Las organizaciones, partidos, fuerzas y sectores participantes en el Primer Foro Nacional de la Oposición Popular y Revolucionaria, manifiestan ante el pueblo su decisión unánime de luchar por la victoria de la revolución colombiana y por la realización de todos los puntos de su programa de lucha; declaran que trabajaran conjuntamente en la tarea de esclarecer en la conciencia de las masas trabajadoras la necesidad de derrocar a sus enemigos, el imperialismo norteamericano y las oligarquías liberal-conservadoras; afirman la voluntad de contribuir a la unificación del pueblo en un solo frente de lucha que garantice el triunfo contra los explotadores; y señalan que la exigencia de la hora presente impone a todas las fuerzas revolucionarias, populares y democráticas del país, coordinar los esfuerzos para enfrentar unitariamente la política reaccionaria, antipopular y antinacional del actual gobierno y de sus aliados.
Saqueo y represión de la dictadura lopista
Esta es una hora crítica para todos los sectores populares de Colombia. Nos enfrentamos a una emergencia económica y social, promovidas por las clases que detentan el poder. La minoría privilegiada que maneja el Estado está demostrando que su única función es la de administrar las gigantescas ganancias de los imperialistas norteamericanos y de la gran oligarquía explotadora, industrial y terrateniente, garantizando el orden público que esos pulpos necesitan, mediante la brutal represión de los justos reclamos del pueblo.
En el último año la inflación alcanzó la cifra sin precedente del 27 por ciento, en tanto que los salarios se mantuvieron virtualmente congelados. Un millón de trabajadores se encuentra sin empleo. Otro millón tiene apenas ocupaciones ocasionales, con salarios infrahumanos. Diez millones de compatriotas se debaten en los límites de la marginalidad. Cifras incalculables de niños abandonados, de mujeres prostitutas, de gentes enfermas que carecen de atención, de familias sin techo y sin abrigo, conforman el cuadro dramático de la actual sociedad colombiana.
Todo esto es obra del sistema económico y social, que ha logrado su más alto refinamiento bajo el gobierno del señor Alfonso López Michelsen. El actual Presidente de la República, que ascendió a la Primera Magistratura cabalgando sobre el engaño y la mentira, le ha demostrado a nuestro pueblo que nada debe esperar de las oligarquías, López ha colmado, con exceso, las esperanzas de los enemigos del pueblo, imperialistas extranjeros y explotadores nativos. Impuso una Reforma Tributaria que esquilmó hasta lo imposible el bolsillo de los sectores populares. Redujo impuestos a los grandes pulpos financieros. Aumentó los gravámenes a los pequeños y medianos industriales. Encareció el crédito, protegiendo a los especuladores del dinero. Convirtió en ley el atraso en el campo, mediante el engendro de la aparcería. Legalizó el saqueo de los recursos naturales y de nuestras estratégicas riquezas, mediante el régimen de asociación de capitales entre el Estado oligárquico y los monopolios imperialistas. Levantó la bandera de la conciliación entre los países oprimidos y las grandes potencias capitalistas que oprimen a los pueblos del mundo.
Asumió para Colombia el más cuantioso endeudamiento externo que gobierno alguno haya contraído en toda la historia del país. Aseguró las más fabulosas ganancias a los grandes empresarios nacionales y extranjeros. Garantizó más de 1.000 millones de dólares de reservas para respaldar las operaciones de los grandes explotadores capitalistas.
Paralelamente, reprimió con saña feroz los reclamos del pueblo trabajador. Agredió sin descanso los derechos de reunión, expresión, movilización, protesta y huelga.
Recortó el derecho de contratación colectiva de la clase obrera. Persiguió a los maestros, a los trabajadores bancarios, a los estudiantes, a los obreros y a los campesinos. Durante su gobierno, decenas de dirigentes campesinos e indígenas han sido asesinados en los campos de Colombia, sin que haya esclarecido ni un solo de estos crímenes. Convirtió a los alcaldes en jueces, con potestad para mandar a la cárcel a quienes protestan contra su régimen. Arrastró a estudiantes e intelectuales hasta los Consejos Verbales de Guerra. Desalojó barrios enteros, a culata y a palo, para beneficio de los pulpos urbanizadores de los cuales él y sus empleados son socios y accionistas.
