SANGRIENTA REPRESIÓN EN BARBOSA

El incumplimiento de un pacto entre el gobierno y el movimiento Comuneros 81, referente a los servicios públicos de Barbosa y Vélez, y la imposición de los exorbitantes reajustes de tarifas exigidos por el Banco Mundial, aparte del pésimo estado de las carreteras de la región, constituyeron suficientes motivos para que los habitantes de estos municipios organizaran y realizaran un aguerrido paro cívico el 5 de junio.

A las ocho de la mañana se dieron cita en Barbosa más de 2.000 personas procedentes de Vélez, quienes a pie o en vehículos que se atrevieron a transitar por la “carretera trocha”, fueron agrupándose junto con otros tantos habitantes del lugar.

Con el objeto de interrumpir el tráfico, las gentes, en número aproximado de cinco mil, desfilaron combativamente por la carretera central, encabezadas por Jorge Velandia, cura párroco de Vélez y máximo dirigente de Comuneros 81. Sabían de antemano que si no se llevaba a cabo una acción efectiva, el gobierno no daría la más mínima solución a sus problemas.

Cuando se iban acercando al Puente de la Libertad, sobre el río Suárez, divisaron en él algo más de mil soldados fuertemente armados. Un oficial, al percatarse de la magnitud de la manifestación, ordenó a su tropa iniciar el “paso de carga”, y al mismo tiempo se escucharon varias detonaciones. Sin embargo, el pueblo con decisión y guapeza se sobrepuso a la intimidación, hasta encontrarse frente a frente con la soldadesca amenazante. Las masas continuaron avanzando para cumplir el objetivo de tomarse el puente, ante lo cual el ejército disparó a quemarropa. La primera en caer fue Lucy Carrillo, una joven de 14 años. Las balas oficiales alcanzaron a otras siete personas. La sevicia de los uniformados llegó a tal extremo que arremetieron a bayoneta calada, dejando a su paso numerosos heridos.

Los manifestantes tuvieron que replegarse hasta la plaza de mercado. Allí el padre Jorge Velandia continuó su valiente intervención, en la que señaló: “Venimos a hablar de nuestras necesidades y nos han respondido con violencia”.

El comercio cerró sus puertas y la Junta de Comuneros 81 decidió iniciar una “Marcha del silencio” hasta la Alcaldía, a fin de exigir la libertad de los detenidos. Cuando el desfile pasó frente a la casa de la joven asesinada se hizo un minuto de silencio. El padre de Lucy Carrillo dijo: “El Ejército mató a mi hija y hubiera podido matar a cualquiera de ustedes. Yo entiendo que en las luchas del pueblo siempre hay muertos y hoy le tocó a mi hija, esta es la primera víctima de Comuneros 81. Ahora que ya sabemos que nos quieren masacrar debemos organizarnos y unidos defendernos”.

Ha sido una batalla más del pueblo en defensa de sus derechos y en busca de su bienestar, a la cual el régimen turbayista replicó como siempre, despóticamente, pues su mandato sólo se encamina a proteger a una minoría oligárquica y a negar las más elementales reivindicaciones de las mayorías populares.

Paro cívico en Paipa

A raíz del montaje anti-técnico de cuatro unidades termoeléctricas en Paipa, sin la instalación de filtros que impidan la lluvia de cenizas industriales, los habitantes de este municipio boyacense promovieron un paro cívico el día 12 de junio. Desde luego, las distintas organizaciones populares habían presentado ante el gobierno las peticiones de rigor y agotado los trámites necesarios.

En la lucha participó un alto porcentaje de la población, movilizándose por las principales vías e impidiendo el tránsito de vehículos. Después de las acciones aparecieron los pregoneros de la demagogia turbayista, ofreciendo ficticias y mentirosas soluciones que no satisfacen el justo reclamo de vecinos y trabajadores de la comarca. La pelea proseguirá, ya que los moradores de Paipa y demás municipios circundantes continúan gravemente amenazados por la contaminación originada en la termoeléctrica.