PASTRANA: HAMBRE. LÓPEZ Y GÓMEZ:… MÁS HAMBRE!

El pueblo colombiano ha padecido en todos los años de gobierno del Frente Nacional, el más alto aumento del costo de la vida. En el gobierno de Alberto Lleras, el aumento fue de un 28 por ciento, en el de Valencia de un 85 por ciento, en el de Carlos Lleras de un 33 por ciento y, en los tres años de Pastrana, en un 65 por ciento con los mejores pronósticos de que, al completar su período, supere ampliamente al de Valencia.

Este tema ha sido tratado por Pastrana al hablar de su obra de gobierno y ha sido utilizado ampliamente por Alfonso López para adelantar su campaña. Ambos hablan de inflación importada o represada mientras el pueblo mira con angustia como con sus escasos ingresos adquiere cada vez menos de los artículos necesarios para su subsistencia.

El presidente Pastrana, en rueda de prensa del 12 de agosto del año pasado, al hablar sobre el costo de la vida, decía:

“Inflación es café a 72 centavos de dólar; inflación es azúcar a 10 u 11 centavos de dólar libra; inflación es el algodón con los precios más altos de la historia. De modo que la inflación ha defendido la economía colombiana y el ingreso de vastos sectores, especialmente los sectores rurales”.

Con este sofisma Pastrana defiende claramente el alto costo de la vida. Pero no es cierto que los altos precios del café, del algodón a del azúcar beneficien a vastos sectores rurales, puesto que en la realidad sólo benefician a un contado número de terratenientes o algunos grupos financieros. Tampoco es cierto que los altos precios de estos artículos hayan beneficiado a la economía del país. Porque siempre en períodos inflacionarios quienes se benefician son los poseedores de bienes raíces y los grandes especuladores.

Por otra parte, es el mismo Pastrana quien en la misma intervención agregaba:

“El año pasado compramos trigo a 82 dólares tonelada y tuvimos que comprar ahora a 187 dólares”.

Así, en el caso de que el valor de las importaciones de trigo para 1974 ascienda a 80 millones de dólares, igualando lo que recibirá el país este año por concepto de sus exportaciones de azúcar y algodón juntas, veremos que los buenos precios de exportación de estos dos artículos, que beneficiaría sólo a unos pocos, serán contrarrestados por la pesada carga de la importación de trigo que recaerá sobre todo el pueblo.

Pero así como Pastrana defiende implícitamente los altos precios de los artículos, Alfonso López, llega por otros caminos a la misma conclusión: hay que aumentar los precios. No basta el “record” obtenido por el actual gobierno!.

Dice López: “En una economía de mercado, el sistema de precios constituye un mecanismo de asimilación de recursos. Fijarle un precio artificialmente a un producto tiene el doble efecto de sobreestimular su consumo y desestimular su producción”. (discurso ante la Sociedad Colombiana de Economistas. Noviembre 29 de 1973).

Por fin, su confusa teoría de “ingresos, precios y salarios” tiene un significado real para el pueblo colombiano: aumentar los precios.

Continúa López en el mismo discurso: “El productor de trigo, enfrentado a precios de sustentación desfavorables, se defiende cambiando de cultivo”.

“Algo similar puede afirmarse con respecto al petróleo, al gas, a la leche, a la energía eléctrica o a los aceites comestibles. Insistir en mantener los precios políticos conduce a una asignación ineficiente de recursos y a una disminución del bienestar”.

Vamos por partes. Con respecto al trigo es necesario aclarar que ni Pastrana ni López dicen la verdadera razón del problema. Se limitan a mencionar el hecho, pero olvidan deliberadamente que las importaciones de trigo que se hicieron en años anteriores por parte del IDEMA, corresponden a la política del imperialismo norteamericano, que bajo el programa denominado “alimentos para la paz” vende sus excedentes agrícolas y, por otra parte, arruina a los productores colombianos. El alza posterior de los precios entra en el mismo juego de Dumping que Estados Unidos con la colaboración del IDEMA lleva a cabo.

Con respecto al petróleo y el gas, mientras Pastrana sostiene que el actual precio del petróleo es insostenible, que “es indispensable que el país comience a reflexionar seriamente sobre la diferencia entre nuestra estructura de precios y la que rige en el mundo”, (discurso del 6 de diciembre de 1973), López, por su parte, sostiene: “para estimular una mayor actividad petrolífera es necesario realizar una tarea de atracción del capital extranjero en asociación con nuestro capital. Esa atracción tiene que estar fundada sobre el principio de que el crudo que se va a extraer de los pozos, va a poder ser negociado a niveles de precios mundiales, porque de otro modo el capital irá a otros países”. (discurso en Medellín, octubre 10/73). Todas estas elucubraciones de un presidente que considera que el alto costo de la vida es importado y que ha beneficiado a la economía del país o de un candidato que considera que debe aumentarse los precios de la leche, del trigo, del petróleo, del gas, de los aceites, etc. corresponden a una misma posición: a la entrega de los recursos naturales del país, a la insaciable voracidad de los monopolios extranjeros y al fortalecimiento en el país de los terratenientes y de los grupos monopolísticos.

Así, aunque simulen preocupaciones ante el fenómeno del alto costo de la vida, las soluciones que plantean son las mismas soluciones que necesariamente impulsarán el costo de la vida aún mucho más. Pues no a otra cosa se puede llegar mientras nuestra economía dependa de los intereses de los grandes monopolios norteamericanos y, por tanto, la crisis mundial del capitalismo tenga que afectar necesariamente nuestra débil situación; no a otra que al aumento de los precios de los artículos de primera necesidad, a la escasez de alimentos o a una insostenible inflación se puede llegar mientras la producción en el campo no se impulse destruyendo la actual situación de la tenencia de la tierra, mientras el poder político y económico esté en manos del grupo de burgueses y terratenientes especuladores y burócratas cuyos intereses representan el partido liberal y conservador, mientras el país continúe en su creciente endeudamiento externo y el Banco de la República tenga que realizar emisiones generadas en el endeudamiento externo a en la financiación del gasto público o en la financiación de la Federación de Cafeteros.