La represión oficial, durante este mandato, segó las vidas de estudiantes en Montería, Bucaramanga, La Dorada, Medellín, Armenia, Bogotá y otras ciudades; asesinó a obreros de Riopaila; masacró a dirigentes populares en los paros cívicos de diversas regiones; estableció campos de concentración y tortura contra los campesinos de Cimitarra, Urabá, e implantó un virtual estado de guerra preventiva en vastas áreas del territorio nacional.
Corrupción y caos
Como símbolo de la voracidad de la clase dominante, este periodo ha sido el más rico en peculados, chanchullos, inmoralidades, sobornos y todas las variantes de la corrupción y la venalidad. Jefes locales y seccionales de los organismos secretos, complicados en él trafico de drogas y en el contrabando; altos generales de las Fuerzas Armadas, sobornados con los dineros de la Lockheed, y uno de ellos condecorado por el Primer Mandatario en vísperas del proceso; el buque escuela de la Armada Nacional, convertido en transporte internacional de cocaína; validos y familiares del Primer Gobernante, beneficiados por los planes e inversiones de obras públicas; e innumerables casos de chantajes, sobornos, tráficos de influencias, serruchos y mordidas en la administración pública, retratan de cuerpo entero a este gobierno que ostenta, por añadidura, el record más alto de discursos sobre moralidad administrativa.
Hospitales paralizados, universidades, escuelas y colegios cerrados por falta de financiación, o por razones de “orden público”; extensas zonas de ciudades y poblaciones sin transporte urbano adecuado, sin servicio de luz ni de agua potable; una continua política de alzas en los artículos de consumo popular, en los precios de la gasolina, en las tarifas de transportes y servicios públicos; un gobierno que ha unificado, en contra de los intereses de las mayorías nacionales, a todos los patronos de la ANDI, la ANIF, Fedemetal, Fedegan, etc.; un régimen que ha proyectado, como culminación de su política de despojo a la clase obrera, el nefasto “salario integral” que significa la eliminación de las prestaciones a los trabajadores, a cambio de un ilusorio y fugaz aumento del jornal; todos estos elementos forman parte de la radiografía de un gobierno que pretende convertir definitivamente a Colombia en una especie de Taiwán latinoamericano, en el paraíso de los grandes inversionistas extranjeros y locales, que acumulan fabulosas ganancias a costa del hambre de una clase obrera súper-explotada.
Rebeldía popular contra atentados oficiales
No podía faltar, en ese cuadro de la política antipopular y antinacional del régimen lopista, el descarado intento de darle ropaje jurídico e institucional a la más brutal represión. Superando los momentos más negros del Frente Nacional, López Michelsen perfeccionó el Estado de Sitio con decretos, reglamentaciones y medidas que no tienen antecedentes en la historia de nuestro país; y ahora pretende, mediante la monstruosa farsa de la “Pequeña Constituyente”, incorporar a los mecanismos de la justicia ordinaria las prácticas sumarias, persecutorias y antijurídicas de los Consejos Verbales de Guerra, institucionalizando la negación del derecho, las condenas a los inocentes y los procesos fraguados que la opinión pública ya conoce y que el pueblo entero ha repudiado.
Nada tiene pues de extraño que más y más sectores de colombianos estén cobrando conciencia real del carácter del gobierno del López, y que su prestigio vaya irremediablemente cuesta abajo. Las luchas populares, obreras, campesinas y estudiantiles, emergen y se desarrollan con creciente unidad y conciencia. Los vendedores ambulantes resisten las embestidas del régimen. Los petroleros, vanguardia en la lucha antiimperialista, van ganado el apoyo y la solidaridad de amplias capas de la población. Los maestros se aprestan a derrotar el llamado “Estatuto Docente”, engendró cavernícola del régimen que busca entrabar los ascensos, facilitar despidos y traslados arbitrarios, perpetuar las injustas condiciones salariales y limitar aún más los derechos sindicales. Los trabajadores del ICSS continúan en la lucha por el reintegro de los despidos, rechazando la reforma administrativa y la clasificación como empleados públicos que implica la amputación de los derechos de organización y de la estabilidad laboral. Muchos otros sectores obreros, como los portuarios y trabajadores de carreteras, se suman al torrente de lucha que se levanta contra el actual régimen. En los campos se reanima el combate, y los campesinos pobres demandan la solidaridad para su resistencia contra los terratenientes, contra la represión oficial, y para la lucha por la tierra y por los derechos democráticos. También la juventud se moviliza contra los planes del gobierno, contra la Reforma Educativa y contra las medidas represivas del régimen.
