MEDIO MILLON DE HABITANTES TOMARON PARTE EN EL PARO CIVICO
Por Arlex Arias Arias
Los cartageneros son pacíficos, dicharacheros, tienen más paciencia que el santo Job, están acostumbrados a mamar gallo en los corrillos y todo lo resuelven con una frase que hizo carrera: “Aquí no pasa nada”. Pero este espíritu pasivo y despreocupado empezó a cambiar desde cuando el gobierno de Pastrana escogió al Corralito de Piedra como uno de sus laboratorios predilectos para experimentar el capitalismo salvaje, la apertura y las privatizaciones. A tal punto que hoy podemos decir, como se demostró en el Paro Cívico, que la paciencia de La Heroica está colmada.
Las primeras liquidaciones y privatizaciones de empresas estatales se iniciaron por Cartagena. Fueron destruidas Puertos de Colombia, Álcalis y Conastil, y el ex alcalde Guillermo Paniza, hoy sub judice, ferió las Empresas Públicas al consorcio Aguas de Barcelona y las principales plazas de mercado a los consorcios hoteleros, que, además, vienen encerrando las playas. Posteriormente, sin atender las protestas de la ciudadanía, se vendieron las acciones del Distrito en Telecartagena. Se subastaron a inversionistas foráneos Termocartagena y Electrocosta. El recaudo de impuestos se entregó por más de tres años a una empresa española y va a quedar ahora en manos de fiduciarias. La obra del corredor de carga será financiada mediante un gravamen de valorización contra veinte mil predios. Se ha anunciado la instalación de cinco peajes dentro del perímetro urbano. Y, para cerrar este capítulo de infamias contra el hasta ahora desvalido pueblo de Cartagena, el gobierno municipal dio a conocer que se propone suscribir convenios de desempeño para privatizar hospitales, escuelas y colegios.
Una vez privatizados los servicios, las tarifas se han visto incrementadas en más de ciento por ciento, los barrios reestratificados, los medidores alterados sin control y los rangos de consumo comprimidos. Y así ¡a quién no se le agota la paciencia! Los reclamos de la ciudadanía comenzaron a proliferar. La respuesta espontánea fueron los Comités Anticortes de los servicios públicos, que al principio surgieron en los barrios más afectados, pero que no tardaron en generalizarse a instancias de la dirigencia cívica y sindical. Hasta hoy se han logrado ya constituir 150 Comités Anticortes, una novedosa y combativa forma de organización que sin duda será emulada por el resto de colombianos.
A mediados de 1999 el Comité Coordinador presentó un pliego unificado ante las diferentes empresas de servicios y convocó una movilización para la segunda semana de agosto, preparatoria a su vez del gran Paro Cívico Nacional. En todas estas protestas los cartageneros se lucieron, demostrando que estaban dispuestos a dar la batalla contra los atropellos oficiales.
Como en ningún momento el gobierno se mostró dispuesto a dar rápida y justa solución a los reclamos populares, el Comité Coordinador citó decenas de asambleas zonales en las cuales participaron las federaciones sindicales y sociales, comités cívicos, gremios de transportadores, comuneros y ediles, veedurías ciudadanas y candidatos a las corporaciones. En dichas asambleas, por mayoría abrumadora, se definió el 24 de febrero de 2000 como fecha para el Primer Gran Paro Cívico Cartagenero. Se aprobaron como consignas las siguientes: “Contra los caros y pésimos servicios”, “Por la defensa de la salud y educación públicas”, “Por la no privatización de las playas” y “Por el derecho al trabajo de los vendedores de la economía informal”. Además, el Comandó de Paro designó los responsables de los principales bloqueos y concentraciones, que taponarían la Avenida Pedro de Heredia, la salida a Barranquilla, la carretera de Olaya Herrera, la vía del Bosque y la entrada a Mamonal, el puente Bazurto, el Castillo San Felipe y la zona de los Cuatro Vientos.
El día señalado, la protesta tomó fuerza desde horas muy tempranas. Ya hacia las seis había en las barriadas 35 bloqueos, con quema de llantas y pedreas a los buses que no habían acatado la orden de parar. Al mediodía Cartagena estaba totalmente inmovilizada, las calles y avenidas por entero inundadas de ciudadanos que, entre pancartas y banderas, exteriorizaban su rechazo a la dominación imperialista y al gobierno de Andrés Pastrana.
A las seis de la tarde se suscribió un acuerdo entre el Comando de Paro y la Alcaldía, para iniciar negociaciones en torno de ocho temas: Electrocosta, Acuacar, Telecartagena, aseo-medio ambiente, educación, salud, playas-economía informal, transporte-peajes-valorización.
Carlos Carrascal, coordinador del Comando de Paro y dirigente del MOIR, señaló que el movimiento de La Heroica “es un primer paso conducente a un gran paro regional de la Costa Atlántica. Con su protesta enérgica, el pueblo va a hacer temblar a las multinacionales que pretenden adueñarse de la riqueza nacional explotando el trabajo y expoliando a los habitantes. Así quedó demostrado con el bloqueo que realizaron durante 48 horas los municipios de Turbaco y Arjona, que se sumaron a nuestro Paro Cívico”.
A los cartageneros ya se les agotó la paciencia. Así como son de buenos para bailar, jugar béisbol, boxear y parrandear, acaban de probar que también son inmejorables para la lucha y que están listos a responder al gran llamado del Comando Unitario para el otro, necesario, Paro Cívico Nacional.