Popayán, febrero 17 de 1977
Señores
Doctores
Jaime Piedrahíta Cardona y José Jaramillo Giraldo
Bogotá
Muy distinguidos amigos:
Reciban un fraternal saludo revolucionario.
Me refiero a su mensaje telegráfico de 16 del presente mes, por medio del cual me invitan a participar en el Encuentro Nacional Unitario de las fuerzas de oposición.
Por hallarme físicamente imposibilitado para asistir, les expreso mi plena solidaridad con los grandes objetivos de lucha que habrán de salir de la histórica reunión. Nunca antes en Colombia ha sido tan urgente buscar la organización de un gran movimiento de todas las gentes oprimidas, que exigen la unidad para vencer a quienes vienen explotando en forma inhumana al pueblo colombiano. En los campos, en las ciudades y aldeas, a todos los niveles, la gente que trabaja busca afanosamente organizarse y marchar firmemente unida hacia la conquista efectiva de todos sus derechos.
Ante la gravedad de la situación económica y social que padecemos, estamos en el deber ineludible de prestar toda nuestra colaboración, hasta las últimas consecuencias, para que logre integrarse el gran movimiento que todos deseamos. Es preciso deponer egoísmos, posiciones sectarias, pequeñas diferencias de poder que nada significan ante la realización de los más altos fines que perseguimos. Nada tenemos que esperar de las clases dominantes, unidas ya firmemente por encima de los falsos rótulos políticos que solamente les sirven para engañar al electorado. El hambre, la miseria, la ignorancia, el caos social, la inmoralidad total en la administración pública, en toda la escala del poder, exigen que el pueblo se ponga en marcha, dirigido honestamente, con decisión y valor absolutos, para salvar a Colombia en esta hora de crisis total. Quien se niegue a colaborar en esta batalla por la patria estaría traicionando no solamente a la sociedad en que vive sino también a sí mismo, pues el capitalismo en su carrera desenfrenada va devorando sucesivamente todas las capas sociales.
Deseo vivamente que este histórico encuentro de todas las fuerzas de izquierda, sea el principio de la gran revolución que Colombia entera exige.
Fraternalmente,
Álvaro Pío Valencia