SE SOSTIENE INVASIÓN DE LA GABARRA

El 23 de octubre del año pasado, más de 150 familias invadieron terrenos oficiales ubicados en la población de La Gabarra, corregimiento del municipio de Tibú, que está a orillas del río Catatumbo, en Norte de Santander. Inmediatamente el ejército cercó a los necesitados campesinos, los amenazó descerrajando varias ráfagas al aire e hirió a un cacique motilón que se había unido a la toma de la tierra. La actitud valerosa de hombres y mujeres echó atrás las pretensiones intimidatorias de los uniformados.

Obligado por la firme determinación de los ocupantes del lote, el alcalde se comprometió a respetar los ranchos a cambio de que invasores contrataran los servicios de un topógrafo profesional para organizar el loteo del predio. Con el apoyo del Comité Regional Intersindical del Norte de Santander, los combativos indigentes consiguieron la ayuda de un topógrafo, sin costo alguno. La superación de este obstáculo exacerbó al alcalde y al personero, quienes tenían intereses particulares en el terreno. Un hermano del personero, por ejemplo, gamonal conservador de la zona y concejal de Tibú, había cercado la mejor parte del predio, apropiándosela arbitrariamente, en las narices del ejército y sin que éste se hubiera dado por notificado. Este abuso descubrió a la población las verdaderas intenciones de las autoridades, las que habían argumentado que allí se iba a edificar una escuela pública. A golpe de rula, los colonos, los indígenas y los pequeños comerciantes hicieron saltar las grapas que sostenía las alambradas tendidas por el codicioso concejal. Con diversas argucias y amenazas, las autoridades han querido desalojar a los invasores. Pero “la vida ha comprobado que sólo la voluntad inquebrantable de actuar con intrepidez frente a la situación es lo que le ha dado hasta ahora la victoria los compañeros de “La Gabarra”. Estamos seguros de que así seguirá siendo en el futuro”, dice un comunicado de solidaridad firmado por el Frente por la Unidad del Pueblo, FUP, de Cúcuta, y por los dirigentes estudiantiles de aquella ciudad, Waldo Moreno Calixto y Álvaro Cáceres.