COLOMBIA NO PUEDE ESTAR CONDENADA ETERNAMENTE A LA ESCLAVITUD Y A LA MISERIA

En noviembre de 1976, mi partido, la Alianza Nacional Popular, ANAPO, realizó su congreso nacional con el propósito de destituir la dirección reaccionaria, entreguista y conciliadora de María Eugenia Rojas de Moreno Díaz, y se designó como jefe a quien lo merecía por mil títulos, a José Jaramillo Giraldo. Desde entonces la ANAPO resolvió convocar a las masas y a los partidos de la oposición democrática, popular y revolucionaria, para que conformáramos un frente único de lucha. Fue así como en febrero y julio de 1977 se realizaron el Primero y Segundo Foros, y en este último se creó y se proclamó definitivamente este glorioso movimiento, el Frente por la Unidad del Pueblo.

Guiados por el ejemplo de compañeros llenos de coraje, como Oscar Gutiérrez y Mauricio Jaramillo, o como tantos otros luchadores que en las cárceles de la oligarquía, bajo la pezuña militar, han padecido la represión y la tortura, para acompañar sus luchas y para gritar con ellos el nombre de Colombia y el de la libertad de nuestro pueblo, hemos venido aquí, a impulsar y a continuar el proceso que conduzca la toma del Poder para el pueblo colombiano.

La Anapo revolucionaria, la Anapo consecuente con los principios del nacionalismo popular y revolucionario como una vía al socialismo, los que guardamos la memoria del caudillo, general Rojas Pinilla, decimos que la Anapo está en pie de lucha, porque la revolución nos llama y porque la mejor manera de rendirle tributo al testamento revolucionario de Rojas Pinilla es acompañando a estos otros compañeros revolucionarios del Frente por la Unidad del Pueblo.

Esta unidad queremos que se haga bajo la bandera de un programa claramente revolucionario. No un programa liberaloide. No un programa meramente reformista. No un programa oportunista. No un programa para conseguir algunas curules. Sino un programa que consulte la cólera del pueblo colombiano, que exige echar al mar a los imperialistas yanquis y aplastar a la oligarquía vendepatria.

En medio de las circunstancias azarosas que vive hoy el país, bajo la militarización del Estado y de la justicia, bajo la conversión de Turbay Ayala en un títere de las fuerzas oscuras y reaccionarias, con el pueblo que hoy asiste a este Foro revolucionario, y con quienes no pudieron asistir, con todos ellos, le estamos diciendo a Turbay Ayala, y a toda la casta militar, que no habrá armas, ni fusiles, ni cárceles, ni torturas que puedan detener a estos combatientes que se han decidido por la libertad.

No nos intimidará pues que la oligarquía amenace con afianzar y reforzar el Estatuto de Seguridad, un estatuto infame y fascista cuyo único objeto ha sido el de reprimir a los proletarios y no combatir a los bandidos y a los delincuentes. En la Cámara de Representantes yo tuve la oportunidad de enrostrarle al ministro de justicia que nos dijera el nombre de un solo mafioso, de un contrabandista, de un cocainero, de un especulador, de un acaparador, de uno de los delincuentes de cuello blanco, de los hampones de las finanzas, de los hampones de levita, que esté en las cárceles. No hay ninguno porque todos estos delincuentes cuentan con la complicidad del gobierno y de los jueces del ejército. Y además porque son socios de Turbay Ayala y de Camacho Leyva.

Queda pues demostrado que no nos chantajean ni la represión ni las amenazas. Y lo que es más importante, que el pueblo colombiano ha perdido la apatía y ha perdido la indiferencia para decidirse a luchar por la conquista del Poder con el ejemplo victorioso del pueblo de Nicaragua, donde hasta las mujeres y los niños levantaron los machetes y las escopetas y las herramientas; y con el coraje que da luchar por la propia patria cuando se tienen la razón y la verdad, derrotaron y expulsaron al tirano Somoza y al imperialismo yanqui que lo apoyaba. ¡Sí se puede derrotar a la oligarquía y al imperialismo norteamericano! ¡Sí se puede lograr el triunfo del pueblo! ¡Colombia no puede estar condenada eternamente a la esclavitud y a la miseria! ¡Colombia no puede estar siempre destinada al saqueo infame de la potencia yanqui! ¡Tampoco puede permanecer sin remedio bajo la dictadura de una casta corrupta e incapaz! ¡No hay Somoza que dure cien años y no habrá oligarquía colombiana que dure también cien años! El Frente por la Unidad del Pueblo convocará y aglutinará a las mayorías colombianas y las dotará de una conciencia revolucionaria y de un nivel político que serán más poderosos que los cañones y los fusiles de los opresores.

A reforzar, pues, el Frente por la Unidad del Pueblo, destacamento de los patriotas y de las gentes que queremos una Colombia democrática, soberana y libre, único instrumento que consagra la liberación social y política de nuestra patria.