Después de 55 días de paros y movilizaciones en que participó la abrumadora mayoría de los 14.800 trabajadores, el Sindicato de Telecom salió adelante en sus fundamentales aspiraciones y coronó con éxito el delicado conflicto alrededor del pliego petitorio. El acuerdo con la empresa estatal, suscrito el 16 de enero, fue respaldado en forma casi unánime por las bases y por las organizaciones de ingenieros y técnicos.
El Partido Comunista, por conducto de sus federaciones sindicales y con el apoyo de sus aliados de la extrema izquierda, ha pretendido orquestar a nivel nacional la acusación de que el arreglo firmado por Sittelecom no sólo representa una entrega sino que legitima el irrisorio aumento del 10 por ciento impuesto por el régimen contra los servidores del Estado. Toda esta tempestad en un vaso de agua busca en el fondo endilgarle a la tendencia sindical orientada por el MOIR la responsabilidad de allanarle el camino a la política antiobrera de Belisario Betancur. Según esta lógica, si los trabajadores de Telecom no hubieran Mimado su convención y hubieran resistido solos hasta las últimas con secuencias, habría desaparecido como por ensalmo el tope antedicho y la clase obrera colombiana no estaría hoy bajo el asedio inclemente de las medidas oficiales. Pero sólo a muy pocos despistados se les escapa que el país atraviesa por una tremenda crisis económica, en la cual tanto los monopolios imperialistas como los explotadores intermediarios recomponen su cuota de ganancia mediante el recorte de los magros ingresos de los trabajadores. ¿Quién ignora que el incremento de los impuestos indirectos, el alza en las tarifas de los servicios públicos, la eliminación de subsidios, la disminución real de las remuneraciones de las masas laboriosas, obedecen a las exigencias del Fondo Monetario Internacional que el régimen del «cambio con equidad» ha venido aplicando paulatina y obedientemente, aunque afirme de manera demagógica que se resiste a ello?
La pregunta es entonces: ¿por qué el proletariado en Colombia no ha podido responder aún con la suficiente cohesión y firmeza a esta ofensiva mancomunada de sus expoliadores, como sí lo ha hecho en otros países de América Latina? ¿Por qué el gobierno de Belisario Betancur, tan lleno de contradicciones, se muestra muy envalentonado y muy seguro al imponer el tope del 10 por ciento? Cual si supiera de antemano que no fuera a tener mayores tropiezos con ciertas dirigencias sindicales, vivamente interesadas en salvaguardar la deteriorada imagen del señor presidente en el marco del gran diálogo y demás entendederas con las autoridades, llevados a cabo en aras del fementido proceso de la pacificación.
Para el mamertismo y sus amigos resulta la mar de fácil ocultar su estrecha colaboración con Belisario Betancur alegando que la arremetida económica contra las fuerzas del trabajo no es propiciada por éste sino por la ultraderecha del gobierno, y sobre todo, que al Sindicato de Telecom le cae la culpa histórica por no haber echado atrás los arbitrarios decretos presidenciales. De tal manera que los traidores son los dirigentes obreros del MOIR, que han peleado a brazo partido contra el Ejecutivo actual desde el 7 de agosto de 1982, y no quienes con su coqueteo sistemático con el primer mandatario han creado las condiciones políticas para que la administración pueda imponer sus desafueros. Lo irónico de toda esta tragicomedia es que el Sindicato de Telecom, al que el régimen quiso convertir en escarmiento de sus baladronadas, además de no caer en la trampa, burló hábilmente el límite del 10 por ciento. Oigamos lo que nos dice al respecto Heberto López, presidente nacional de Sittelecom: «Se encontró una salida que nos ha permitido rebasarlo en cerca del 7 por ciento, si se mira el arreglo en su conjunto. En el sector de los estatales, tan sólo Acotv y Sittelecom pudimos suscribir convenios por fuera del decreto oficial, comparables a convenciones colectivas de trabajo. Al resto de entidades les fue impuesto unilateralmente el 10 por ciento».
TR:¿Cuáles fueron las conquistas obtenidas en el aspecto económico?
