COBARDE MATANZA EN YACOPÍ

Asesinados a sangre fría por tropas dependientes de la Brigada de Institutos Militares, cayeron el pasado mes de octubre en el municipio de Yacopí (Cundinamarca) los compañeros Diomedes Rayo, Nicolás Mahecha y Javier Baquero, vicepresidente del Concejo de Yacopí. Los tres eran reconocidos luchadores populares y militantes del Partido Comunista.

En la mañana del 17 de octubre, Diomedes Rayo cayó acribillado por el ejército cuando tropa _contraguerrillera_ irrumpió a balazos en un bazar organizado por la junta de acción comunal de la vereda de Varecaucho, en el que detuvieron a Baquero, Mahecha y otros seis campesinos y los condujeron al puesto militar de Llano Mateo. Sin permitir que se les llevara alimento, los mantuvieron allí hasta la media noche del sábado 18, cuando cortaron sorpresivamente el servicio de alumbrado, sacaron a empellones a los detenidos y los alejaron al trote del pueblo. Dos horas después se oyeron cinco detenoaciones en el Alto del Aguila. Al amanecer, los campesinos encontraron los cuerpos despeñados de Javier Baquero y Nicolás Mahecha, muertos por las balas del ejército. El desarrollo de este crimen muestra a las claras el carácter extremadamente cruel y sanguinario del régimen de Alfonso López Michelsen.

El triple asesinato de Yacopí responde a un plan fraguado desde comienzos del año en la Brigada de Institutos Militares. El diario «El Tiempo» transcribe el 4 de abril, apartes de un informe en el que el exgeneral Gabriel Puyana García, entonces comandante de la BIM, hipócritamente trata de encubrir con palabras sobre «programas sociales» el claro propósito del gobierno de sumir en un baño de sangre a la región de Yacopí. Utilizando el pretexto de «evitar una república independiente a 150 kilómetros de Bogotá». El gobierno ha ocupado militarmente la zona y premeditadamente ha perpetrado esta masacre tratando de atemorizar a las masas. Pero la lógica de los reaccionarios de crear disturbios fracasará una y otra vez. Este crimen no hará otra cosa que darle temple al pueblo de Yacopí y fortalecer su decisión de lucha. Los mártires de la revolución vivirán eternamente en el corazón del pueblo.