LA REBELDÍA ESTUDIANTIL AGUDIZA LA CRISIS DEL GOBIERNO

Exitosas las tareas programadas por el Encuentro Nacional de Emergencia

El campamento “Alexis Omaña”, conjunto de carpas levantado el 17 de noviembre en los predios de la Universidad Nacional, constituyó la primera respuesta del movimiento universitario al cierre de las residencias impuesto por el gobierno. Cerca de 3.000 estudiantes desalojados de sus habitaciones el 16 de octubre en el curso de un arbitrario allanamiento, anunciaron que construirán campamentos similares en los próximos días, al tiempo que repudiaron cualquier tipo de fórmula que conlleve el abandono de la lucha por la reapertura de las resistencias. Paros, marchas, manifestaciones y asambleas se cumplieron con pleno éxito en el resto del país durante los días 15, 16 y 17 de noviembre en desarrollo de las Jornadas Nacional de Lucha propuestas por el Encuentro de Emergencia de finales de octubre. Consecuente con las resoluciones de este evento, la asamblea general de estudiantes de la Universidad Nacional se negó por abrumadora mayoría a propiciar la “normalidad académica” hasta tanto no sean reabiertas las residencias, liberados los detenidos y limpiados de tropa los predios universitarios. Igual posición aprobó el Encuentro Nacional de profesores de la misma institución docente, que concluyó: “Hay que señalar que la Universidad no puede estar en normalidad mientras las residencias estén cerradas y vigiladas por la tropa. La presencia de la tropa en cualquier lugar de la Universidad es una provocación abierta por parte del gobierno.

Un encuentro ampliamente unitario

El 30 y 31 de octubre se reunió en Bogotá el Encuentro Nacional Estudiantil de Emergencia con delegados del Bloque Socialista, Unión Revolucionaria Socialista, Comandos Camilistas, Liga Obrera Comunista, Unión Comunista Revolucionaria, Espartaco, Ruptura, Movimiento Camilista (M-L), Comités de Trabajo Socialistas, Activistas Marxistas–Leninistas–Maoístas, Partido Socialista de Cúcuta y al Juventud Patriótica (JUPA) del MOIR, así como representantes de los Consejos Estudiantiles de las Universidades de Antioquia, Nariño, Caldas, Nacional de Manizales, Tecnológica de los Llanos, Surcolombiana de Florencia, Libre del Socorro, Facultad de Ingeniería Química de la Universidad del Valle, Veterinaria y Agronomía de la del Tolima, Medicina de la Libre de Barranquilla, Ciencias de la Educación de la Libre de Cúcuta, Federación de Estudiantes de La Tecnológica de Pereira. Audesa de Santander y numerosas organizaciones de masas de secundaria. El Encuentro de Emergencia rechazó la reforma educativa lopista y la reestructuración de la Universidad Nacional. Acordaron asimismo las fuerzas participantes realizar una jornada nacional de lucha durante los días 15, 16 y 17 de noviembre, la cual resultó exitosa.

Fracasa la reforma lopista

López aspiraba con la reestructuración a culminar la cruzada antidemocrática iniciada por los gobiernos anteriores. La presencia militar en la Universidad Nacional es el reconocimiento implícito del fracaso de esa política, impuesta durante el allanamiento del primer semestre de 1976, con sus cinco estatutos coercitivos y despóticos. Fracasado el invento de los “rectores democráticos” establecido sobre los pilotes de la reforma educativa imperialista, las únicas alternativas que le quedaban al gobierno no eran la clausura y la militarización de los claustros. “Lo que naufragó en consecuencia”, sostuvieron dirigentes de la JUPA, “fue la ilusión que el gobierno abrigaba de someter el estudiantado a sus oscuros designios, por medio demagógicos”.

A estas alturas, muchas universidades no han logrado cumplir su ciclo lectivo. Quedarán eliminadas a escala nacional, con la supresión del Bienestar Universitario, las residencias y cafeterías. El déficit de los centros de educación superior que dependen del Estado supera los $2.000 millones. La U. Nacional ha sido cerrada y allanada tres veces en el curso del “mandato de hambre”. El gobierno clausuró también en los últimos meses la UIS, las Universidades de Caldas, de Cartagena, de Nariño, Francisco de Paula Santander y Pamplona. El 17 de noviembre, la policía arremetió contra centenares de alumnos de la Incca de Bogotá, quienes protestaban por el aumento de matrículas y una serie de reglamentaciones antiestudiantiles. La mayoría de las universidades publicas, entre ellas la Distrital de Bogotá y la de Córdoba, se hallan al borde de la parálisis. Sin embargo, el gobierno, que pretende privatizar toda la enseñanza, se niega a sostenerlas económicamente. En cambio, extrae de su cubilete la gastada tesis de la autoendeudamiento externo y del alza en las matrículas.

