Por Ran Da-gu
Ran Da-gu es miembro del Comité Revolucionario de la Región Autónoma de la Nacionalidad Chuang de Guangsí y vieja campesina pobre de la Comuna Popular Longtou del distrito de Yishan. Este articulo, cuya versión abreviada presentamos, apareció en “Pekín Informa” Nº 11, de marzo 19 de 1969.
Tengo 89 años de edad. Gracias al Presidente Mao y al pensamiento de Mao Tsetung, mientras más vivo, más joven me siento y más revolucionaria soy.
El Presidente Mao es el gran libertador de nosotros, los campesinos pobres y campesinos medios de la capa inferior. Si no estudiamos sus obras ni seguimos sus enseñanzas ¡estamos olvidando en realidad nuestro origen de clase!
Cruelmente explotada y oprimida por la clase terrateniente en la vieja sociedad, nunca viví bien, ni por un solo día, y nunca tuve comida suficiente. Cuando tenia 15 años de edad, mis dos hermanos menores y yo, como nuestro padre, nos hicimos asalariados agrícolas contratados por un año por el terrateniente. Como no podíamos soportar más los golpes y el abuso que siempre sufríamos en la casa del terrateniente, abandonamos el distrito de Dúan y vagamos hasta donde está situada la actual Brigada de Producción Longtien en el distrito de Yishan. Vivíamos de la venta de leña. Mis seis hermanos menores murieron todos poco después de que llegamos a establecernos en Longtien. No mucho tiempo después, mi esposo y mis dos hijo murieron de enfermedad uno tras otro. Enviudé y no tenía a nadie a quien recurrir. Agobiada por las penas y la enfermedad, vivía medio muerta.
En nuestro gran líder el Presidente Mao quien me liberó y me capacitó para llevar hoy una vida feliz, en 1950 ya tenía 70 años y me encontraba viviendo en las montañas cuando caí enferma y no pude comer nada durante tres días. Un miembro del Ejército Popular de Liberación, enviado allí por el Presidente Mao, me llevó debajo de la montaña, sobre sus espaldas, a una clínica que quedaba a más de 25 kilómetros de distancia. Después fue enviada a un hospital de la ciudad de Liuchou, y fui salvada. Hoy, me siento muy bien y rara vez caigo enferma. La vieja sociedad me hizo inválida mientras que la nueva me rejuveneció y cada vez me siento más joven. Cuando pienso en esto grito incluso en mis sueños: “¡Viva el Presidente Mao! Una larga, larga vida para el Presidente Mao!”.
“Trabajaré en bien de la Revolución durante toda mi vida”
Después de estudiar el artículo del Presidente Mao “En memoria de Norman Bethune”, llegué a comprender que para ser una persona de provecho para el pueblo, uno debe dedicarse de todo corazón al interés público y hacer todo en bien del interés público durante toda su vida.
Desde la liberación, siempre he seguido las enseñanzas del Presidente Mao y he tomado la delantera en todos los trabajos; nunca escatimo mis energías. Vivo frugalmente aunque he podido vivir bastante bien con el dinero que gano de mi trabajo. He ido a reuniones en Nanning en nueve ocasiones y sólo he gastado diez centavos. El presidente Mao nos enseña siempre que “hay que practicar un régimen de economías al hacer la revolución”. He gastado el dinero y granos que he ahorrado cuando la revolución más los necesita.
En cada uno de los últimos años, he criado un cerdo gordo y varios pollos y los he vendido al Estado para apoyar la construcción del país. Cada vez que vendo mi cerdo, lo llevo con el estómago vacío y llevo conmigo su comida. Le doy de comer después de que ha sido pesado y entregado al Estado. La primera vez vendí mi cerdo en esta forma, el camarada del centro de alimentación, quien no me comprendía, me criticó al ver al cerdo que estaba hambreado, y pensó que estaba enfermo. Sonriendo, le expliqué: “No se preocupe, por favor. Yo cesé de dar de comer al cerdo la noche pasada antes de traerlo aquí”. Después de que el cerdo fue pesado y puesto en la pocilga, le di la comida que había traído conmigo. El cerdo recuperó el aliento. Luego pedí a este camarada que lo pesara de nuevo y el peso del cerdo aumentó 28 jin exactamente. Con profunda emoción, el camarada dijo Da-gu, me equivoqué, debo autocriticarme ante ti. ¿Realmente has sentado un buen ejemplo que debemos seguir!” Aunque yo consideraba que era una cosa ordinaria que yo debía hacer, el camarada de este centro difundió rápidamente la historia por toda la zona. Ahora, la mayoría de los comuneros de nuestra Brigada nos les dan de comer a sus cerdos y pollos desde la noche anterior cuando los van a vender al Estado.
