Capitulo segundo del Informe del Comité Central ante el IX Congreso Nacional del Partido Comunista de China.
La presente Gran Revolución Cultural Proletaria es una gran revolución política iniciada y dirigida personalmente por nuestro gran líder el Presidente Mao en las condiciones de la dictadura del proletariado, una gran revolución en la superestructura. Tenemos por objetivo aplastar el revisionismo, recuperar la parte del Poder usurpada por la burguesía, ejercer totalmente la dictadura del proletariado en la superestructura, incluidos todos los dominios de la cultura, consolidar y fortalecer la base económica del socialismo y asegurar que nuestro país siga avanzando a pasos agigantados por el camino socialista.
En la X Sesión Plenaria del VIII Comité Central del Partido, celebrada en 1962, el Presidente Mao señaló: “Para derrocar el Poder político es siempre necesario, ante todo, crear opinión publica y trabajar en el terreno ideológico. Así proceden las clases revolucionarias, y también las clases contrarrevolucionarias”. Con estas palabras el Presidente Mao asestó un golpe certero a la camarilla revisionista contrarrevolucionaria de Liu Shao-chi. Fue justamente con el único objetivo de preparar la opinión publica para derrocar la dictadura del proletariado que esta camarilla se esforzó tan febrilmente por tomar en sus manos el campo ideológico y la superestructura, ejerció una rabiosa dictadura contrarrevolucionaria sobre el proletariado en los diversos departamentos controlados por ella y difundió también tuvimos que destruir, en primer término, su opinión publica contrarrevolucionaria con la opinión publica revolucionaria.
El Presidente Mao siempre ha concedido gran importancia a la lucha ideológica. Desde la liberación de todo el país, ha emprendido muchas campañas de critica, como la critica a la película “La vida de Wiu Sün”, a la camarilla contrarrevolucionaria de Ju Feng y la obra “Estudio sobre ‘El sueño del pabellón rojo’.” Esta vez, de nuevo fue el Presidente Mao quien condujo a todo el partido a atacar las posiciones de la burguesía donde estaban atrincheradas Lui Shao-chi y su pandilla. En su famosa tesis “¿De dónde provienen las ideas correctas?” y otros documentos, el Presidente Mao criticó el idealismo y la metafísica burgueses de Lui Shao-chi y censuró los departamentos controlados por éste, señalando que “hasta hoy, ‘los muertos’ reinan todavía” en los departamentos de arte y literatura, que el Ministerio de Cultura, “si rehusan transformarse, tiene que cambiar su nombre por el de ministerio de emperadores y reyes, generales y cortesanos, de letrados y beldades, o de extranjeros de museo”, y que el Ministro de Sanidad asimismo tenía que cambiar su nombre por “ministerio de sanidad al servicio de los señores de la ciudad”. Respondiendo al llamado del Presidente Mao, el proletariado desató la revolución primero en la ópera de Pekín, el ballet y la música sinfónica, dominios considerados por los terratenientes y la burguesía como sagrados e inviolables. Se trataba de una lucha cuerpo a cuerpo. Pese a que Lui Shao-chi y su banda recurrieron a mil y un medios para poner la resistencia y hacer sabotaje, el proletariado obtuvo al fin importantes conquistas a través de arduos combates. De este modo, nacieron una serie de espléndidas obras teatrales revolucionarias modelo y por fin se irguieron en el escenario las heroicas imágenes de obreros, campesinos y soldados. Enseguida, el Presidente Mao inició la critica a la pieza teatral “La destitución de Jai Yui” y otras hierbas venenosas, apuntando directamente contra la guarida de la camarilla revisionista –el antiguo Comité Municipal del Partido de Pekín, hermético e impenetrable “reino independiente” controlado por Lui Shao-chi.
La “Circular” del 16 de mayo de 1966, elaborada bajo la dirección personal del Presidente Mao, estableció la teoría, la línea, los principios y las políticas para esta Gran Revolución Cultural Proletaria, y constituye un gran programa para todo el movimiento. Esta “Circular” criticó a fondo el “Informe esquemático de febrero” lanzado por el cuartel general burgués de Lui Shao-chi para reprimir esta Gran Revolución y llamó a todo el Partido y al pueblo a apuntar el arco contra los representantes de la burguesía infiltrados en el Partido y prestar especial atención a descubrir a “gente tipo Jruschov” que “todavía anida a nuestro lado”. Esta fue una gran orden de movilización dada a todo el pueblo para emprender una gran revolución política. El Grupo de la Revolución Cultural dependiente del Comité Central, creado de acuerdo con la decisión de la “Circular”, ha aplicado resueltamente la línea revolucionaria proletaria del Presidente Mao.