Un sistema antidemocrático de enseñanza

Lideres estudiantiles denunciaron que el singular sistema de educación que López añora instituir en Colombia tiene logros concretos: 20 jóvenes asesinados en el corto lapso de dos años y medio; 22 estudiantes condenados por consejos de guerra en Medellín apenas de arresto que oscilan entre los 30 y los 180 días; 500 alumnos y 40 catedráticos expulsados del Liceo Bolívar de Cartagena; centenares más destituidos en Cúcuta y Pamplona, Valledupar, Codazzi, Aguachica, Ariguaná y otras ciudades intermedias; numerosas universidades y colegios cerrados por problemas de financiamiento y todo lo anterior sin hacer referencia a la escandalosa alza de las matrículas.

Avanzar en oleadas

Por espacio de una semana, desde el 8 de octubre, oleadas de estudiantes saltaron con arrojo a las calles de Medellín, reviviendo episodios de las grandes movilizaciones de comienzos de este decenio. Una manifestación efectuada en Yopal el 30 de septiembre para exigir el reintegro de varios compañeros expulsados del único colegio de Casanare, congregó a millares de personas. En otras poblaciones como Piedecuesta, El Doncello, El Banco y Santa Rosa de Cabal, significativas batallas libradas por la población remarcaron el papel destacado del movimiento juvenil de secundaria en las luchas populares. Asimismo, Bucaramanga y Manizales tuvieron en el estudiantado un contingente de avanzada cuando sus calles fueron escenario de heroicas jornadas en meses pasados. Presentes en los trances decisivos en que se jugó la suerte de las reivindicaciones de las masas, millares de muchachos enriquecieron su experiencia y capacidad de lucha. Como lo subrayó la JUPA, “ondean hoy, plenas de vigor, las banderas patrióticas y democráticas del Programa Mínimo de 1971, producto de la más grande movilización estudiantil que jamas haya presenciado el país. Las filas de la juventud antiimperialista se engrosan día a día con nuevos destacamentos”.

Al Encuentro de Emergencia, que marcó un nuevo punto de partida en el combate por la defensa de los derechos democráticos de estudiantes, profesores y trabajadores, se abstuvo de asistir la Juventud Comunista (JUCO). Después de adherir a los acuerdos durante el Encuentro, sin haber hecho objeciones, la URS, el Movimiento Camilista (M-L), Ruptura y los Activistas M-L-M, se retiraron días mas tarde de la comisión coordinadora alegando “diferencias tácticas”.

“El movimiento universitario derrotará
el chantaje de sumisión o plomo”.

Intervención del camarada Uriel Ramírez, secretario general de la Juventud Patriótica, ante el Encuentro Nacional Estudiantil de Emergencia, de octubre 30 y 31 del presente año.

“El Encuentro aglutina a los sectores organizados más esclarecidos del estudiantado, a importantes organizaciones de masas y a las fuerzas políticas revolucionarias. Quienes cumplimos con el compromiso de estar presentes en este acto, lo hicimos por respeto a los estudiantes detenidos, a los estudiantes sometidos a la reforma educativa y a la reestructuración, a los estudiantes cuyas universidades fueron cerradas.

Todas las fuerzas políticas aquí presente estamos de acuerdo en señalar la crisis del gobierno oligárquico proimperialista de López. La caracterizan el estancamiento de la economía, la corrupción generalizada, el desprestigio de los dos partidos tradicionales y de sus dirigentes. Y en medio de esa crisis, avanza arrolladora la lucha del pueblo y se desarrolla su proceso de unificación.

Qué participación le corresponde al estudiantado dentro de estas luchas y en este proceso de unificación? Qué tipo de acuerdos unitarios debe tomar este Encuentro Nacional de Emergencia? La reforma educativa lopista no es nueva: la gran burguesía y los grandes terratenientes, ligados al imperialismo norteamericano, siempre han pretendido recordar los derechos democráticos de organización, movilización y participación en las decisiones que tocan con la política educativa. Está amenazada la existencia misma de la universidad publica. El gobierno busca solucionar caos financiero aumentando las matriculas y suprimiendo el Bienestar Estudiantil. Pero lo que ha fracasado en la Universidad es la reestructuración. López quiere una universidad sumisa y como no lo logra, la atropella con la fuerza publica o la cierra. Por eso, todo cierre indica la incapacidad de este gobierno para someter al estudiantado, que es antiimperialista y ya se desgajó del control de los partidos tradicionales. Por eso las fuerzas políticas para impulsar las tareas de combate, así al principio no existan las óptimas condiciones organizativas, ante la carencia de una federación nacional estudiantil. El acuerdo es para impulsar las tareas de lucha contra la reforma educativa lopista. Este Encuentro sirve de caldera para atizar la lucha de clases y en esa forma agudice. La juventud Patriótica está de acuerdo con las tareas propuestas anteriormente y se compromete a poner de su parte todos los esfuerzos para materializarlas y llevarlas a la práctica”.