(Extractos)
Diego Betancur
«Hoy venimos a reafirmar nuestro compromiso con el pueblo colombiano tras más de tres lustros de ardua brega, en que hemos forjado la fisonomía inconfundible de esta corriente revolucionaria que representa los anhelos libertarios de las masas y cuyo esclarecido jefe es nuestro entrañable camarada Francisco Mosquera.
«Descubrir las causas y explicar nuestras soluciones a la profunda crisis que estremece la estructura de la sociedad colombiana es uno de los principales objetivos de esta batalla, máxime si tenemos en cuenta que casi todas las fuerzas políticas de Colombia, desde la derecha hasta la extrema izquierda, coinciden en hacer una radiografía más o menos descarnada de los efectos, de lo que se ve a primera vista, de la crisis, pero no atinan por más que se esfuercen o porque no les conviene descifrar el acertijo.
«La crisis actual se manifiesta con particular intensidad en la industria. Proliferan los concordatos, las quiebras, los cierres de fábricas, el descenso de las ganancias, los altos índices de endeudamiento de las empresas, la caída de las ventas, la baja utilización del equipo industrial instalado como consecuencia de la competencia foránea y el contrabando, y la ruina de las empresas estatales.
«Entre 1970 y 1982 hubo 394 concordatos. En el solo mes de diciembre de 1982 el promedio fue de 60 por semana. Algunos de los publicitados concordatos y quiebras son los de Fabricato, Tejidos Única, Pepalfa e Hilanderías Nacionales, todos en este año. El sector textil es el más afectado del conjunto de la industria. A diferencia de periodos anteriores, esta crisis tiene un carácter general, ya que perjudica también a la gran industria además de la pequeña y la mediana. De las 20 empresas más poderosas del país, en 1982 seis tuvieron pérdidas, cuatro disminuyeron sus ganancias con respecto a 1981 y el resto experimentó crecimientos ligeros. La más rentable fue Bavaria y la rama con menos problemas es la cervecera. Las que perdieron fueron Coltejer, Acerías Paz del Río, Avianca, Fabricato, Colmotores y Tejicóndor, con 5.640 millones de pesos en pérdidas totales de casi 20.000 millones de pesos de capital, es decir, el 25% de su capital total.
«Otro grave problema es que los empresarios trabajan con plata ajena, con capital de los bancos, lo que permite un alto grado de endeudamiento con intereses confiscatorios, precipitándose así cambios en la propiedad básica de las empresas hasta el punto de que los medios de producción continúan nominalmente en manos de los industriales, pero de hecho están bajo el control de los círculos monopolistas del sistema financiero.
«Un perfil sobresaliente de la caótica situación es el marcado descenso de la producción agropecuaria. Las inagotables penurias de los pequeños y medianos productores del campo se derivan de tres factores: 1) La permanencia del régimen terrateniente y de las formas atrasadas de producción; 2) la continuidad en las importaciones de excedentes agrícolas de Estados Unidos, y 3) el conjunto de la política estatal para el agro colombiano.
«Hasta los comentaristas económicos más melifluos coinciden en señalar que la principal arteria del desangre de la economía nacional es el servicio de la deuda externa. Existe el peligro de que repitamos los descalabros de la mayoría de los países latinoamericanos a través de los créditos de proveedores interesados a toda costa en contratar empréstitos a cortísimo plazo y en condiciones más onerosas, como el que suscribió recientemente el gobierno en Londres por 225 millones de dólares.
«Las empresas de servicios públicos quiebran de rebote, constreñidas por las agencias prestamistas a elevar las tarifas, tal como quedó demostrado hace unas semanas cuando el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, en despacho noticioso desde Washington para El Tiempo, advierten con acrimonia a los países del llamado patio trasero que «deberán soportar con resignación alzas onerosas en los servicios públicos y esperar tres largos años más el inicio de la reactivación económica». Palabras imperiales que se lleva el viento porque las gentes, unas veces espontáneamente y otras siguiendo consejos de nuestros militantes, consideran insoportables los incrementos, no se resignan y organizan paros cívicos de protesta airada o pacíficos, que cuentan y contarán con la simpatía y el apoyo franco y decidido del MOIR.
«Condimentar las viejas recetas oficiales para presentarlas digeribles al grueso público es trabajo que les compete a los voceros de las banderías tradicionales. A nuestro Partido, que es lo nuevo, le corresponde el papel de denunciar el sistema imperante, las propuestas y soluciones de la minoría gobernante que apuntan a mantener unas reglas del juego injustas, impuestas a1 pueblo por la tradición de los años, y proponer cambios radicales que de una vez por todas pongan las cosas en su sitio.
«En esta campaña electoral que apenas despega habremos de llenar con nuestras razones al país, abundar en explicaciones a las masas ilusionadas o confundidas para convencerlas con infinita paciencia de la justeza de nuestro programa nacional y democrático.
«Defenderemos a capa y espada la consigna de la liberación nacional del yugo norteamericano; persistiremos en apoyar la lucha de los campesinos por la tierra; batallaremos sin descanso por los derechos del pueblo de Bogotá y de Colombia; combatiremos a los representantes de las dinastías liberales y conservadoras.
«Llamamos a todos los liberales y conservadores del pueblo a que echen abajo los centenarios valladares impuestos por la oligarquía a sus anhelos de emancipación. Exhortamos a las gentes progresistas a descartar a los falsos revolucionarios. Todavía es de noche en nuestra patria, pero el sol de los pobres de esta tierra calienta ya en nuestros corazones. Pongámonos de pie para saludarlo».