EN LA UNIVERSIDAD DE MEDELLÍN: RESPUESTA A LA DEMAGOGÍA Y LA REPRESIÓN

A raíz de que el sector de la Universidad de Medellín, Orión Alvarez Atehortúa desconoció el acuerdo pactado por el Consejo Directivo con los sectores básicos del claustro, y de que se atrincheró en otra serie de atropellos para respaldar su actitud, el estudiantado y amplios sectores populares de la ciudad han dado su incondicional apoyo al movimiento que lucha porque se cumpla lo pactado con las directivas. Desde el lunes 26 de enero se han librado continuos combates callejeros entre los estudiantes y trabajadores que hacen públicos su repudio a las veleidades de la autoridad en la Universidad de Medellín y las fuerzas represivas que tratan de silenciarlos a bolillo. En las refriegas han sido detenidos más de 150 estudiantes, y otros tantos han sido heridos a golpes.

El acuerdo y el regreso del rector
Después de un largo y tenaz forcejeo entre los sectores universitarios básicos y el Consejo Directivo, se había logrado un acuerdo en la Universidad de Medellín sobre los puntos siguientes: 1) No venta de los buces de servicio de la institución, 2) No aplicación de normas académicas lesivas al estudiantado, ni de represalias contra los participantes en el movimiento por lograr el acuerdo, 3) Solución favorable al pliego de peticiones presentado por los trabajadores, 4) Atención positiva a la solicitud de estabilidad laboral presentada por los profesores, 5) Reforma de los programas de estudio con participación de los sectores fundamentales de la Universidad.

Cuando la vida universitaria parecía retornar a la normalidad, gracias al acuerdo pactado, irrumpió el rector Alvarez Atehortúa, procedente de una gira por Latinoamérica, echó por tierra la solución acordada, desconoció al Consejo Directivo y concentró en la Conciliatura y en sus propias manos poderes dictadores. Como era de esperarse, la respuesta del estudiantado fue la de salir resueltamente en defensa de sus conquistas. Entonces Orión Alvarez fue mucho más allá: Canceló el semestre que ya estaba casi terminado, expulsó masivamente estudiantes, profesores y trabajadores y exigió el pago de la segunda cuota del semestre cancelado. Para apoyar sus medidas cavernarias, el rector contó con la ayuda entusiasta del aparato represivo del gobierno, y el martes 27 de enero fue militarizada la Universidad. Se encarceló a decenas de sus alumnos, pretendiendo ahogar en las mazmorras una protesta justa. Típica solución lopista a las demandas del pueblo.

Jornadas de solidaridad con la Universidad de Medellín

Los amplios sectores de estudiantes y trabajadores de la ciudad y el departamento, que han hecho de las suya la causa de los alumnos de la Universidad de Medellín, han salido con éstos a las calles para hacer público el atropello cometido por Orión Alvarez, y han participado en los combates callejeros contra los antimotines que sistemáticamente introducen el caos y la violencia en las demostraciones populares. El 26 de enero, después de una asamblea realizada en el Teatro Camilo Torres de la Universidad de Antioquia, los estudiantes acordaron llevar a cabo un mitin en los predios de la Universidad, y pedir colaboración con el movimiento a la ciudadanía. Cuando esto se desarrollaba pacíficamente, aparecieron agresivas camionadas de policías. Entonces, como se generalizara la protesta, fue militarizada la Ciudad Universitaria, allanada la Facultad de Odontología y la Universidad Nacional, hubo decenas de estudiantes detenido y contusos. Pero entre más brutal ha sido la respuesta lopista al problema universitario más sectores se vinculan a la lucha y más decidida es su actitud.

Sigue la pelea

Así, durante dos semanas en Medellín se han realizado continuas demostraciones de repudio a la solución castrense de los problemas académicos y de desenmascaramiento del “nuevo estilo” que el “mandato de hambre” propone a la Universidad colombiana. El 29 de enero una gigantesca manifestación fue atacada por la Policía Militar y dispersada en medio de la más despiadada represión que se recuerde en los últimos tiempos en Medellín. Gustavo Ramírez, estudiante de ingeniería de la Universidad de Antioquia, bárbaramente golpeado, permaneció una semana incomunicado en la Cuarta Brigada, sin permitírsele siquiera una visita médica. El 3 de febrero se realizó en Urrao una manifestación de respaldo a los estudiantes. Ese mismo día, en la Universidad de Antioquia se efectuó una nutrida asamblea para exigir la reapertura del semestre en la Universidad de Medellín, a la salida de la cual se produjo la consabida provocación policial y la militarización del sector. Simultáneamente, la conciliatura del Claustro en conflicto, declaraba su irrestricto apoyo a Alvarez Atehortúa, a quien puso cínicamente como ejemplo de estudiantes y profesores. Los días 5 y 6 de febrero, el Comité Coordinador de los gremios solidarios con el movimiento, llevó a cabo jornadas de solidaridad que contemplaron discusiones sobre la nacionalización de la educación, el rechazo a la declaratoria de empleados públicos a todos los trabajadores de la educación, la realización de mítines en el centro de la ciudad, y una gran movilización de estudiantes y trabajadores que se efectuó el viernes y que el ejército y la policía trataron de impedir a garrote, militarizando una vez más la ciudad.

La Universidad de Medellín es uno más entre los numerosos y aberrantes casos de educación privada donde las directivas interpretan la “autonomía universitaria” cacareando que en su corral pueden y deben hacer lo que les dé la gana. Como si el gobierno de López tuviera la más mínima intención de mediar a favor de los estudiantes.