La nota característica del 14 de septiembre en Antioquia la constituyó la parálisis generalizada que afectó en mayor o menor medida a todo el departamento. Pasando por encima de la cruel represión desatada en esta sección del país y acatando la orden de cese impartida por las centrales CSTC, CGT, UTC y CTC, las masas obreras de las distintas ramas de la producción atendieron los múltiples frentes de lucha. En Turbo el gobierno implantó el toque de queda pero no consiguió apagar la rebeldía. Y así en otras partes en donde las medidas oficiales solo lograron avivar las llamas prendidas desde el amanecer del miércoles del Paro Cívico Nacional.
Todos pusieron su grano de arena
La masacre de una decena de personas, las heridas propinadas a innumerables manifestantes y la captura de varios centenares de dirigentes y activistas del movimiento sindical y de los partidos de izquierda, tampoco pudieron evitar que en Medellín la protesta se sintiera en todo su rigor. La capital antioqueña vio quebrantada completamente la normalidad de fábricas, transporte, comercio, servicios, educación y demás actividades cotidianas. Las gentes de los barrios esparcieron por vías y arterias adyacentes troncos, rocas, llantas incendiadas, botellas rotas, grapas y la infalible tachuela. Todos los sectores sociales oprimidos y discriminados pusieron su grano de arena. Por ejemplo, un automotor fue incendiado en la zona de Santacruz, frente a una iglesia, y cuando los piquetes armados acudieron al lugar encontraron a la multitud congregada ante un sacerdote que explicaba la conveniencia del movimiento.
En Aranjuez, las llantas ardieron en cada esquina y la autopista Medellín-Bogotá quedó taponada por los residentes de Moravia y Zamora. Cosa igual sucedió con las rutas hacia el noroccidente y sureste antioqueños. Incontables invasores de Santo Domingo ocuparon la carretera de Medellín a Guarne, desplegando pancartas del Frente por la Unidad del Pueblo, FUP. En el corregimiento Machado dos radiopatrullas huyeron ante el apedreo organizado por los campesinos. En la Central Mayorista no se subastó una sola tonelada de alimentos y el aeropuerto Olaya Herrera canceló la mayoría de los vuelos.
Hombro a hombro con los insumisos
Proletarios de numerosas factorías salieron a las calles a exteriorizar su repulsa al régimen, y los maestros, en huelga desde el 22 de agosto, intensificaron sus reclamos. Varias reuniones comunales se convirtieron en mítines contra López Michelsen. La Juventud Patriótica, JUPA, participó hombro a hombro con los insumisos en el cumplimiento de la batalla general, tal como lo había consignado públicamente en una asamblea general de estudiantes celebrada en la Universidad de Antioquia. El 15, el estudiantado del Liceo Antioqueño se enfrentó con atrevimiento a la policía resultando heridos a bala cinco jóvenes. Ese mismo día más de 4 mil educadores desfilaron y se concentraron en la Plazuela Nutibara y el 16 su sede sindical fue allanada por segunda vez en un mes.
Víctimas del mandato represivo
Con premeditada sevicia, la fusilería gobiernista disparó contra los habitantes de los suburbios de Medellín. En El 12 de Octubre, luego de violentar la puerta, un soldado descargó su arma sobre Mercedes Chica Colorado, una joven e indefensa mujer embarazada, quien murió poco después. En otros lugares se informó que por lo menos seis personas perecieron bajo el fuego oficial.
Encarcelados dirigentes revolucionarios
Los uniformados detuvieron al militante de nuestro Partido Alfonso Calderón, del Comité Regional, y Marlie de Valencia, secretaria del Sindicato de Vicuña, cuando repartían volantes de la ANAPO y el MOIR llamando al paro.
Por idénticas razones se privó de la libertad a los moiristas Apolinar Muriel en Yarumal, Alberto Arroyave en Urabá, Antonio López y Basilio Calazans en Puerto Berrío y, en Bello, a José López, de la dirección del Sindicato de Jornaleros Agropecuarios de Antioquia.
E
l compañero Álvaro Bedoya fue condenado a 60 días de prisión por el alcalde de Turbo. Darío Acevedo, presidente del Comité de Lucha por la Unidad Sindical, CLUS, y Héctor Vásquez, tesorero del Sindicato de Polímeros, también arrestados el 14 de septiembre, recibieron penas por 180 días.
Cuando cumplían una representación, agentes de Itagüi apresaron a Eduardo Cárdenas y Carlos Valencia, del Pequeño Teatro de Medellín, integrantes del frente artístico del MOIR, acusados de «ridiculizar al gobierno».