Mucha gente no sabe qué es el UPAC y mucho menos cuál es su importancia dentro de los planes del gobierno. UPAC es una sigla o abreviatura de “Unidad de Poder Adquisitivo Constante” y es la unidad de medida en la que se transforman los ahorros que la gente deposita en las Corporaciones de Ahorro y Vivienda. Su característica importante es que su valor en pesos se reajusta periódicamente con el índice del costo de la vida. Si debido a la inflación el costo de la vida aumenta rápidamente, como lo ha hecho en los últimos meses, es un buen negocio invertir en UPACS., pero si hubiera estabilidad de precios y el costo de la vida permaneciera constante por períodos largos de tiempo, nadie estaría interesado en invertir en UPACS.
Las Corporaciones de Ahorro y Vivienda, que son las entidades autorizadas para recibir depósitos en UPAC, invierten los recursos que captan en la construcción o adquisición de viviendas para las clases medias y altas.
Como las Corporaciones tienen que pagarle a los ahorradores el reajuste por el aumento en el costo de la vida, lo que ellas hacen es transferir este reajuste a los que compren vivienda por el sistema UPAC. Estos últimos terminan pagando una cuota mensual que va aumentando al ritmo de la inflación, pudiendo llegar a convertirse en una carga muy gravosa para los que no ven aumentar sus ingresos. Existen, sin embargo, amplios sectores urbanos para los cuales la ilusión de tener casa propia es un aliciente muy poderoso para tomar una hipoteca en UPACS; esto garantiza una amplia demanda, pero como si esto fuera poco, el gobierno ha creado un fondo especial, el FAVI, donde las Corporaciones depositan los fondos que les sobren y el Estado les paga magníficos intereses. La inversión en UPACS es entonces una Inversión Garantizada por el Estado, aunque sea socialmente improductiva. Es importante entonces examinar quiénes son los que invierten en UPACS, porque son ellos y no los que compran casa por este sistema, los que se benefician de la garantía del Estado.
Hasta diciembre del año pasado, las Corporaciones de Ahorro y Vivienda habían captado más de $5.000 millones en ahorros. Esta cifra representa casi la mitad del ahorro nacional. Es importante preguntarse a quién pertenecen estos fondos. El gobierno pretende hacernos creer que una parte importante de estos fondos pertenecen al ciudadano corriente; al señor Juan Pérez que se gana el pan con el sudor de su frente y logra realizar unos pocos ahorros. Debe haber, sin lugar a dudas, muchísimos “ciudadanos corrientes” que invierten sus ahorros en UPACS; al finalizar el año había unas 40.000 cuentas de ahorro en UPACS (incluyendo certificados), pero entre todos los “ciudadanos corrientes” no deben sumar más de un 10 o 15% del total captado. El grueso del pastel son fondos de las empresas, de los intermediarios financieros y del gran capital monopolista nacional y extranjero que controla a las grandes empresas manufactureras y a los bancos y que con el sistema UPAC y la garantía del Estado tienen un negocio asegurado, de buena rentabilidad y bajísimo riesgo. Este es ejemplo más de cómo la fuerte concentración de poder que existe en el sector financiero permite que grupos tales como el Colombia, el Banco de Bogotá, o recientemente y gracias a los cambios en el estatuto de regulación de la inversión extranjera que abre las puertas al capital monopolista internacional, grupos norteamericanos como el First National City Bank de Nueva York, pueden poner la maquinaria del Estado al servicio de sus intereses económicos, pues, en últimas, son estos grupos y algunos otros los que están invirtiendo gran parte de sus fondos especulativos en UPACS.