SOBRE EL INTERNACIONALISMO PROLETARIO

“¿Puede un comunista, que es internacionalista, ser al mismo tiempo patriota? Sostenemos que no sólo puede, sino que debe serlo. El contenido concreto del patriotismo es determinado por las condiciones históricas… Somos a la vez internacionalistas u patriotas… únicamente luchando en defensa de la patria podremos derrotar a los agresores u lograr la liberación nacional, y sólo logrando la liberación nacional será posible que el proletariado y todo el pueblo trabajador conquisten su propia emancipación. La victoria de China y la derrota de los imperialistas que invaden constituirán una ayuda para los pueblos de los demás países. De ahí que, en las guerras de liberación nacional, el patriotismo sea la aplicación del internacionalismo”.

(“El papel del partido Comunista de China en la guerra nacional”, octubre de 1938).

“Para lograr una paz duradera en todo el mundo, debemos continuar desarrollando nuestra amistad y colaboración con los países hermanos del campo socialista y reforzar nuestra unión con todos los países amantes de la paz. Tenemos que conseguir a base del mutuo respeto a la integridad territorial y a la soberanía, de la igualdad de derechos y del provecho mutuo, el establecimiento de relaciones diplomáticas normales con todos los países que deseen vivir con nosotros en paz. Tenemos que prestar activo apoyo al movimiento por la liberación de Así, Africa y América Latina y al movimiento por la paz y a las luchas justas de todos los países del mundo.”

(“Discurso de apertura en el VII Congreso Nacional del Partido Comunista de China”).

“En cuanto a la política exterior, hay que atenerse con toda firmeza al internacionalismo proletario y oponerse al chovismo de gran potencia y al egoísmo nacional. El campo socialista es producto de la lucha del proletariado internacional y de los pueblos trabajadores. El campo socialista pertenece no sólo a los pueblos de los países socialistas, sino también al proletariado internacional y a los pueblos trabajadores… Las relaciones entre los países socialistas deben basarse en los principios de la independencia y la completa igualdad y en los principios del apoyo reciproco y la ayuda mutua dentro del espíritu del internacionalismo proletario. En la construcción, todo país socialista debe apoyarse principalmente en sus propios esfuerzos. Si un país socialista da rienda suelta al egoísmo nacional en su política exterior e incluso trabaja afanosamente por coludirse con el imperialismo para repartirse con él el mundo, ese país degenera y traiciona el internacionalismo proletario.”

(Pasaje citado en “Acerca del falso comunismo de Jruschov y sus lecciones históricas para el mundo”, 14 de julio 1964).

“Alguna gente considera el comercio que realiza la Unión Soviética con Alemania sobre la base del acuerdo comercial entre ambos países, como un acto de participación en la guerra que hace Alemania. También esta opinión es incorrecta, ya que confunde el comercio con la participación en la guerra. Así como no hay que confundir el comercio con la participación en la guerra, tampoco hay que confundirlo con la prestación de ayuda. Por ejemplo, durante la guerra de España, la Unión Soviética comerciaba con Alemania e Italia; sin embargo, en lugar de afirmar que ella las ayudaba en su agresión contra España. Todo el mundo decía que ayudaba a ésta en su resistencia a la agresión, porque la Unión Soviética realmente prestaba ayuda a España. Potro ejemplo: en el curso de la presente guerra chino–japonesa, la Unión Soviética comercia con el Japón, pero, en vez de afirmar que la Unión Soviética ayuda al Japón en su agresión a China, todo el mundo dice que ayuda a ésta en su resistencia a la agresión japonesa, porque así es en realidad. Actualmente, la Unión Soviética mantienen relaciones comerciales con las dos partes beligerantes en la guerra mundial, pero esto no puede considerarse como una ayuda a ninguna de ellas, ni mucho menos como participación en la guerra. Sólo en el caso de que el carácter de la guerra cambie, o sea, de que la guerra hacen uno o varios países, habiendo sufrido los cambios necesarios, se vuelva beneficiosa para la Unión Soviética y para los pueblos del mundo, será posible esa ayuda o participación de la Unión Soviética en la guerra; de otra manera, no será posible. En cuanto al hecho de que la Unión Soviética, en vista de la actitud amistosa y hostil hacia ella de los diversos países beligerantes, tenga que comerciar más o en términos más favorables con uno que con otros, no depende de ella, sino de la actitud de los beligerantes. Sin embargo, aun cuando uno o varios países adopten una actitud antisoviética, la Unión Soviética no romperá sus relaciones comerciales con esos países, siempre que no le declaren la guerra y deseen mantener relaciones diplomáticas y concluir tratados comerciales con ella, como fue el caso de Alemania antes del 23 de agosto. Hay que tener bien claro que tales relaciones comerciales no significan ayuda, ni mucho menos participación en la guerra”.

(“La identidad de intereses entre la Unión Soviética y la humanidad”, 28 de septiembre de 1939).

“Todos los reaccionarios son tigres de papel. Parecen terribles, pero en realidad no son tan poderosos. Vistos en perspectiva, no son los reaccionarios sino el pueblo quien es realmente poderoso”.

(“Conversación con la corresponsal norteamericana Anna Louise Strong”, agosto de 1946).

“He dicho que todos los reaccionarios, tenidos por fuertes, no son más que tigres de papel. La razón es que viven divorciados del pueblo. ¡Fíjense! ¿No era Hitler un tigre de papel? ¿No fue acaso derribado? También dije que el zar de Rusia, el emperador de China y el imperialismo japonés fueron todos los tigres de papel. Como saben ustedes, todos ellos han sido derribados. El imperialismo norteamericano no ha sido derribado aún y tiene la bomba atómica. Estoy seguro de que asimismo será derribado. También es un tigre de papel.

(“Intervención en la Conferencia de Representantes de los Partidos Comunistas y Obreros de Moscú”, 18 de noviembre de 1957).