EL MOIR BATALLA SIN TREGUA EN EL CONCEJO DE BOGOTÁ

Expresidente y presidenciables exministros y candidatos, exalcaldes y aspirantes a burgomaestre, exfuncionarios distritales y pretendientes a cargos en el gabinete ministerial, hasta exreinas de belleza, lanzaron los partidos tradicionales en enconada rebatiña por ocupar las bancas del cabildo de la capital. Dada su importancia política y el botín burocrático que representa para los partidos liberal y conservador, éstos le han dedicado siempre la mayor importancia al Concejo de Bogotá. Pero, no obstante la presencia de los jerarcas de la coalición gobernante, el Concejo se hallaba, según palabras de El Tiempo “en jaque”, debido a la combativa labor de los concejales de la oposición.

En 1976, Carlos Bula Camacho, concejal del MOIR, junto con los concejales de la oposición, transformó el Concejo de la capital en terreno de enconados debates que sembraron la confusión y la división en las filas enemigas. Ante su ofensiva, los editorialistas de la gran prensa liberal y conservadora se rasgaron las vestiduras y fustigaron a sus compinches, llamándolos vanamente al orden. El Siglo acusó “el desfallecimiento más profundo”, y la existencia de “una angustiosa sensación de vacío, de desamparo, de que puede haber llegado el momento de la irredención” por la aparición en la corporación distrital de la voz revolucionaria de Carlos Bula, quien se yergue sin vacilación contra el orden putrefacto de explotación y opresión del imperialismo, la gran burguesía y los grandes terratenientes.

Llamado a la Unidad

El 3 de agosto, Carlos Bula, formuló ante el Concejo los principios que guían nuestra actividad en dicha corporación, al explicar la constancia que dejó junto con la concejal del Movimiento Amplio Colombiano (MAC), compañera Margoth Uribe de Camargo.

Bula remarcó la voluntad del MOIR de llegar a acuerdos con los partidos de la oposición para adelantar la defensa conjunta de las reivindicaciones de las masas. La oposición radical a la administración distrital fue asimismo subrayada por el compañero Bula, quien, además, anunció su lucha contra todas las componendas político–burocráticas que los partidos tradicionales realizan contra el pueblo.

Por el derecho al trabajo

El 3 y el 18 de agosto, los vendedores ambulantes realizaron manifestaciones frente al Concejo. Tras la insistencia de la bancada de la oposición se pudo escuchar a sus voceros. Carlos Bula, quien con Mario Upegui, concejal del Partido Comunista, había citado al Secretario de Gobierno Distrital, denunció a la administración por atentar a través del esquirolaje contra las auténticas organizaciones gremiales de los vendedores, por confiscar sus mercancías y vitrinas, y por negarles las licencias de funcionamiento mediante la imposición de requisitos imposible de cumplir, así como por demarcar como zonas prohibidas precisamente las calles comerciales de la ciudad. El concejal del MOIR dijo que el gobierno distrital, al no ofrecerles otras alternativas de trabajo, quiere llevar a los 50.000 vendedores ambulantes a la miseria total. La corporación aprobó una proposición de los dos concejales para que la Secretaría de Gobierno Distrital devuelva las vitrinas y mercancías confiscadas y agilice la expedición de las licencias de funcionamiento.

Contra los negociados de Chingaza

El debate que adelantó el vocero del MOIR el 10 de agosto sobre este proyecto Chingaza, se enfiló contra la dependencia nacional del imperialismo y la corrupción administrativa. Ante el gerente de la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá, Carlos Bula demostró cómo en los contratos de empréstitos firmados con el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo para la construcción del Proyecto Chingaza, estas agencias yanquis imponen el alza gradual de las tarifas, descargando sobre los contribuyentes onerosas obligaciones. Agregó que los barcos mencionados tienen en sus manos el control sobre las operaciones e incluso sobre la designación del gerente y demás funcionarios.

Finalmente, el compañero Bula denunció el despilfarro de más de 500 millones de pesos por la Empresa de Acueducto en una serie de irregularidades cometidas en las obras del Proyecto Chingaza.

Atrás los desalojos

El 16 de agosto, Carlos Bula denunció la manera fraudulenta como las grandes urbanizadoras adquirieron extensos terrenos en la zona nororiental de Bogotá al saber de los programas de Planeación Distrital sobre la apertura de avenidas en ese sector. Comprobó que los habitantes del barrio Bosque Calderón, a quienes pretende desalojar la Alcaldía, son los auténticos propietarios, puesto que tomaron posesión del lugar en pago por prestaciones sociales hace 30 años. Añadió que los vecinos de El Paraíso, Pardo Rubio, Juan XXLLL, San Martín, Sucre y Bosque Calderón Norte se hallan en igual situación.

Autonomía en la Distrital

En las sesiones del 24 y 25 de agosto se discutió la crisis de la Universidad Distrital “Francisco José Caldas”, cuyos estudiantes habían desfilado el 5 de ese mes en demanda de fondos para cubrir el déficit del centro docente. El compañero Bula defendió: que se mantenga la autonomía de la Distrital, que el rector sea nombrado por el consejo superior universitario y no por el alcalde, que no pertenezcan a dicho consejo personas ajenas a los estamentos universitarios, y que los trabajadores del claustro no sean declarados empleados públicos y el Estado se comprometa a financiar adecuadamente la universidad y a cubrir su déficit.

Estos fueron los más importantes debates realizados durante el periodo de sesiones pasado, en los cuales el portavoz del MOIR estableció los derroteros para su batallar en defensa del pueblo de la capital. Consecuente con la oposición unitaria que ha marcado su actividad revolucionaria en el Concejo dijo: “allí donde se levante una voz digna a denunciar los atropellos contra el pueblo, allí donde haya un colombiano dispuesto a combatir, se puede contar con el respaldo firme y solidario del MOIR”.