UNIDAD ANTE ARREMETIDA DE LOS BANCOS

El sector financiero ha sido consecuente impulsor de la política neoliberal agenciada por el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, primer beneficiario de la apertura y ariete para la recolonización de nuestro país. De 1990 a 1997, en aplicación de la reforma financiera y ayudado por la reforma laboral de Gaviria, el gobierno adecuó el sector bancario para que los grandes financistas extranjeros encontraran entidades saneadas, listas para recibirlos y que se prestaran a la política de expansión mundial.

La llegada a los bancos colombianos de capital español obedece, por un lado, al modelo neoliberal de apertura económica impuesta por el imperialismo norteamericano. Y por el otro, a que los dos colosos ibéricos, el Banco Bilbao Vizcaya, BBV, y el Banco Santander, libran una contienda ante la proliferación de oficinas y la saturación del mercado en la madre patria. En consecuencia, ambos conglomerados decidieron salir a respirar otros aires, tras la meta, declarada con excepcional franqueza por ellos mismos, de «explotar» este mercado y «obtener mayor rentabilidad para sus accionistas».

Los grandes grupos nacionales no tardaron en reaccionar, fortaleciéndose principalmente Luis Carlos Sarmiento con el grupo AVAL, y el «sindicato antioqueño» con la fusión del Banco de Colombia y el Banco Industrial Colombiano en Bancolombia.

Estas circunstancias, unidas a las altas tasas de interés, a la insolvencia de los deudores, a la recesión generalizada y al encarecimiento de la deuda externa, condujeron rápidamente a la quiebra de los bancos pequeños, de algunas Corporaciones de Ahorro y Vivienda, cooperativas y compañías de financiamiento comercial. Se tendió igualmente un cerco alrededor de la banca oficial, en detrimento del BCH y, principalmente, de la Caja Agraria.

Los trabajadores, por su lado, fueron directamente afectados por esta embestida del capital foráneo y su sed de pingües ganancias. Fueron reestructuradas las plantas de personal, se incrementó su inestabilidad y se violaron más descaradamente las convenciones colectivas en puntos tan vitales como escalafón, vivienda y salarios, entre otros. A lo cual se suman la prolongación de la jornada de trabajo y otra serie de arbitrariedades.

Promoviendo el Pliego Político Unificado, los sindicatos se ven abocados a fijar posición sobre temas tales como planes de fomento, margen de intermediación, control de la inversión extranjera, política fiscal, reforma financiera y banca central. Y en el plano laboral: sistema de contratación, jornada de trabajo, seguridad social, contratación colectiva por rama y despido de empleados. Reivindicaciones que contribuyen a la agitación, a la educación de los trabajadores y a contener la masacre laboral. Mención especial merece la condena al confiscatorio UPAC.

En el momento actual, tanto ACEB como UNEB, Sintracreditario, Sintrabancol, Astraban, Anebre y Fenasibancol deben realizar esfuerzos para crear el sindicato único con el fin de defender con mayor eficacia los intereses de los trabajadores, y como herramienta para enfrentar la arremetida.

Es de particular importancia que el Frente Intersindical Bancario, respaldado por las centrales y apoyado por los trabajadores, rechace la reforma financiera y laboral y el Plan de Desarrollo pastranista, y saque adelante el Pliego Político Unificado y la lucha por salvar a la Caja Agraria.