Con la más feroz represión que se haya registrado en Colombia en los últimos tiempos pretende el gobierno lopista detener el movimiento estudiantil que desde enero ha venido cobrando fuerza y amplitud, así, a los consejos verbales de guerra se ha sumado una serie de decretos represivos, ocupaciones militares a término indefinido de los claustros y orden de disparar contra las manifestaciones estudiantiles.
El miércoles 31 de marzo en las horas del mediodía, y después de oscuras provocaciones, a las que respondieron enérgicamente los estudiantes, la soldesca invadió los predios de la Universidad Nacional, y provocó disturbios cuyo origen tratan en cano de atribuirle las autoridades al alumnado, que encontraba en clases. Durante la batalla que libraron los estudiantes contra la inusitada invasión militar, cayó asesinado a bala Luis Alexis Omaña García, alumnos de Zootecnia. Ante este crimen, el estudiantado bogotano redobló su decisión de lucha, y combatió con la fuerza pública hasta la madrugada del 2 de abril.
Solidaridad de Decanos y Profesores
La protesta contra estos hechos se extendió al centro de la ciudad, y contó con el decidido apoyo del alumnado de la mayor parte de los centros docentes de la capital del país. Dentro del repudio generalizado por todos estos atropellos, merece destacarse la declaración de los decanos de la Universidad Nacional, la cual respalda la “enérgica reacción defensiva de la comunidad universitaria” ante la agresión oficial, y afirma que la situación “se agrava inmensamente cuando la acción represiva atenta contra el derecho a la vida y cobra sus víctimas entre miembros del estudiantado, como acaba de ocurrir con el homicidio de Alexis Omaña que ha sumido en el luto a la institución y suscita nuestra más enérgica protesta”. Igualmente se pronunció contra los hechos de los últimos días la Asamblea de profesores de la Universidad Nacional, reunida el 3 de abril.
A nivel nacional combate el estudiantado
El peso de la represión también ha caído sobre liceo de bachillerato, INEM, institutos, politécnicos, universidades publicas y privadas en todo el país. En Medellín, el 30 de marzo fueron decretadas vacaciones en el Liceo de la Universidad de Antioquia, entidad que junto con el Tecnológico Pascual Bravo había sido allanada por la policía, y cuyos alumnos rechazaron enérgicamente la represión. La Universidad Pontificia Bolivariana continúa en paro desde el 3 de marzo contra el alza de matrículas, y sus estudiantes han desafiado toda clase de amenazas de las directivas. Hay en Medellín más de 30 estudiantes detenidos, a 7 de los cuales ya se aplicó el decreto 528.
En Popayán, donde los enfrentamientos del estudiantado con la fuerza publica han sido especialmente agudos, 14 estudiantes fueron condenados en virtud de los decretos 541 y 528. El 2 de abril fue cerrado el Liceo Nacional Alejandro Humbolt, destituido su rector y suspendido por un año todo su personal docente, y el 5 de abril se decretaron vacaciones forzosas en la Universidad del Cauca. En Cúcuta, los alumnos de la Universidad Francisco de Paula Santander manifestaron su rebeldía con desfiles callejeros el 2 de abril. En Pasto, estudiantes, profesores, empleados y directivas de la Universidad de Nariño realizaron asambleas permanentes a partir del allanamiento de que fueran objeto sus instalaciones, y del anuncio de destituir al rector Milciades Chaves, hecho por Cornelio Reyes el 28 de marzo. En Villavicencio, el 2 de abril, se realizó un gigantesco desfile estudiantil en memoria de Alexis Omaña. Al otro día el gobierno implantó el toque de queda en esta ciudad.
Un intento más de amordazar la Universidad
Uno a uno todos los intentos del gobierno por poner la Universidad incondicionalmente al servicio de los intereses internacionales han fracasado. Los planteles educativos se han convertido progresivamente en centros de inconformidad, de rebeldía, de denuncia y de lucha por una cultura nacional, científica y al servicio del pueblo, y las pretensiones oficiales por amordazar la Universidad no frenará ese proceso. A la amenaza del ministro Durán Dussán de realizar una “reforma de fondo” de la Universidad Nacional, de promulgar estatutos para someter a estricto control al profesorado, de cancelar matrículas y todos los cupos en las residencias, ha respondido el estudiantado colombiano con paros y luchas varias.
En las universidades Pedagógica, Distrital, de Los Andes y Jorge Tadeo Lozano en Bogotá, de Caldas en Manizales, de Nariño en Pasto, y el profesorado de las seccionales de la Universidad Nacional, declararon un cese de actividades el 7 de abril.