PERSECUCIÓN EN TERMINAL DE BARRANQUILLA

Con un cese repentino de labores, los obreros del Terminal de Barranquilla lograron el 5 de abril, en menos de 12 horas, la libertad de Manuel Cogollo, Anuar Nader y Diego Rodríguez, presos por el F-2 bajo la falsa sindicación de robo. Minutos después de que se divulgara la captura, Nicolás Martínez, José Acuña y César Fontalvo, dirigentes de Sindeoterma y Sinbranave, movilizaron a centenares de portuarios hacia el cuartel interno de policía y reclamaron la inmediata liberación de los detenidos, quienes regresaron a sus puestos de trabajo a las 9 de la noche. La policía le achacaba a Cogollo, Nader y Rodríguez, vigilantes de carga, la desaparición de un embalaje asegurado en 3 millones de pesos.

Se pasan de vivos
A comienzos de su mandato, López creó la policía portuaria con el supuesto propósito de vigilar los terminales marítimos. Desde esa época decenas de agentes ocupan las instalaciones del puerto barranquillero. Disponen de guarnición y de numerosos vehículos, y están facultados para intervenir en los problemas laborales y sancionar a los trabajadores. El 15 de marzo llegó a los muelles una caja sellada, que fue depositada frente al puesto de policía, bajo custodia del F-2. En la madrugada del domingo 19 de marzo, mientras la casi totalidad de los obreros hacía uso del festivo, el cargamento desapareció misteriosamente. Días después, la empresa inició investigación contra los responsables de carga ya mencionados, pero estos comprobaron que no estaban laborando al momento de producirse el ilícito.

Mientras que en torno de los verdaderos responsables se hace un silencio extraño, la policía portuaria continúa acusando a los trabajadores de los frecuentes robos y perfecciona sus métodos de persecución. Directivos sindicales denunciaron que, en varias ocasiones, los agentes han disparado contra braceros y estibadores, como ocurrió en diciembre de 1977.