NUNCA DEJASTE DE CREER EN LA VICTORIA

Apartes del discurso pronunciado por Darío Romero, dirigentes del MOIR, en el acto público efectuado en la Plaza de La Pola de Ipiales, el 8 de septiembre.

“Ustedes compañeros y compañeras de quienes Heraldo aprendió tanto, fueron testigos de honor de sus virtudes comunistas. Nacido en la entraña popular, nunca le dio la espalda al pueblo, y por el contrario, convirtió en la razón de su vida servirle de todo corazón. Ni la brutal represión, ni las dificultades inenarrables, ni los despreciables halagos de la oligarquía pudieron apartarlo de su incorruptible posición de principios”.

“Estuvo al frente de nuestro Partido en la conducción audaz y certera de las más enconadas batallas, y tuvo siempre un comportamiento imbatible ante las inevitables dificultades, sin dejar de creer en la victoria aun en los momentos más sombríos, ante las peores adversidades”.

“El camarada Heraldo bregó sin cansancio por la unidad de los auténticos revolucionarios; de los obreros, labriegos y cosecheros; de los pescadores, estudiantes e intelectuales; de los productores y comerciantes nacionales, para formar un gran frente único que materialice la unidad nacional, condición indispensable para romper las cadenas de la dominación imperialista norteamericana y alcanzar una auténtica soberanía nacional que se convierta en poderoso arrecife en el que encalle cualquier nave imperial extranjera”.

“Camarada y hermano: hoy cuando te despedimos, estamos dispuestos a transformar nuestro dolor en fuerza. Te juramos llevar hasta el fin de la causa emancipadora por la que combatiste y prometemos seguir tu inigualable ejemplo de comunista auténtico”.

“Camarada Heraldo; ya no escucharemos más tú voz rebelde, pero tus ideas enraizadas en el pueblo son hoy fuerza material inatajable”.

“Camarada Heraldo; ya no gozaremos más de la pirotecnia de tu alegría iluminada, pero ella renacerá en la sonrisa de los niños de la nueva patria”.

“Camarada y hermano; reposa ya tu cuerpo en la tierra. Desde ahí escucharás el creciente galopar del corcel de la victoria”.