«EXALTAMOS VUESTRO ESPIRITU VALIENTE Y ABNEGADO»

(Intervención de Eduardo Muñetón, secretario del Regional del Magdalena Medio, el 13 de noviembre de 2000, en el acto de homenaje a los camaradas fallecidos en Armero, al cumplirse el 15º aniversario de la tragedia)

Camaradas Alfonso Calderón, Sandra White, Luis Eduardo Fuentes, Carmenza Piñeros, Flor Moreno y Jairo Ramírez:

Tres lustros completamos hoy de aquella fatídica noche del miércoles 13 de noviembre, cuando el cataclismo provocado por el Volcán Nevado del Ruiz y por la indiferencia e inercia de un gobierno nefando como lo fue el de Belisario Betancur, dejó una de las más grandes tragedias que registre y recuerde año tras año la historia nacional. Veinticinco mil compatriotas sepultados, entre ellos nuestros entrañables camaradas, y la destrucción de todo el pueblo, asentado en una vasta y extensa región del fértil valle tolimense.

Cada año sin falta venimos a destacar el ejemplo brillante, el espíritu valiente y abnegado que Alfonso, Sandra, Luis Eduardo, Carmenza, Flor y Jairo, nos dejaron como legado. Y a rendir homenaje a vuestra memoria, porque ni el gigantesco sudario de magma, lodo y piedra que cubre vuestros cuerpos, ni el tiempo, ni nada, podrá borraros de las mentes de todos aquellos que ayudasteis a forjar.

¡Cuántos acontecimientos han pasado bajo los puentes de la historia en estos quince años! ¡Cuánta alegría hubieseis sentido por los desenlaces positivos acaecidos. Hechos tan importantes como el definitivo hundimiento del socialimperialismo soviético, imperio que asoló naciones y pueblos enteros, y con él, el resquebrajamiento total del mamertismo y el revisionismo a escala planetaria. O un paso tan decisivo para nuestro Partido como lo fue el haber extirpado, en el fragor de la lucha de clases, un tumor cancerígeno, el ala derechista encabezada por Marcelo Torres.

Pero si bien nos sentimos regocijados, y vosotros lo estaríais también, ¡cuánta indignación os causaría ver a la patria mancillada, pisoteada y humillada por uno de los imperios más voraces y criminales que han existido en la historia de la humanidad, el norteamericano, que ha contado con la abyecta complicidad de gobernantes vendepatrias como Betancur, Barco, Gaviria, Samper y Pastrana!

¡Y cuánta tristeza habríais sentido por la pérdida irreparable de Francisco Mosquera, el más grande líder revolucionario que ha dado la nación, el fundador y guía de nuestro Partido!

Pero, a la vez, ¡cuánto coraje y decisión os impulsaría a la lucha frontal y sin vacilaciones contra el opresor extranjero y sus cipayos, lucha orientada por la línea correcta de nuestra dirección nacional, encabezada por su secretario general, el camarada Héctor Valencia!

Alfonso, Sandra, Luis Eduardo, Carmenza, Flor y Jairo: en este decimoquinto homenaje, y ante el monumento que erigimos, reiteramos que seguiremos batallando sin descanso por los ideales a los que dedicasteis vuestra vida, tras la meta de la segunda y definitiva independencia de Colombia, para enrutarla por los caminos de la grandeza y el progreso, en beneficio de su pueblo.

Abrigamos la misma convicción, camaradas, que nos dejó Mosquera en el sepelio de Clemencia Lucena, en julio de 1983: «La revolución contemporánea será la hazaña de muchas pero muchas generaciones».

A ella, a la revolución, le tenemos dedicada nuestra vida, como se la ofrendasteis vosotros.