En la noche del 6 de junio Mompós se vio iluminada, no por las plantas eléctricas, sino por miles de velas que centellaban en las puertas y ventanas y por centenares de antorchas que ardían en manos de las gentes, que recorrían las calles iniciando el paro al grito de “¡Agua, luz y carne!”.
Sin amedrentarse por las emboscadas que la policía tendió esa noche, ni por la detención de más de 25 personas, incluido el dirigente popular Faisal Jalilie, la Plaza de la Libertad se repletó a la mañana siguiente para escuchar las denuncias de los dirigentes del paro, que rememoraron la contribución valerosa de los momposinos a la gesta emancipadora del siglo pasado. El alcalde respondió con una nueva embestida de bala y gases que no impidió que, por 36 horas más, el pueblo se mantuviera combatiendo.
“El pueblo momposino ha identificado claramente a sus enemigos y sabe que este movimiento no es más que el comienzo de una gigantesca batalla que habrá de barrer con la explotación, la miseria y el engaño de la oligarquía liberal-conservadora”, señala un comunicado emitido por el Comité por la Unidad del Pueblo de la localidad.