Guiadas por la línea revolucionaria proletaria del Presidente Mao, las grandes masas revolucionarias se lanzaron al combate. En la Universidad de Pekín, se escribió un dazibao (1) en respuesta al llamamiento del Comité Central, y rápidamente se extendieron por todo el país los dazibao de critica a la ideología reaccionaria burguesa. Acto seguido, contingentes de guardias rojos surgieron en oleadas, y los adolescentes y jóvenes revolucionarios se convirtieron en valientes desbrozadores de caminos. La camarilla de Lui Shao-chi quedó desconcertada, se apresuró a lanzar la línea reaccionaria burguesa y reprimido cruelmente el movimiento revolucionario de los jóvenes estudiantes. Sin embargo, no alcanzó a ganar mucho tiempo para mantener su precaria existencia. Presidida por el presidente Mao, se celebró la XI Sesión Plenaria del VIII Comité Central del partido. En ella, se aprobó un documento programático: la “Decisión de Comité Central del Partido Comunista de China sobre la Gran Revolución Cultural Proletaria” (“Decisión de 16 Puntos”). El Presidente Mao dio a conocer el dazibao, “Cañonear el cuartel general”, en el que levantó la tapa al cuartel general burgués de Lui Shao-chi. En una carta a los guardias rojos, el Presidente Mao señaló que sus acciones revolucionarias “manifiestan la indignación y la condenación contra la clase terrateniente, la burguesía, el imperialismo, el revisionismo y sus lacayos, quienes explotan y oprimen a los obreros, campesinos, intelectuales revolucionarios y partidos y grupos revolucionarios y testimonian que se justifica la rebelión contra los reaccionarios; les expreso mi caluroso apoyo”. Acto seguido, en la Plaza Tien An Men en Pekín, el Presidente Mao recibió en 8 ocasiones a 13 millones de guardias rojos y otros integrantes de las masas revolucionarias venidos de todos los lugares del país, lo que estimulo la voluntad de combate revolucionario de todo el pueblo. Los movimientos revolucionarios de obreros y campesinos y el movimiento de funcionarios revolucionarios de las instituciones oficiales se desarrollaron con rapidez. Como ardientes llamas devorando la pradera, como millares de cañones tronando al unísono, se multiplicaron los dazibao; por todo el país retumbó la consigna: ”Se justifica la rebelión contra los reaccionarios”. Así los centenares de millones de las masas desplegaron con gran ímpetu el combate para cañonear al cuartel general burgués de Lui Shao-chi.
(1) Dazibao: carteles con que las masas hacen públicas sus opiniones.
Ninguna clase reaccionaria se retira por su propia voluntad del escenario de la historia. Cuando la Revolución tocó la parte del Poder usurpada por la burguesía, la lucha de clases se hizo más aguda. Después de la caída de Lui Shao-chi, su camarilla revisionista y sus agentes en diversos lugares, cambiando una y otra vez de táctica, lanzaron la consigna de “sospechar de todo” y “derribarlo todo”, consigna “izquierdista” en la forma derechista en esencia, con el vano intento de continuar atacando a muchos para proteger a un puñado; a sí mismo. Además, crearon divisiones entre las masas revolucionarias, manipularon y embaucaron a una parte de las masas para protegerse. Y cuando estos complots fueron destrozados por los revolucionarios proletarios, emprendieron otra frenética contra–ofensiva: la contracorriente que tuvo lugar en el invierno de 1966 y la primavera de 1967.
Esta contracorriente estaba dirigida contra el cuartel general proletario encabezado por el Presidente Mao. Su programa general se reducía a invalidar las resoluciones aprobadas por el XI Sesión Plenaria del VIII Comité Central del partido, revocar el justo veredicto sobre el ya derribado cuartel general burgués acaudillado por Lui Shao-chi y sobre la línea reaccionaria burguesa desacreditada por la critica de las grandes masas, y reprimir y vengarse del movimiento revolucionario de masas. Sin embargo, esa contracorriente fue seriamente criticada por el Presidente Mao y tropezó con la resistencia de las grandes masas revolucionarias; y logró detener el impetuoso avance de la corriente principal del movimiento revolucionario de masas.
