boicot popular a la farsa electoral” en momentos en que la correlación de fuerzas no lo permitía, y al mismo tiempo aparecieron ciertas contracorrientes oportunistas principalmente de “izquierda”, que limitaron el desarrollo de los dos grupos. Ese mismo año, sin embargo, se presentó una intensa lucha ideológica en el Partido Comunista pro soviético de la República Dominicana, y a raíz de ella se retiró de las filas del revisionismo una organización denominada “Bandera Roja”, que entró a combatir al lado de los sectores marxista-leninista ya existentes en el país. Se ampliaron así las bases para que, en medio de una creciente agitación social y política, se creara en el año de 1975 el Comité Pro-fundación del Partido de los Trabajadores Dominicanos, cuyo Primer Congreso tuvo lugar algunos años después, del 11 al 21 de diciembre de 1980.
¿Cuáles son los principales puntos del programa aprobado por el Congreso?
Nuestro programa, basado en el análisis científico de la agricultura, la industria y demás áreas de la economía, así como en el estudio de la superestructura, establece, entre otras, las siguientes tesis: aunque el capitalismo es dominante en nuestra formación social, el peso específico de las relaciones de producción y de las formas de propiedad precapitalistas, sobre todo en la agricultura, sigue siendo muy significativo; el Estado desempeña un papel económico muy importante; nuestra economía se encuentra estrechamente vinculada al mercado mundial, y el imperialismo norteamericano ejerce un creciente predominio económico y político, lo que ha sumido a la nación dominicana en una situación neocolonial.
De todas las contradicciones sociales existente hoy en día entre nosotros, la principal es indudablemente la que enfrenta a los Estados Unidos con la nación dominicana, y de su solución depende que se puedan resolver las demás. El carácter de nuestra formación social, las distintas reformas y transformaciones que exigen los destacamentos que participan en la lucha, al igual que la correlación de fuerzas entre los sectores en pugna, determinan que la revolución de nuestro país, en su etapa actual, sea democrática y antiimperialista. La dirección del proletariado, la expropiación del capital monopolista extranjero y nativo y de la gran propiedad terrateniente, el control del Estado por parte de las clases populares y el avance de los obreros a nivel internacional garantizan el tránsito inevitable de la etapa democrática de la revolución a su etapa socialista.
¿En qué condiciones se halla actualmente el movimiento obrero en la República Dominicana?
Con la derrota electoral, el 16 de mayo de 1978, del gobierno de Joaquín Balaguer, la República Dominicana entró en una situación política nueva, de la que forman parte sustancial el ascenso de masas y un importante desarrollo del movimiento obrero y popular.
La organización y reorganización de numerosos sindicatos, que habían sido severamente golpeados por el régimen balaguerista, y el auge de las protestas, huelgas, marchas, denuncias y piquete han impulsado significativamente el avance de la conciencia proletaria. Sin embargo, aún son muchos los trabajadores que no están organizados, principalmente en las zonas rurales, y a esto contribuye el hecho de que en el código laboral ha sido prohibido el reconocimiento de los sindicatos agrícolas. A su turno, el movimiento obrero se encuentra fragmentado en diversas centrales: la Confederación Sindical Clasista, dirigida por los socialcristianos; la Confederación Nacional de Trabajadores Dominicanos, de orientación patronal; la Central Unitaria de Trabajadores, de factura revisionista, y la Central General de Trabajadores (CGT), en la que influyen diferentes fuerzas progresistas.
No obstante la reciente creación del Consejo Nacional de Unidad Sindical, instrumento coordinador entre la CGT, los sindicatos independientes y otras entidades populares, abre amplias perspectivas para aquellos sectores obreros que pugnan por una línea de sindicalismo clasista, democrático, unitario y combativo.
¿Qué experiencias ha tenido el PTD en la lucha contra el revisionismo y en qué estado está la izquierda dominicana en este momento?
Aunque todavía goza de bastantes prebendas y facilidades a nivel de los medios de opinión pública, la política de apoyo a la dictadura de Balaguer que adoptó y aplicó el Partido Comunista pro soviético de la república Dominicana contribuyó grandemente a aislarlo de las masas, hasta el punto de que hoy en día es una organización completamente desprestigiada y sin capacidad para movilizar al pueblo.
Sobra decir que en este proceso de decadencia que caracteriza a los títeres del Kremlin en nuestro país, el trabajo ideológico y político del PTD ha desempeñado un papel muy importante.
En la izquierda revolucionaria, por otro lado, predomina la división, pero la tendencia hacia el reagrupamiento y la unidad se acentúa a medida que se intensifica la lucha de clases y se profundiza la polémica entre dos grandes corrientes de pensamiento; la que postula la tesis de que la revolución en la presente etapa conduce directamente al socialismo, y la que sostiene el carácter nacional y democrático de la misma en las condiciones actuales. La presente coyuntura de ascenso del combate reivindicativo de los trabajadores y de inicio de la campaña electoral, está sentando las bases para que en la izquierda se produzca un considerable avance de su unidad táctica, y nuestro Partido, junto con la “Unión Patriótica”, ha formulado la necesidad de conformar un Frente Popular Antiimperialista y ha sometido a la consideración del país un proyecto de programa en ese sentido.
¿Qué piensan ustedes acerca de la situación internacional?
En términos generales consideramos que se ha agudizado la crisis del sistema capitalista, y que la disputa entre las dos superpotencias por la hegemonía mundial ha incrementado el desarrollo de los factores de guerra, correspondiendo al socialimperialismo soviético el papel más dinámico en la creación de dichos factores. El imperialismo norteamericano, pese a su agresividad actual, no ha podido detener el proceso de declive histórico en que se encuentra. El Tercer Mundo continúa siendo el escenario y el protagonista principal de la lucha por la liberación y emancipación de los pueblos. Centroamérica se ha convertido en un importantes bastión de la contienda antiimperialista a escala internacional, y la región del Caribe es cada vez más una fuente de enfrentamientos entre los Estados Unidos y la Unión Soviética.
Finalmente, ¿qué importancia y perspectivas atribuyen ustedes a los contactos que se han establecido entre diversos partidos comunistas marxista-leninistas de América Latina?
En el marco de la compleja situación mundial y dadas las dificultades por las que atraviesa el movimiento comunista internacional, nuestro Partido entiende que los agrupamientos marxista-leninistas deben impulsar el desarrollo de relaciones bilaterales, fundamentalmente, y utilizar esas relaciones como base para hacer más efectiva la unidad, la coordinación y la solidaridad de los distintos partidos marxista-leninistas entre sí y de éstos con los distintos movimientos revolucionarios.
No excluimos la realización de encuentros consultivos multilaterales; al contrario, los estimamos convenientes. Pero los mismos no deben erigirse en centros de dirección y decisión mundial o regional. La independencia, la autodecisión y el autosostenimiento constituyen banderas irrenunciables para los distintos partidos y organizaciones marxista-leninistas.