La escalada represiva que al amparo del estado de sitio y el estatuto de Seguridad desencadenara hace ya año y medio el régimen turbayista, continua interfiriendo de manera alevosa las actividades legales de los partidos políticos adversos al bipartidismo tradicional, y cada vez más prohija brutalidades de corte fascista. Muestra palpable de ellos son los criminales atropellos para militantes del MOIR y de las fuerzas integrantes del Frente por la Unidad del Pueblo, en diferentes regiones del país.
Asesinatos en Toro y Puerto Nare
Vicente Ortiz, diputado a la Asamblea del Valle del Cauca por el FUP, vivía en Toro, al norte del departamento, donde poseía un modesto viñedo. El 22 de septiembre pasado, en horas de la noche, cuando estaba parado junto al pequeño camión que utilizaba para distribuir el producto de su trabajo, un taxi ocupado por un grupo de hampones se le acercó, y de su interior salieron varios tiros de escopeta. Uno de ellos le atravesó el hombro izquierdo y le interesó el cuello, sin producirle heridas mortales.
No obstante las denuncias formuladas, y a sabiendas de que los únicos enemigos del compañero Ortiz eran los encopetados personajes de la oligarquía liberal-conservadora del municipio de Toro, las autoridades mantuvieron una criminal indiferencia. Esta circunstancia envalentonó a sus victimarios. Veintidós días después del primer atentado, y viendo que Vicente había continuado su lucha por organizar a los trabajadores y campesinos pobres de la región, repitieron el ataque y lo asesinaron cobardemente.
Un comunicado de la dirección regional del FUP en el Valle consignó, entre otras cosas: “Traduciremos nuestro dolor en fuerza y confiados en el inagotable caudal de recursos de nuestro pueblo, haremos realidad la Colombia libre, popular y democrática por la que luchara, por la que tanto soñara y por la que ofrendara su vida nuestro querido compañero Vicente Ortiz”.
Una villanía similar fue la cometida el 29 de diciembre en la vereda Mulas, del municipio de Puerto Nare, departamento de Antioquia, contra el camarada Guillermo Misas, presidente de la liga campesina de esa localidad y dirigente del MOIR, muerto de un disparo por la espalda.
De tiempo atrás, los terratenientes de la región del Nare venían hostigando al líder campesino. No era la primera vez que enviaban matones a dispararle, contando con la complacencia de las autoridades, pues durante la Semana Santa de 1979 ya lo habían hecho, y algún tiempo después quemaron el humilde rancho que habitaba con su familia en un pequeño pedazo de tierra, propiedad de los Ferrocarriles.
El comité local de nuestro partido en Puerto Nare lamentó la muerte de Guillermo Misas, destacando la trayectoria de su vida, dedicada a la centenaria lucha de los campesinos colombianos por la tierra para el que la trabaja, y su esclarecido impulso a la alianza obrero–campesina, pilar de la lucha antiimperialista y revolucionaria del pueblo colombiano.
Nuevos atentados
Los métodos delincuenciales de la oligarquía colombiana y sus agentes son los mismos en todo el territorio nacional; también en San Pedro de Urabá, el pasado 11 de enero, esbirros de la coalición gobernante balearon e hirieron gravemente a Evelio López, veterano dirigente del Sindicato de Laminación y Derivados, directivo del Frente Sindical Autónomo de Antioquia y actualmente dirigente campesino en Urabá, y candidato al concejo de San Pedro por el FUP.
Y en Magangué, Bolívar, el 27 de noviembre, fue montado un aparatoso operativo militar para allanar el Centro Médico de Especialistas, donde detuvieron al doctor Roberto Giraldo, junto con el dirigentes moirista Alberto Herrera, en un intento por desacreditar el Centro, que presta servicio a las gentes humildes de la región. Los compañeros fueron conducidos a Barranquilla, donde se les interrogó en relación con falsas acusaciones, y diez días más tarde fueron puestos en libertad.