AFRENDOSO RESPALDO DE URIBE A EMBESTIDA NORTEAMERICANA CONTRA IRAK

Dócilmente, el gobierno de Álvaro Uribe se sumó en nombre de Colombia a la coalición que acuadrilló Estados Unidos para invadir a Irak en contra de la voluntad de la gran mayoría de pueblos y gobiernos del planeta. Al alcahuetear esa embestida bélica, Uribe intentó curarse en salud pontificando que “la acción internacional debe proteger a los civiles y respetar los derechos democráticos del pueblo de Irak”.

El cinismo que rezuma esta declaración es cada día más oprobioso: cuando el mundo se escandaliza frente a la asolación y las masacres perpetradas contra la nación iraquí por las invasoras tropas gringas, Uribe, complacido, calla ante ellas y, cómplice, las aplaude.

Mas el respaldo fue aún más ignominioso cuando, aduciendo maliciosos argumentos respecto al nefasto terrorismo interno que azota al país, procedió a pedir, en contraprestación, una “cooperación internacional” basada en “apoyo político, buenos oficios y además en acción militar directa”, lo cual raya en la traición nacional, puesto que equivale a impetrar, consentir y avalar una intervención norteamericana en nuestro suelo similar a la que se viene cometiendo contra Irak. Por ahora, para agraciar al pedigón, ya se anunció en Washington un “adelanto” de 105 millones de dólares.

Luego, para que no cupieran dudas sobre la inaudita petición, Francisco Santos, quien funge de vicepresidente, la reforzó con exultación: “Semejante despliegue para Irak, que apoyamos, nos hace preguntarnos cuándo veremos una acción igual de la comunidad internacional para ayudar a la democracia colombiana”. Si tal fuera el caso, y como el horizonte de la lucha política es tan variopinto como anchuroso, tanto él como su jefe podrán presenciar otra acción: el inexorable despliegue de la resistencia antiimperialista de la nación que ayudará a instaurar la nueva democracia colombiana.