DECLARACIÓN POLÍTICA DEL III FORO DEL FUP

La realización del III Foro del Frente por la Unidad del Pueblo implica de por sí una importante victoria de las fuerzas revolucionarias de Colombia, llamada a ejercer considerable influencia en los acontecimientos políticos del inmediato futuro. Los integrantes del FUP venimos de librar exitosas batallas contra las tendencias oportunistas que, como salida para la conformación del frente, propugnan una línea de conciliación con las posiciones oligárquicas. A ello obedece que hubiéramos podido reestructurar nuestras agrupaciones partidarias y mantener un bloque unificado que a manera de polo de atracción contribuya eficazmente a encauzar las luchas y la rebeldía del pueblo en las críticas condiciones del momento. No exageramos pues al concluir desde ya que esta espléndida y oportuna cita revolucionaria en la ciudad de Pereira repercutirá positivamente a todo lo largo y ancho de la geografía patria, en bien de la causa de los explotados y sojuzgados.

Empezamos por proclamar nuestra inquebrantable resolución de robustecer el Frente, facilitando los acuerdos con las agrupaciones y personas preocupadas en la suerte del país y dispuestas a cooperar con nosotros en la brega por rescatar la nación de las garras de los monopolios, principalmente estadinenses, y de la minoría vendida que acolita el constante e inclemente saqueo de nuestras riquezas y recursos naturales. Nunca fue tan urgente la creación de una vasta alianza de los oprimidos para frenar los abusos inauditos de sus opresores como ahora, porque tampoco había sido tan honda la crisis de la economía colombiana ni tan deplorable la situación de las clases trabajadoras.

El desbarajuste es tal, que hasta las capas menos débiles de los productores nacionales, inclinados siempre a respaldar las más aberrante determinaciones oficiales han comenzado a tornar por las últimas medidas del gobierno. La política económica del régimen se ha venido convirtiendo en una inminente amenaza de ruina para los pequeños y medianos industriales y empresarios agrícolas, es decir, para los sectores no monopolistas de la producción colombiana que a pesar de sus notables contribuciones al desarrollo, cada día se ven más y más acorralados ante la competencia externa, los créditos especulativos y el encarecimiento de insumos y materias primas. Con la contratación de nuevos y cuantiosos préstamos a la banca internacional y con la liberación de importaciones, no sólo se festinarán las divisas acumuladas durante años, sino que se seguirá hipotecando la nación y creciendo el mercado del país al imperialismo. Desde luego que los más afectados por la expoliación de los grandes consorcios son los obreros y los campesinos, los cuales se hallan roídos por el hambre y la miseria, sometidos a los peores abusos de la violencia represiva y sin la mínima esperanza de aliviar sus sufrimientos mientras imperen las presentes relaciones sociales. Todo este proceso demuestra la veracidad de nuestras concepciones acerca del frente único de liberación nacional y la urgencia que tenemos de forjarlo. A la gesta emancipadora concurrirán con sus destacamentos de combate tanto las masas laboriosas de la ciudad y el campo, como el resto de clases y estamentos democráticos y patrióticos, incluidos los burgueses nacionales con contradicciones crecientes y agudas con los monopolios imperialistas y el Estado vendepatria.

Pero creemos firmemente que el frente, por el que trabajamos sin desmayo los integrantes del FUP, ha de tener en cuenta y sacarle todo el partido a la crisis que surge de las condiciones de dominación neocolonial del imperialismo norteamericano sobre Colombia, antes que minimizarla o tratar de esconderla. De una inconsecuencia infinita han sido los grupos políticos que dizque para crearle ambiente a la unidad, optan por silenciar la causa básica que la hará posible; el sometimiento del país a los intereses y dictados de Washington.

Las calamidades públicas y, en particular, el escalonamiento represivo, la preponderancia del militarismo, la reimplantación del estado de sitio, el Estatuto de Seguridad y toda esa pesadilla de allanamientos, torturas y crímenes mil, obedece en última instancia a la postración de la nación ante los amos de la superpotencia de Occidente.

