Mil doscientos trabajadores fueron despedidos del Ingenio Bengala en lo que constituye la primera etapa del plan escalonado mediante el cual la Asociación Nacional de Cultivadores de Caña, Asocaña, pretende descargar sobre los hogares proletarios las consecuencias de la crisis que, como una secuela más de la dominación imperialista sobre nuestro país, afecta a la industria azucarera.
La familia Caicedo, punta de lanza de los explotadores del Valle del Cauca, aportó su cuota arrojando a la calle a 1.300 de los combatientes de la heroica huelga de noviembre de 1975 en Riopaila. Y los magnates del dulce anuncian que su intención es marginar del trabajo a un total de 12.000 obreros en el plazo de unos pocos meses, obligando así a la masa desarrapada del cañal a quitar el pan de la boca de sus hijos para que las manos blandas de ocio de unas pocas familias sigan amasando fortunas. ¡Esta es la lógica de los bandidos del gran capital!
Sin embargo, la resistencia de la clase obrera ya se ha hecho sentir a lo largo y ancho de 127.000 hectáreas sembradas de caña y en todos y cada uno de los ingenios azucareros. El pasado 1º. de mayo, cada pueblo del departamento fue escenario de una manifestación de rechazo a los despidos masivos escalonados y de repudio al mandato lopista, que ha sumido al pueblo en una miseria aún mayor, condenándolo al hambre y a la indigencia.
Frente a la voracidad del gobierno y los patronos, los cañales del Valle se convertirán en escenario del combate de los trabajadores azucareros. Como lo destaca un comunicado del MOIR en Palmira, «el pueblo entero, hastiado de explotación, sorteará las enormes dificultades de la hora presente y hará germinar entre los desechos del viejo orden la patria gloriosa de iguazos y peones, de campesinos y de gentes sencillas».