Ángel María Caballero, presidente de la Asociación Nacional por la Salvación Agropecuaria apoyó la propuesta que hiciera en el Congreso el senador Jorge Enrique Robledo para que el ingreso o repudio de Colombia al ALCA se decida mediante consulta popular.
Para el dirigente de Salvación Agropecuaria, el ALCA afectará la producción del campo por la drástica baja de los aranceles a las importaciones, hasta llegar a cero en menos de diez años, lo que terminará de arrasar nuestros cultivos. Las multinacionales monopolizarán la propiedad intelectual de agroquímicos y materiales transgénicos. Los cultivadores nacionales no podrán sembrar sus propias semillas, y serán obligados a utilizar los híbridos y variedades de marca.
«El ALCA también contempla medidas sanitarias y fitosanitarias, facilidades para la inversión extranjera, compras del sector público, políticas de competencia y solución de diferencias».
«Por la presión de las grandes multinacionales farmacéuticas, Colombia puede perder en el sector de los medicamentos más de 770 millones de dólares anuales en forma de sobreprecios si no se les permite a los colombianos usar genéricos de fabricación nacional», denuncia Caballero citando a Emilio Sardi, gerente de la empresa nacional Tecnoquímicas.
El presidente de Salvación Agropecuaria señaló que el ALCA le hará perder a nuestro país más de cinco mil millones de dólares anuales al eliminar la producción de la dieta básica de la nación. «Lo grave es que se pierde no solo al dejar de producirla, sino también al tener que importar lo que requiere la población para alimentarse. Claro que para el ministro de Comercio Exterior, Jorge Humberto Botero, esto parece no ser importante. En el debate que hiciera el doctor Robledo en la Comisión V del Senado, el ministro no tuvo empacho en decir que la producción rural sólo representa 12% del PIB nacional y la población rural es apenas 25%. Para él son insignificantes los cuatro millones 500 mil empleos que genera el campo colombiano».
Caballero le recordó al ministro que su ejemplo sobre el pan, del que dijo Botero que es el más caro de América después del de Brasil, confirma precisamente lo que Salvación Agropecuaria ha planteado: que el gobierno es cortoplacista, pues sus funcionarios y asesores, como ocurre con Hommes, piden importar alimentos porque son más baratos en el exterior, olvidando que cuando nuestra producción quiebra las multinacionales hacen y deshacen con los precios. «En su sesgo contra los agricultores de Colombia, el ministro Botero olvidó que 96% del trigo con el que se fabrica el pan es importado desde hace muchos años. Con el mismo argumento de que era más barato importar el trigo que producirlo en el país, en la década de los sesentas desaparecieron 180 mil hectáreas, con todo lo que ello implicó de quiebra para los productores, desempleo para los trabajadores, máquinas abandonadas, disminución de negocios para comerciantes y transportadores, gasto de divisas para traer el trigo del exterior».
Denunció que lo que hace cuatro décadas se hizo con el trigo, y a partir de los setentas con el maíz, es lo que han pretendido hacer con el arroz, lo cual no han podido completar por la lucha radical de la organización que él dirige y la masiva movilización de arroceros y agricultores. Sin embargo, dice Caballero, con el ALCA «la ofensiva será más grave contra este cultivo», convirtiéndose en uno de los renglones más amenazados.
«Producir en Colombia una tonelada de arroz blanco y llevarla a puerto vale 400 dólares; producirla en Estados Unidos y ponerla en el mercado internacional vale de 180 a 200 dólares, pues los productores tienen todo el apoyo estatal y subsidios multimillonarios. Lo mismo sucede con la papa, carnes, leche y todos los productos de la canasta familiar; en el caso específico de la papa, producir una tonelada en Colombia vale 117 dólares, y en Estados Unidos, 80. Pero cuando hay excedentes, como el año pasado, cuando le sobraron más de dos millones de toneladas, la vendieron a 40 dólares. Sin duda, por los abundantes yu generosos subsidios. No hay producto que sobreviva con el ALCA. Por eso cuando el arancel para el arroz baje de 100% nos inundarán de este cereal, y quedará arrasada la producción. Lo mismo con el maíz: producirlo en Colombia vale 154 dólares la tonelada, mientras en el mercado internacional cuesta de 80 a 100 dólares. Pero esta situación es parecida para cualquier cereal, las carnes, los aceites o las hortalizas. Como dijo el senador Jorge Enrique Robledo en el debate en mención, pueden programar la quiebra de los distintos sectores: unos en el año 2006, otros en 2008, y así sucesivamente hasta llegar al año 2015».
Para continuar y profundizar la lucha por la defensa del campo colombiano, Caballero manifestó que Salvación Agropecuaria está participando activamente en la preparación del Foro Internacional sobre el ALCA, a efectuarse los días 13 y 14 de junio en la Biblioteca Luis Ángel Arango de Bogotá, en el que conferencistas como Víctor Quintana, representante del movimiento mexicano El campo no aguanta más, homólogo de Salvación Agropecuaria, contará de viva voz la experiencia de México después de nueve años en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, TLCAN, y las consecuencias nefastas para el sector agropecuario de México, donde la producción de maíz y frijol, entre otras, han ido en franco descenso. Y, finalizó Ángel María Caballero, el 12 de agosto los agricultores de Colombia llenaremos la Plaza de Bolívar en Bogotá, para decirle al presidente Álvaro Uribe que los productores, campesinos, indígenas y trabajadores del campo «no queremos que se firme ese tratado, mal llamado de libre comercio de las Américas.»