Nada detuvo el justo movimiento de los médicos La batalla contra la clasificación continua.
Quemada en la hoguera del movimiento medico, María Elena de Crovo, de quien dos años antes se había aseverado que era “la figura más prestigiosa del viejo MRL”, tuvo que renunciar a su cargo y hacer mutis por la puerta trasera. El paro alcanzaba una de sus victorias significativas.
Cuando el gobierno bipartidista dio a conocer, el 26 de agosto, el acuerdo 632, tal vez no calculaba la resistencia que ofrecerían, en defensa de los derechos de huelga, organización y contratación colectiva, más de 7.000 profesionales y 6.000 trabajadores de base del Seguro Social. El lunes 6 de septiembre estalló el paro del ICSS, que pasará a la historia como uno de los más sonoros bofetones que sector alguno de las masas le haya propinado al “mandato de hambre”.
Un radical y beligerante paro
En todo el país, miles de profesionales se sumaron al movimiento desde su inicio. Delegados de la Asociación Medica de Antioquia que pasaron revista a 82 remotos puestos de salud rurales constaron con sus propios ojos la pujanza del paro en ese departamento. Algunas sociedades científicas, como la Asociación Colombiana de Médicos Siquiatras, acordaron “trasladar sus fondos, en su totalidad, al Fondo de Solidaridad del Comité Intersindical”. Hasta los propios médicos del Hospital Militar, quizás el único que sólo vio interrumpidas sus labores en forma esporádica, testimoniaron su “respaldo absoluto”.
De acuerdo con informaciones del Comité Intersindical, más de 500 organizaciones obreras, comprendidas CSTC, CGT, Fecode, Fedepetrol, Anuc, Fenasintrap, Aceb y Sittelecom, participaron en la Primera Jornada de Solidaridad con los Trabajadores de la Salud que culminó el 1º de octubre. La misma Ministra de Trabajo, a despecho de sus invectivas contra el paro, palpó con sus propias manos el peso de la fraternidad obrera. En apoyo a los médicos, los trabajadores de Inravisión afiliados a ACOTV, rehusaron filmar el 9 de septiembre la intervención de la señora Crovo por la cadena estatal de televisión y la agresiva ministra, con los crespos hechos, se vio obligada a recurrir a una empresa privada.
El compañero Eduardo Arévalo Burgos, presidente de Asmedas, resumió la firmeza de los huelguistas, al anunciar el 22 de septiembre en la Plaza de Bolívar ante millares de manifestantes: “Este es un movimiento ilegal por una bandera justa”.
Los partidos políticos de izquierda y las fuerzas democráticas se pronunciaron a favor del paro. El Comité Ejecutivo Central del MOIR publicó el 12 de septiembre un comunicado de apoyo suscrito por su secretario general, Francisco Mosquera.
Amargo trance para las camarillas
Tulio Cuevas en el Consejo Directivo del ICSS votó la clasificación a favor. Asimismo las camarillas directivas de UTC y CTC conformaron el único sector sindical que condenó abiertamente el paro medico. Pero éste no sólo arrinconó al gobierno, sino que le hizo pasar un trance amargo a las momias dirigentes, quienes quedaron aisladas por completo. Las federaciones más importantes de la UTC, Utracun y Utraval, se vieron sacudidas por agudos fraccionamientos internos.
La campaña de la hipocresía
Mientras fuerzas de la policía tomaban por asalto las clínicas del ICSS en varias ciudades del país, un clima sensiblero invadía las páginas de la gran prensa. Tan hipócrita actitud fue sazonada con buena dosis de macartismo: “Sujetos extremistas se apoderaron del paro”, denunciaba el 20 de septiembre un periódico de la capital con miras a predisponer a la opinión publica en contra de los médicos. Se divulgaron toda suerte de cifras amañadas y mendaces para mostrar las supuestas fortunas que ganaban en el Seguro Social los profesionales de la salud. 250 dirigentes y activistas fueron despedidos durante los primeros diez días del movimiento. Sin embargo, ni calumnias ni intimidaciones surtieron efecto. Por el contrario, a medida que pasaban los días, el paro atraída a nuevos sectores.
“Este es apenas el preludio”
Después de 52 días de huelga, el Comité Intersindical ordenó el lunes 25 de octubre el reintegro de los combatientes a sus puestos de trabajo, sobre la base del mantenimiento del régimen contractual, la vigencia de las convenciones colectivas, el reintegro de los destituidos y algunas garantías contra futuras represalias. Se aclaró que se trataba de una “tregua de seis meses”.
Acosado por múltiples dificultades, López había tenido que ceder finalmente, en una alocución televisada tímida y conciliadora.
En ambiente de fiesta, médicos y trabajadores se presentaron a laborar el martes. “Los derechos democráticos se defienden por las vías de hecho, en la calle y combatiendo”, proclamaban las pancartas. Un dirigente de Asomeva dijo emocionado: “Aunque soy godo, voy a cantar La Internacional”. Muchos de los dirigentes del paro fueron cargados en hombros y paseados por los corredores de los hospitales, mudos testigos del radical combate.
La lucha de los trabajadores del Estado contra la Reforma Administrativa desde el Paro Nacional Patriótico de 1970, no ha tenido descanso. En su tiempo, los compañeros de EE.PP, de Medellín, Emcali, Sena, Incora, Telecom, Ministerio de Hacienda, portuarios, ferroviarios, maestros y empleados judiciales, bancarios y médicos residentes, han levantado con firmeza las banderas antiimperialistas y democráticas. La coalición burgués–terrateniente proimperialista no ha podido aplicar en este campo ninguna de sus medidas sin que brote como un torrente la impetuosa protesta de la clase obrera. El paro de los médicos, parte entrañable de las luchas del pueblo colombiano, fue un grandioso movimiento contra la Reforma Administrativa y por la defensa de los derechos democráticos de los trabajadores del Estado.
Y como lo señaló el Comité Intersindical: “es apenas la primera batalla de muchas que tendremos que librar en el futuro. La tarea del momento es defender la unidad y luchar porque se cumplan los acuerdos. Hay que alertar a los profesionales y trabajadores del ICSS contra la inminente clasificación”.
Habla Arévalo Burgos
Para TRIBUNA ROJA, el principal dirigente del movimiento medico emitió los siguientes conceptos sobre la Reforma Administrativa: ”Concretamente nosotros creemos que la Reforma Administrativa, que se gestó durante mucho tiempo pero que nadie se había atrevido a llevar a la practica y que la hicieron en virtud de facultades extraordinarias concedidas durante la administración del Dr. Carlos Lleras, es completamente regresiva y represiva”.
Refiriéndose a las camarillas de la UTC y CTC, agregó Arévalo Burgos: “Uno de los efectos imponderables del paro es el desprestigio total de las centrales tradicionales. Yo creo, francamente, que quienes tengan conciencia de clase trabajadora no pueden seguir creyendo en las directivas de estas centrales obreras”.
Finalmente concluyó: “Creo definitivamente que este paro ha marcado realmente un hito extraordinario en las relaciones entre los trabajadores de este país. Y es la proletarización de los profesionales colombianos, quienes logramos una intima unidad con el resto de las clases trabajadoras, porque nosotros debemos comprender que no somos más que otros trabajadores, quizá calificados, pero al fin y al cabo iguales a los asalariados de los sectores de productividad como de los sectores de servicios”.