Nuestras cosechas sufrieron el año pasado a causa de las inundaciones de primavera y la sequía de otoño. Después de la intensa labranza primaveral, algunos comuneros pasaron tiempos difíciles en su vida. Yo recordé lo que el Presidente Mao nos enseña: “Debemos prestar profunda atención a los problemas relativos a la vida de las masas, desde los problemas de la tierra y el trabajo hasta los del combustible, el arroz, el aceite y la sal”. Consulté con los cuadros y los organizamos a las masas para estudiar las enseñanzas del Presidente Mao sobre apoyarse en los propios esfuerzos y las exhorté a seguir las enseñanzas del Presidente Mao promover la laboriosidad y la economía y apoyarse en sus propias fuerzas en lugar de pedir ayuda al Estado. Siguiendo la enseñanza del Presidente Mao de que “todos los que integran las filas revolucionarias deben cuidarse entre sí, tenerse afecto y ayudarse mutuamente”, entregué a la Brigada los 360 jin de granos que había ahorrado durante los años y los 30 yuanes que había obtenido al vender cerdos, para que fueran distribuidos entre las familias de campesinos pobre y campesinos medios de la capa inferior que tenían dificultades.
El Presidente Mao nos enseña “Para nadie resulta difícil hacer una cosa de provecho. Lo difícil es hacer cosas de provecho durante toda la vida”. No sé cuánto más pueda yo servir al pueblo, pero me esforzaré por estudiar más las obras del Presidente Mao, hacer más trabajo para mostrar mi lealtad, al Presidente Mao, y contribuir más al socialismo con el espíritu revolucionario de “¡hay que aprovechar cada día, cada hora!” Siempre me recuerdo: “Haré lo que va en interés del público incluso a costa de mi propia vida. Nunca haré nada en mi propio interés por muy pequeño que sea”.
“Contribuiré más al socialismo”
Hace unos años, la dirección a nivel superior a los campesinos pobres y campesinos medios de la capa inferior me urgieron repetidamente: “Debes gozar de descanso el resto de tu vida. Ya eres muy vieja”. Yo pensé: Aunque estoy vieja, aún puedo trabajar. Puedo esforzarme por caminar a lo largo del sendero montañosos y puedo llevar al hombro 45 kilogramos de peso. ¿Cómo puedo sentarme y gozar del descanso por el resto de mi vida? De modo que les dije: “Gracias por su bondad. Mientras más esmeradamente cuiden ustedes de mí, más duro trabajaré junto con ustedes. Siempre mantendrá las excelentes cualidades del pueblo trabajador y haré la revolución toda mi vida”.
Durante los últimos diez años y tanto, aparte de asistir a mítines, de estudiar y esmerarme por hacer el trabajo de propaganda, he trabajado todos los días en el campo desde el amanecer hasta el anochecer. Considero que mientras más contribuyo al socialismo, más grande es mi lealtad al Presidente Mao; mientras más días trabajo por la colectividad, más riqueza añado al Estado y más felicidad creo para las generaciones venideras.
En el pasado, nuestra Brigada Longtien tenía más tierras sin irrigación que arrozales. Y la gran mayoría de éstos carecían de agua también. Para poner término a nuestro estado de pobreza y desnudez, reuní bajo la dirección de la célula del Partido de la Brigada los cuadros de la Brigada y equipos de producción, con el fin de movilizar a las masas de campesinos pobres y campesinos medios de la capa inferior para que se apoyaran en los propios esfuerzos y lucharán con toda decisión por la prosperidad del país, poniendo en tensión todas las fuerzas a fin de construir obras hidráulicas. Así emprendimos una ardua lucha para transformar la naturaleza.
Nuestra comuna y nuestra Brigada han construido tres embalses relativamente grandes en los últimos años. Participé en toda la labor de construcción, cavando la tierra y acarreando barro. Nunca llevaba 99 jin cuando podía llevar 100.
Cuando nuestro equipo de producción decidió construir un nuevo embalse en 1967, me uní a las masas en el estudio del articulo del Presidente Mao “El Viejo Tonto que removió las montañas”, y las movilicé a viejos y jóvenes, hombre y mujeres a trabajar en la sede de la construcción. Finalmente cumplimos nuestra tarea en formar triunfal.
En los últimos años, he participado a menudo en el trabajo manual. Aunque me hago más vieja año tras año, mi salud ha mejorado todo este tiempo. Siendo que mientras más vivo, más joven me vuelvo.