El Primer Foro de la Oposición Popular y Revolucionaria saluda combativa y solidariamente las luchas populares que se desarrollan actualmente y las que se avecinan en este periodo; declara que las respalda incondicionalmente, que contribuirá a impulsarlas, y que adoptará las políticas necesarias para que se libren coordinadamente, golpeen juntas y obtengan la victoria; expresa sus propósitos de unidad a todos los grupos, partidos, fuerzas y personas que luchan al lado del pueblo contra el imperialismo, contra la oligarquía y contra el actual gobierno; y manifiestan su más completa solidaridad con los pueblos de América Latina, Asia y África, que luchan por la emancipación nacional, contra la dominación extranjera y por la construcción de una nueva sociedad.
Alerta ante nuevos engaños
Las organizaciones, partidos, fuerzas y sectores participantes en el Primer Foro de la Oposición Popular y Revolucionaria, consideran indispensable alertar al pueblo colombiano sobre los planes del imperialismo norteamericano en la actual coyuntura. Bajo la máscara de una “nueva política”, adornada con la demagogia de la nueva administración de Jimmy Carter, se oculta la estrategia concebida por los grandes monopolios internacionales, y aplaudida sin pudor alguno por la oligarquía colombiana. Se trata, fundamentalmente, de postergar mediante negociaciones sin término las justas reivindicaciones del hermano pueblo panameño sobre la zona del canal; de distraer a los pueblos latinoamericanos mediante la conocida treta de “cambiar algunas cosas para que todo siga igual”, y de ajustar los mecanismos de asociación entre las grandes empresas multinacionales y los estados oligárquicos, perfeccionando aún más el sistema de la explotación y el saqueo imperialista.
El plan reaccionario del régimen lopista no es ajeno a estos propósitos. La Reforma Laboral, el Estatuto de los Partidos, la Reforma Electoral, y el conjunto de cambios propuestos a través de la llamada “Pequeña Constituyente”, forman parte de una política estratégica que busca reajustar las reglas del juego del sistema para perpetuar la dominación oligárquica e imperialista sobre nuestra nación y nuestro pueblo.
Candidato único revolucionario
En el marco de esta situación, someramente esbozada, habrán de realizarse las elecciones parlamentarias y presidenciales de 1978, mediante las cuales los dos partidos tradicionales de las clases dominantes designarán a los continuadores de su larga obra de explotación de las masas populares y de entrega del país al dominio extranjero. Las dificultades por las que atraviesa el campo de la reacción para unificar sus candidaturas presidenciales, el creciente desprestigio del gobierno y la manifiesta impopularidad de quienes hoy se perfilan como presuntos candidatos del liberalismo y del conservatismo que el país identifica con la mediocridad, el manzanillismo y los más turbios negocios, son condiciones indudablemente favorables que las fuerzas de la revolución pueden y deben aprovechar al máximo, unificando sus esfuerzos y marchando juntas a las elecciones de 1978, del mismo modo que a todas las batallas populares.
Las organizaciones, partidos, fuerzas y sectores que participan en el Primer Foro de la Oposición Popular y Revolucionaria, entienden con claridad que las elecciones no son la vía para alcanzar el Poder; saben que el Poder se consigue mediante la revolución. No alimentan ninguna ilusión a este respecto, Pero comprenden que en las actuales condiciones del país, y teniendo en cuenta el incipiente desarrollo de las fuerzas de la revolución y la relativa fortaleza de sus enemigos, los partidos y fuerzas enfrentados al régimen y el sistema deben aprovechar las campañas electorales para denunciar a los responsables de los males que afligen a nuestro pueblo, difundir ampliamente su programa revolucionario y elevar la conciencia política de las masas explotadas. Por eso insisten en la necesidad de que todas las agrupaciones de la izquierda colombiana se presenten a las próximas elecciones presidenciales con un candidato único, propio, comprometido en un programa común, y escogido mediante el procedimiento que se considere más democrático, con el respaldo general de una única gran coalición de fuerzas revolucionarias y de oposición.
