Un grupo del Partido Comunista revisionista trató infructuosamente de sabotear la importante manifestación que el Frente por la Unidad del Pueblo realizó en el Parque Colón de la ciudad de Cúcuta, el pasado 21 de octubre.
Días antes de efectuarse el acto, Julio César Pernía, el nuevo compañero de la UNO, imprimió y distribuyó un pasquín titulado “David”, del que figura como director, en donde se persiste en la andanada de calumnias contra nuestro Partido y el FUP. Lo más revelador es que el libelo está financiado con avisos oficiales de la Empresas Municipales y de la Lotería de Cúcuta.
Posteriormente, los dirigentes de la UNO soltaron su jauría con la orden de estropear la propaganda que invitaba a la concentración del FUP y de agredir a nuestros activistas. Se dedicaron a embardunar con aceite quemado los avisos que no pudieron tapar o desgarrar.
El día de la manifestación, ensoberbecidos por el gran número de personas que concurrió a pesar del persistente torpedeo, los mamertos mezclaron a su chusma entre los asistentes, con el propósito de romper el acto. Empezaron provocando a las masas con gritos injuriosos y empujones. Como esto les faltara, lanzaron varias veces consecutivas un cable mojado contra las cuerdas de la luz, privando momentáneamente del fluido eléctrico al sector. Ni aun así lograron su torvo cometido. Entonces, en el límite del desespero, desataron una cobarde pedrea contra manifestantes y oradores.
Ante este último desafuero, los militantes del FUP, firmemente apoyados por el pueblo, hicieron poner pies en polvorosa a los vándalos, lo que permitió la culminación exitosa del mitin.
Hechos similares a los anteriores, que seguiremos denunciando sistemáticamente, han venido sucediendo en diferentes partes del país, evidenciando en esta forma la consigna de la dirección del Partido Comunista de formar grupos de choque para desencadenar la violencia contra el FUP, en un vano intento por atajar nuestra campaña electoral revolucionaria.
Estos procedimientos dejan al desnudo una vez más la tendencia del Partido Comunista a degenerar en una secta socialfascista, a medida que aumenta la crisis de su política de división y traición. Mientras se muestra vacilante ante el régimen de López, envenena a su militancia con el más hirsuto sectarismo contra los partidos y sectores revolucionarios. A la larga, sólo logrará ganarse el repudio de las mayorías populares, forjadoras de la nueva Colombia, quienes sabrán sancionar a los saboteadores y vendepatria.