Heberto López: A más del 10 por ciento de incremento salarial, extensible a profesionales y técnicos, se crea un Fondo de Vivienda con 300 millones de pesos de capital inicial, en el que cada uno de los trabajadores tendrá una cuenta personal de ahorros. La empresa deberá aportar a dicha cuenta una suma igual a la que ahorra el trabajador. Tales cuotas, que oscilarán entre el 5 y el 10 por ciento del sueldo, se constituyen de hecho en un ingreso efectivo.
Además, hubo incremento del subsidio de alimentación para los operarios de Bogotá y Cartagena, lo cual guarda incidencia salarial, y la sobrerremuneración de diciembre se elevó de 20 a 25 días para todo el personal. Lo anterior nos permite calcular el promedio del aumento en 16.38 por ciento.
TR: ¿En qué radica el mayor logro de la negociación?
Heberto López: La conquista del régimen disciplinario bilateral, perdido en 1982 por sentencia del Consejo de Estado. No está de más recordar que, ante semejante atropello, la junta directiva de entonces, conformada mayoritariamente por quienes ahora nos sindican de traición, adoptó una actitud pasiva. En la asamblea, al aprobarse el pliego, se votó por entera unanimidad -y recalco, por unanimidad, sin que hubiera una voz discordante- centrar la discusión del pliego en el punto de la carrera administrativa, incluido el régimen disciplinario. A este respecto, Sittelecom da el parte de victoria: el acuerdo entre empresa y sindicato prevé la implantación de comités bilaterales para casos de sanción y despido, y una carrera administrativa especial, distinta a la ya establecida por Betancur en el Decreto 583.
TR: ¿Qué significa en concreto tal reivindicación?
Heberto López: Al trabajador se le brindan de nuevo garantías de defensa. Cuando la empresa esté dispuesta a despedir a un trabajador, debe primero exponer el caso ante un comité paritario obrero patronal, en el cual las dos partes habrán de sopesar las pruebas y descargos. Si no hay consenso en dicho comité, queda el trabajador con el recurso de apelar ante un segundo comité paritario. Es una forma de contener, posibles desmanes.
Y en cuanto a la carrera administrativa, el convenio suscrito representa un avance. El Decreto 583 del gobierno, sobre carrera administrativa, no garantiza la estabilidad. Por el contrario, al imponer las pruebas de aptitud, con la consiguiente interinidad de los cargos, deja un arma en manos del gobierno para dar justificación a las destituciones que se vienen llevando a cabo. Nosotros demandamos que se pactara un régimen de ascensos, condicionado a que el trabajador de las telecomunicaciones quedara inscrito automáticamente en la carrera administrativa, lo cual lo libra de la resbaladiza exigencia de los exámenes de aptitud y también de la interinidad.
TR: ¿Cómo acogieron los trabajadores el convenio?
Heberto López: Puedo afirmar que el 95 por ciento de los trabajadores han expresado su respaldo. Es apenas lógico. Durante las etapas del conflicto se aplicó siempre una política de unidad no sólo con las organizaciones de ingenieros y técnicos sino también con las fuerzas minoritarias que se mueven dentro de Sittelecom. No hubo tarea que no fuera acordada por consenso.
TR: Usted habla de un 95 por ciento. El otro 5 por ciento ¿qué posición adoptó?
Heberto López: El mamertismo arguye que el acuerdo de Sittelecom desmovilizó al sector estatal. Tal afirmación carece de piso. Durante un mes, desde el 17 de diciembre, Sittelecom realizó asambleas diarias de cuatro horas en todo el país, mítines en las 1.600 oficinas de la empresa y continuas marchas por las calles de las principales ciudades. La agitación no se detuvo ni siquiera en los días 24 y 31 de diciembre. Durante dicho lapso, Fenaltrase, que hoy nos acusa de haber roto el frente de lucha, no le brindó a nuestro conflicto ni un boletín de apoyo. Es bien sabido que a sus sindicatos filiales les fue impuesto el decreto oficial del 10 por ciento, que los cogió desmovilizados, días antes de nuestro arreglo. Su única respuesta al atropello ha sido un paro de dos horas, que contó con nuestro respaldo. ¿Era correcto y lógico subordinar la suerte de nuestras peticiones al combate anunciado por el comité ejecutivo de la mencionada generación, nunca se vio? Somos nosotros los que podemos con sobrada razón acusarlos a ellos por negligencia en la defensa de sus afiliados.