Los repetidos zigzags y reveses en el movimiento revolucionario hicieron comprender mejor a las grandes masas la importancia del Poder. Lui Shao-chi y su banda pudieron perpetrar fechorías principalmente porque habían usurpado el Poder del proletariado en muchas entidades y lugares; allí las masas revolucionarias eran reprimidas principalmente porque el poder no estaba en manos del proletariado. En algunas entidades que aparentemente eran del sistema de propiedad socialista, la dirección real había sido usurpada por un puñado de renegados, agentes secretos y dirigentes seguidores del camino capitalista o aún estaba en manos de los antiguos capitalistas. Sobre todo, cuando los dirigentes seguidores del camino capitalista desencadenaron el siniestro viento criminal economismo contrarrevolucionario después del fracaso su complot para reprimir la Revolución son pretexto de “empeñarse en la producción” las amplias masas llegaron a comprender con mayor claridad que, sólo recuperando el Poder perdido, podría derrotar radicalmente a los dirigentes seguidores del camino capitalista. Dirigida por el Presidente Mao y el cuartel general proletario encabezado por él y con su apoyo, la clase obrera de Shanghai, que posee tradición revolucionaria, se adelantó valientemente y, unida con las amplias masas y cuadros revolucionarios, en enero de 1967 arrebató desde abajo el Poder a los dirigentes seguidores del camino capitalista dentro de los antiguos Comité Municipal del Partido y Comité Popular Municipal.
El presidente Mao sintetizó oportunamente la experiencia de la tempestad revolucionaria de enero en Shanghai y lanzó a toda la nación el siguiente llamamiento: “¡Revolucionarios proletarios, uníos para arrebatar el Poder al puñado de dirigentes seguidores del camino capitalista dentro del Partido!”. Luego, impartió otra instrucción: “El Ejercito Popular de Liberación debe apoyar a las amplias masas de la izquierda”. A continuación, el Presidente Mao sintetizó las experiencias de Jeilungchiang y de otras provincias y municipios y formuló los principios y la política para el establecimiento del comité revolucionario, en que participan representantes de los cuadros revolucionarios, representantes del Ejército Popular de Liberación y representantes de las masas revolucionarias, y que constituye una triple integración revolucionaria. Esto impulsó a la lucha por recuperar el Poder en todo el país.
La lucha de toma y contraforma del Poder entre el proletariado y la burguesía es una lucha de vida o muerte. Durante un año y nueve meses, desde la tempestad revolucionaria de enero de 1967 en Shanghai hasta el establecimiento de los comités revolucionarios del Tibet y Sinchiang en septiembre de 1968, una y otra vez las dos clases y las dos líneas midieron fuerzas en lo político; la ideología proletaria y la ideología no proletaria sostuvieron una enconada lucha, y una situación sumamente complicada hizo su aparición. Sucedió precisamente como ha señalado el Presidente Mao: “En el pasado, combatimos por el Sur y el Norte; era relativamente fácil hacer tales guerras, pues el enemigo era evidente. Esta Gran Revolución Cultural Proletaria es mucho más difícil que ese tipo de guerra”. “El problema está en que confunden los que han cometido errores ideológicos con aquellos cuyas contradicciones con nosotros son las que existen entre nosotros y el enemigo, y es difícil por un tiempo diferenciarles”. No obstante, gracias a la sabia dirección del Presidente Mao, logramos por fin superar esta dificultad. En el verano de 1967, el Presidente Mao efectuó una gira de inspección por el Sur y el Norte del río Yangtsé, y emitió instrucciones de suma importancia, que condujeron a las grandes masas revolucionarias a distinguir gradualmente las contradicciones entre nosotros y el enemigo de las existentes en el seno del pueblo y a dar nuevos pasos en la realización de la gran alianza revolucionaria y la triple integración revolucionaria y encaminaron a quienes tenían ideas pequeño burguesas hacia el rumbo de la revolución proletaria. Como consecuencia de ello, en el curso de esta lucha el enemigo quedó en desorden y las amplias masas se templaron.
El puñado de renegados y agentes secretos, de aquellos que entre los terratenientes, campesinos ricos, contrarrevolucionarios, elementos nocivos y derechistas no se han transformado, de contrarrevolucionarios activos, y de arribistas y elementos de doble faz burgueses, ocultos entre las masas, no salen a la luz sino en determinado clima. En el verano de 1967 y la primavera de 1968 semejantes elementos desataron desde la derecha y la extrema “izquierda” otro siniestro viento reaccionario de rehabilitación. Dirigieron la punta de la lanza contra el cuartel general proletario encabezado por el Presidente Mao, el Ejército Popular de Liberación y los comités revolucionarios recién nacidos, y, al mismo tiempo, incitaron a las masas a pelear entre sí y organizaron grupos conspiradores contrarrevolucionarios con el vano intento de usurpar nuevamente el Poder al proletariado. Sin embargo, al igual que su cabecilla Lui Shao-chi, este puñado de elementos malvados fueron finalmente desenmascarados. Esta fue una importante victoria de la Gran Revolución Cultural Proletaria.