Por todo lo anterior, los participantes en este Foro resuelven unánimemente:
1). Pugnar por la formación de un solo Frente de Lucha contra el régimen, que permita coordinar, a nivel nacional, a todos los sectores populares, políticos y sindicales, entorno a las siguientes tareas:
a) Lucha general contra el estado de sitio y contra la represión. Por la defensa y ampliación de las libertades democráticas.
b) Lucha nacional por aumento general de salarios. Solidaridad activa contra los trabajadores petroleros, con los maestros, con los vendedores ambulantes y con todos los sectores populares, obreros y campesinos en sus combates reivindicativos. Defensa y ampliación de los derechos sindicales.
c) Lucha nacional unificada contra la “Pequeña Constituyente”.
d) Lucha nacional unificada contra la Reforma Educativa, la Reforma Laboral, la Reforma Administrativa, El Estatuto Docente, el Proyecto de Estatuto de Partidos Políticos y la Reforma Electoral. Enfrentar y detener la ofensiva reaccionaria del gobierno en todas las esferas de la vida nacional.
e) Organización unificada a nivel nacional de la jornada del Primero de Mayo.
f). Solidaridad afectiva, unificada y coordinada con las luchas de los pueblos hermanos de América Latina, Asia y África; en especial, con la reivindicación panameña de soberanía sobre el Canal Interoceánico; con la resistencia del pueblo chileno contra la dictadura de Pinochet; con los heroicos combatientes de las masas argentinas, uruguayas y bolivianas que hoy luchan por el derrocamiento de las dictaduras que las oprimen; con el pueblo brasilero y todos los pueblos latinoamericanos en su lucha por las libertades democráticas y por la emancipación nacional y social.
2°) Trabajar por la unidad de la clase obrera y del movimiento sindical colombiano, del movimiento popular, del movimiento campesino y del movimiento estudiantil, en base a organizaciones sólidas, combativas, clasistas y revolucionarias, impulsando y difundiendo en su seno los siguientes planteamientos básicos:
a) La necesidad de la transformación revolucionaria de nuestra sociedad, conquistando la independencia nacional la plena soberanía, los derechos fundamentales del pueblo explotado y trabajador, emprendiendo el sendero hacia el socialismo.
b) La necesidad de elevar la conciencia política de las masas, esclareciendo el papel fundamental de la vía revolucionaria como requisito indispensable para la toma del poder.
3) Trabajar consecuentemente para el logro de un candidato único de la Oposición en las elecciones presidenciales de 1978, haciendo un llamado a todas las fuerzas de la izquierda en torno a este objetivo, de acuerdo con las siguientes bases:
a) Establecimiento de mecanismos democráticos y reglas de juego operativas que permitan la selección común de dicho candidato único.
b) Amplia discusión de los principios programáticos comunes que garanticen la unidad de las fuerzas populares, revolucionarias y de oposición en torno a objetivos comunes de corto, mediano y largo plazo, que recojan coherentemente
todos los anhelos populares.
c) Adopción de formas organizativas que aseguren la continuidad del trabajo unitario más allá de la coyuntura electoral.
4) Constituir, a nivel nacional, una COMISIÓN PERMANENTE POR LA UNIDAD DEL PUEBLO, según las normas democráticas que este Foro apruebe, encargada de poner en ejecución y cumplimiento los acuerdos aquí adoptados, y con el mandato expreso de ampliarse y fortalecerse mediante la incorporación, en igualdad de condiciones, de todas las organizaciones sociales, populares, políticas, sindicales y personas, que compartan los planteamientos y objetivos expresados en la presente declaración.
5) Hacer un llamado al Partido Comunista, la Unión Revolucionaria Socialista, la ANUC y demás sectores políticos y gremiales que no se hicieron presentes a este Foro pero con los cuales aspiramos a conformar en la coyuntura actual un sólo frente de lucha contra el imperialismo y las oligarquías opresoras.
Por la ALIANZA NACIONAL POPULAR
Germán Gutiérrez Arroyo
Julio César Pernía
Jaime Jaramillo Panesso
Por la ANAPO SOCIALISTA
Carlos Toledo Plata
Carlos Vidales
Por el MOVIMIENTO OBRERO INDEPENDIENTE Y REVOLUCIONARIO (MOIR)
Marcelo Torres
Otto Ñáñez
Por el MOVIMIENTO AMPLIO COLOMBIANO (MAC)
Gilberto Zapata Isaza
Jorge Regueros Peralta
Por los COMITÉS DEMOCRÁTICOS POPULARES REVOLUCIONARIOS
Avelino Niño
Jorge Rodríguez