Y ese cuadro tiende a agravarse. Por ello el frente irá aglutinando progresivamente a más vastos sectores populares, a la intelectualidad revolucionaria y también a los pequeños y medianos industriales y comerciantes. Cuanta más claridad hagamos de los factores verdaderos del caos reinante, más cerca estaremos de nuestros objetivos finales. Y no al contrario, como torpemente lo calcula la oposición oportunista.

Tenemos por delante una campaña electoral que habremos de aprovechar al máximo para educar al pueblo en las ideas de la revolución, organizarlo masivamente y apoyarlo con decisión en sus múltiples batallas por el pan, la libertad y demás peticiones esenciales. Manifestamos nuestra disposición a buscar acuerdos con todas las colectividades políticas, a nivel nacional o departamental, que deseen unificar esfuerzos con el FUP en los próximos comicios en torno a unos puntos mínimos revolucionarios.

Las alianzas electorales necesariamente coadyuvarán a abrirle paso al frente único. De ahí su importancia. Por eso pondremos especial énfasis en tales acuerdos, sin vetos de ninguna especie, y abarcando obviamente a los grupos liberales y conservadores contrarios al régimen. Nuestras condiciones, lejos de ser excluyentes, despejan, en las circunstancias vigentes, el camino de la unidad del pueblo.

Recabamos un programa que recoja las más sentidas reivindicaciones económicas y políticas de las clases antiimperialista y nos oponemos a una plataforma reformista que en el fondo no puede ser más que el resumen almibarado de los planteamientos oligárquicos. Demandamos el respeto de los principios que deben regir las relaciones en pie de igualdad entre los aliados y el funcionamiento democrático de la alianza. Persistimos en el no alineamiento, o sea, que el frente no se matricule en la órbita de ningún Estado extranjero, y mucho menos en la de la Unión Soviética, como han insistido los dirigentes del Partido Comunista. En fin, las propuestas del FUP recogen las aspiraciones fundamentales del pueblo y la nación colombiana, garantizan la cohesión y el entendimiento entre las clases y fuerzas participantes de la unidad y proclaman categóricamente que la nueva república democrática y popular no sólo culminará la independencia del país del yugo norteamericano, sino que preservará la auténtica soberanía nacional contra cualquier otro intento de subyugación foránea.

Por lo demás, la difícil situación económica de las mayorías, por efecto de la inflación desbordada, el alto costo de la vida, los bajos salarios, etc., así como el recrudecimiento de la represión, colocarán a la orden del día las peleas de los explotados y oprimidos por mejores condiciones de vida y contra la militarización progresiva y cada una de las disposiciones despóticas. Expresamos la conveniencia de promover las acciones unitarias correspondientes que les permitan a las masas salir airosas de dichos combates, no obstante la escalada represiva y la completa negación de los derechos del pueblo. Preparemos las condiciones políticas para la gestación de un poderoso movimiento de protesta que le salga al paso al despotismo y permita a la revolución tomar la iniciativa a un corto plazo.

Solidaricémonos con las luchas de los obreros por los aumentos de salarios y la defensa de sus sindicatos.

Respaldemos las asociaciones y ligas campesinas que combaten por recuperar su tierra hoy en manos de la tiránica y ociosa clase terrateniente.

Apoyemos las valerosas movilizaciones del estudiantado y de la juventud en general en pro de sus derechos y de la emancipación de la nación.

Unámonos con todos los que se atreven a enfrentar al imperialismo norteamericano, que de la unión de los de abajo depende la prosperidad y la grandeza de Colombia.

Frente por la Unidad del Pueblo
Pereira, septiembre 29 de 1979

«Las propuestas del FUP recogen las aspiraciones fundamentales del pueblo y la nación colombiana, garantizan la cohesión y el entendimiento entre las clases y fuerzas participantes de la unidad y proclaman categóricamente que la nueva república democrática y popular no sólo culminará la independencia del país del yugo norteamericano sino que preservará la auténtica soberanía nacional contra cualquier otro intento de subyugación foránea».