IMPONENTE PRIMERO DE MAYO CONTRA URIBE Y EL IMPERIALISMO

El Primero de Mayo de 2003 será recordado como uno de los más multitudinarios y combativos de los últimos lustros. En Bogotá, una gigantesca manifestación sobrecopó la Plaza de Bolívar con delegaciones de las Centrales Obreras, centenares de sindicatos, partidos políticos y entusiastas grupos culturales, juveniles y sociales. Durante todo el día se corearon consignas anti­gu­ber­namentales y de rechazo a la recolonización estadounidense, y a su criminal invasión a Irak.

La multitud protestó contra la ofensiva inmisericorde a que la administración Uribe Vélez ha sometido a los asalariados, a la mayoría de los productores y, en general, a 99% de la población colombiana, la cual se agravará con las reformas laboral, pensional y tributaria y el Plan de Desarrollo ya impuestos en el Congreso, y las amenazas del Referendo, la reforma política y el ALCA, exigidos por el FMI para salvaguardar los intereses impe­rialistas.

Esto fue denunciado con firmeza por el Manifiesto del Primero de Mayo, publicado por las Centrales Obreras y la Gran Coalición Democrática: “Conmemoramos los 117 años del sacrificio de los héroes de Chicago, en la más prolongada y profunda crisis de nuestra historia republicana. La docena o más años de aplicación del perverso modelo neoliberal impuesto para beneficio del interés foráneo y la penosa ruina de nuestra producción, arrasó con la riqueza nacional, el empleo y el nivel de vida de la población.”

La desembozada censura que a los actos del Primero de Mayo impusieron los medios de comunicación, no logró ocultar la magnitud del repudio que la política oficial despierta en la ciudadanía, así como la organización y beligerancia que caracterizaron la jornada. La efeméride proletaria por excelencia se conmemoró con igual despliegue en otras ciudades como Medellín, Manizales, Bucara­manga, Barranquilla, Barranca­ y Cartagena. Un indicio de que la materialización de esta conciencia antineoliberal abrirá el camino definitivo para derrotar al más sanguinario imperio de la historia de la humanidad, a sus acólitos y a los sectores proclives a la conciliación y a la entrega. Debemos prepararnos para más amplias y vibrantes jornadas.