Combatió ejemplarmente, hasta el último aliento
José Jaramillo Giraldo, director de la Alianza Nacional Popular, falleció en Bogotá el 5 de noviembre del año pasado a la edad de 64 años, se preciaba de ser, como lo fue, un defensor de los intereses del pueblo colombiano y un rebelde contra la opresión y la explotación que sobre los desposeídos ejerce la oligarquía. Por esta razón, más de dos mil apesadumbrados militantes revolucionarios acompañaron su féretro y centenares de personas humildes desfilaron ante él, cuando era velado en cámara ardiente en uno de los salones del Concejo de Bogotá, tribuna postrera de su aguerrida oratoria.
En las batallas del pueblo
Nacido en Manizales en 1915, Jaramillo Giraldo vivió su juventud en Popayán. Allí comenzaron sus combates, al lado de los indígenas paeces y guambianos, víctimas de incontables atropellos por parte de los terratenientes del Cauca.
Poco tiempo después, José Jaramillo orientó y respaldó varias huelgas en Calí. Tres veces fue encarcelado por colocarse de parte de los obreros, pero la prisión no lo arredró; templó su espíritu de luchador, que volvería a manifestarse en múltiples ocasiones y en diferentes lugares de Colombia, como en Anserma, donde respaldó a los recolectores de café y denunció los crímenes oficiales contra ellos cometidos para reclamar sus derechos.
El prestigio que estas batallas le ganaron en las filas del pueblo le valió su elección a la Asamblea de Caldas, y posteriormente al Congreso, en donde se destacó por sus fogosas denuncias de la explotación y de la corrupción política y administrativa.
En 1986, como candidato presidencial de la ANAPO, Jaramillo obtuvo más de 850.000 votos, en una campaña de tan sólo 26 días. Su candidatura desató la ira de la oligarquía liberal-conservadora, que propició dos atentados contra su vida.
Hacia la unidad del pueblo
Durante diez años, como parlamentario, José Jaramillo Giraldo continuó denunciando las injusticias cometidas contra obreros, campesinos, maestros y estudiantes de todas las regiones colombianas, y destapando grandes fraudes de los monopolios extranjeros y nacionales en contra de los intereses del país.
En 1976, junto con Jaime Piedrahita Cardona, Jaramillo encabezó la reestructuración de la línea revolucionaria de la Anapo. Los altos mandos anapistas se habían negado a proclamar una posición antiimperialista. Jaramillo Giraldo y Piedrahita se rebelaron contra el sector reaccionario y orientaron a su partido por un nuevo camino. En diciembre de este año, durante el IV Congreso Nacional de la ANAPO, en el cual Jaramillo fuera elegido director nacional del Partido, dijo que su propósito era “iniciar ya una política de estrecho entendimiento con todas las fuerzas revolucionarias de Colombia para luchar contra el imperialismo yanqui, contra el feudalismo colombiano y contra los grandes monopolios”. No obstante que desde 1973, como consecuencia de un accidente, José Jaramillo había perdido la vista, continuaba en la batalla.
Convocado por la nueva dirección anapista, en febrero de 1977 se realizó el I Foro Nacional de la Oposición Popular y Revolucionaria, que diera origen al Frente por la Unidad del Pueblo, FUP. En la clausura, Jaramillo expresó su convicción de que se trataba de un momento histórico, y exhortó al combate a los militantes de todos los sectores políticos allí reunidos. El 15 de junio del mismo año tuvo lugar el II Foro, que consolidó el Frente y proclamó la candidatura presidencial de Jaime Piedrahita Cardona. En su emocionada intervención, Jaramillo Giraldo celebró las luchas antiimperialistas, exaltó la candidatura de Piedrahita y desenmascaró el sectarismo divisionista del Partido Comunista.
Durante la campaña del FUP, a pesar de su avanzada edad y de la enfermedad que lo aquejaba, Jaramillo recorrió el país de extremo a extremo, estuvo presente en más de mil actos, y fue aclamado por las gentes del pueblo. Contagiaba su fervor revolucionario y siempre encontraba tiempo y lugar para departir con los humildes, defendiendo con vigor los ideales revolucionarios y patrióticos. En todas y cada una de estas ocasiones, el dirigente estuvo acompañado por su esposa, la valiente, fiel e infatigable Solita de Jaramillo. “Nunca he lanzado una consigna y me he quedado en casa. La he ido a defender en la plaza pública”, dijo por entonces Jaramillo a un periodista que lo entrevistó en Medellín. Y así lo estaba demostrando. Elegido concejal de Bogotá por el FUP el líder de ANAPO continuó su labor revolucionaria hasta cuando las fuerzas se lo permitieron. A mediados de 1979 su salud empeoró sensiblemente. Casi cinco meses batalló con la enfermedad que finalmente le causó la muerte. Sin embargo, desde su lecho envió al III Foro del FUP, en Pereira, su último mensaje de rebeldía, acogido por los asistentes con prolongados aplausos.
El adiós al amigo y compañero
El 6 de noviembre, en medio de banderas de la Anapo y de decenas de coronas enviadas por los partidos revolucionarios, por gentes del pueblo conmovidas por su fallecimiento, José Jaramillo Giraldo fue sepultado en el Cementerio Central. A sus exequias concurrieron dirigentes nacionales y delegados de su partido en todo el país, así como los militantes del MOIR, encabezados por su secretario general, Francisco Mosquera, y de la Democracia Popular. Ante su tumba, su compañero de tantas lides, Jaime Piedrahita Cardona, lo despidió con emocionadas palabras.
Espontáneamente, las miles de personas allí congregadas entonaron La Internacional, y gritaron en honor a la memoria del querido dirigente: ¡Viva José Jaramillo Giraldo!”.