SACERDOTES CONFESOS Y CONVICTOS

Sr. Cornelio Reyes
Ministro de Gobierno

Sr. ministro:

Comprendemos su angustia por la actual situación del país y la preocupación de las clases privilegiadas por la seguridad de sus personas y bienes. Queremos hacer un pequeño aporte al análisis de las causas de la inseguridad, y de sus posibles soluciones, pues mucho nos tememos que el “aumento del pie de fuerza” sólo logre aplazar el problema que tanto le preocupa. Por trabajar en medio del pueblo, creemos tener algo que decir pues somos testigos de su miseria y de sus esperanzas siempre insatisfechas.

Tal vez nos sería muy útil su colaboración para establecer la distinción que le pide el Secretario General del Episcopado entre el “promover la justicia y la “subversión”. Siguiendo la orientación del CELAM 1968, no creemos que ejercer la función profética del Evangelio, necesariamente opuesta a un sistema injusto, sea “mezclar el agua bendita con la revolución”, como Ud. afirmara contra uno de nuestros jerarcas.

Por esto, no nos extraña la elasticidad con que se habla de “subversión” y de “orden”. No es la situación de miseria general la que es subversiva? Será subvertir el orden la denuncia del desempleo, la ignorancia, la falta de asistencia médica, la represión? Si es así, Cristo y los Profetas son modelos de nuestra subversión. Por qué no controlar la opresión de los magnates del capital y de los terratenientes, el parasitismo de los legisladores, politiqueros y demás funcionarios y la subversión moral de un ejército que reprime al pueblo y no es, propiamente, modelo de la “mansedumbre cristiana” que nos pide el editorial de “El Siglo”? (nov. 2).

Es motivo de alegría su preocupación por el papel de la Iglesia; esperamos que dicha preocupación no responda a un intento oportunista de apoyarse en una institución cuya misión es -entre otras cosas- trabajar por la justicia y la igualdad.

Quisiéramos que, reconociendo la angustiosa situación económica de las mayorías, pudiera Ud. explicar al país las causas de la inseguridad; y, en cuanto a las soluciones para esa situación, encontramos que 17 años de Frente Nacional han mostrado la ineficacia de las medidas que Ud. propone: quizá refrenen temporalmente la inseguridad, pero dejarán intactas sus raíces.

Quisiéramos, pues, Sr. Ministro, que se atendiera efectivamente a las causas de la inseguridad. Por esto nos alegra la firme declaración de nuestra jerarquía sobre la promoción de la justicia: nuestra opción es por los pobres y esperamos que así sea comprendida; coherentes con el Evangelio, seguiremos denunciando la injusticia y acompañando al pueblo en sus luchas.

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