Las elecciones estudiantiles efectuadas el 16 de noviembre pasado en la Universidad Nacional de Colombia terminaron con un espléndido triunfo del estudiantado colombiano y de la causa revolucionaria. Por aplastante mayoría, la lista de los Comités de Base, integrada por los compañeros Uriel Ramírez y Carlos F. Simancas como principales y Juan J. Arango y José J. Rudas como suplentes, obtuvieron los dos puestos del estudiantado en el consejo universitario. En las elecciones las masas reconocieron de manera inapelable que la orientación trazada, la lucha desplegada sin descanso y el trabajo paciente y constructivo de la Juventud Patriótica (JUPA), fueron revolucionarios y acertados.
Sin ningún piso han quedado las lamentaciones de los oportunistas. La llamada Federación de Estudiantes Demócratas (FED), de orientación derechista, y la Juventud Comunista (JUCO), organización del Partido Comunista revisionista, pregonaron siempre de muy común acuerdo que el movimiento estudiantil no tenía una base democrática y que la dirección del movimiento era una usurpación a la voluntad mayoritaria del estudiantado. “Democraticemos el movimiento”, ha sido la consigna central de estas dos siniestras fuerzas. La explicación del gobierno sobre el poderoso auge de la lucha estudiantil fue también la misma: minorías exaltadas y anárquicas asaltaron la buena fe de las “mayorías silenciosas”. Argumentos parecidos esgrimen en todos los tiempos las clases y corrientes reaccionarias cuando sufren el repudio de las masas. Los estudiantes echaron a la caneca de la basura todas estas calumnias contra la dirección del movimiento.
La lucha estudiantil de este año no tiene paralelo en la historia del país. El blanco principal de ataque ha sido el imperialismo yanqui y sus lacayos colombianos que explotan y oprimen a Colombia y le imponen una cultura neocolonial y semifeudal. Librar a Colombia de ese yugo y defender y desarrollar una cultura nacional y científica de las grandes masas populares es la bandera del movimiento estudiantil de 1971, bajo la cual han marchado al combate miles y miles de jóvenes dispuestos a derrotar al enemigo, batalla tras batalla. Nunca fue tan consciente, tan valeroso y tan democrático el movimiento estudiantil colombiano. He ahí la razón de su fuerza, su vitalidad y su constancia. Las masas populares y en especial el proletariado han brindado su apoyo incondicional a los estudiantes. El proceso que se vive es de una vinculación cada vez más estrecha del movimiento estudiantil con las masas de obreros y campesinos, requisito indispensable para la victoria.
EL DECRETO 2070, DOBLEMENTE PROVISIONAL
El presidente Pastrana se vio obligado a promulgar el Decreto 2070, por el cual se establece para la Universidad Nacional un consejo universitario que el mismo gobierno ha tenido el cuidado de señalar como “provisional”. El nuevo organismo directivo universitario lo integran dos estudiantes, dos profesores, cuatro decanos, el rector o el ministro de Educación y un ex-alumno elegido por los anteriores. Es una forma de gobierno de la universidad diferente a los viejos consejos y acaba con el régimen autocrático del rector, institucionalizado en el Decreto 1259.
La lucha estudiantil desmoronó los consejos universitarios en los que tenían asiento las organizaciones extrauniversitarias más reaccionarias y oscurantistas, como la ANDI, FENALCO, la iglesia, etc. Igualmente, los estudiantes hicieron abortar las maniobras del gobierno por imponer el régimen autocrático del Decreto 1259 que confiere poderes absolutos a los rectores nombrados por Pastrana. Santiago Fonseca, denunciado a la faz del país como agente del imperialismo, presentó renuncia de su cargo de rector de la Universidad Nacional. William Rojas, rector de la Universidad de Antioquia, y Manuel Navarro, rector de la Universidad de Cartagena, han estado permanentemente sitiados por los estudiantes, que están dispuestos a expulsarlos de los claustros universitarios.
El estudiantado, analizando el conjunto de la situación y valorando los aspectos positivos, aceptó la fórmula propuesta por los asesores del presidente Pastrana.
Las diferentes organizaciones estudiantiles firmaron el acuerdo para abrir paso al nuevo organismo directivo de la Universidad Nacional. Sin embargo, el gobierno en una prueba más de su irresponsabilidad y burlando su propia palabra empeñada, introdujo en el texto del Decreto 2070 modificaciones al acuerdo previo, en actitud abiertamente provocadora. Por otra parte, el gobierno hace esfuerzos desesperados por lograr lo más pronto posible la aprobación en el Congreso de la reforma universitaria presentada por el Ministro de Educación y que significa otra seria amenaza para el estudiantado colombiano. Recientemente, y ante el avance del movimiento estudiantil, Pastrana y su ministro lacayuno optaron por violentar de nuevo la Universidad Nacional con la bota militar, apresar y llamar a consejo de guerra a otros estudiantes, y desconocer en forma cínica el organismo de gobierno elegido democráticamente por estudiantes, profesores y decanos, en un intento gubernamental de provocar el derrumbe de lo conquistado en su contra por el estudiantado. En estas condiciones, y teniendo en cuenta los grandes obstáculos con que chocarán los estudiantes y profesores universitarios para hacer valer las reivindicaciones democráticas en el consejo provisional, el Decreto 2070 no hace otra cosa que inaugurar un nuevo período en la lucha por la reforma revolucionaria de la universidad colombiana. Los estudiantes así lo entienden; saben que la victoria se halla lejos, que el camino no está allanado y que la lucha está a la orden del día.
FRACASO DE LAS ILUSIONES REVISIONISTAS
La JUCO, que firmó también el acuerdo con el gobierno sobre el Decreto 2070, fijó también su posición “revolucionaria” lanzando la acusación de que la Juventud Patriótica tenía “ilusiones derechistas” por haber defendido y propiciado la nueva forma de dirección provisional de la Universidad Nacional. Eso es achacar a otros lo que a uno sucede. La dirección revisionista del Partido Comunista de Colombia se pasa de “viva”, busca dar un golpe de mano y engañar a los estudiantes, haciéndoles creer que ella es la única y celosa guardiana de los intereses del estudiantado. Pero la juventud universitaria comprobó en la práctica que la línea de la JUCO no es sólo ilusionista sino una orientación derechista muy concreta y muy nociva para la lucha estudiantil.
La JUCO calificó de “anárquica” y “aventurera” la movilización y el paro del estudiantado contra Santiago Fonseca. La JUCO habló de defender los “intereses académicos de los estudiantes” y de “combinar las tareas académicas con las acciones estudiantiles” para promover la entrada a clases. La JUCO propaló el “reagrupamiento” o sea la normalización de la vida universitaria sin condición alguna, para ayudar al gobierno a salir del aprieto. La JUCO saboteó toda lucha concreta, tachándola de “extremo-izquierdista”. Y cuando el estudiantado, con la dirección de la JUPA y otras organizaciones estudiantiles, obligó a Misael Pastrana Borrero a decretar el gobierno provisional universitario, la cautelosa y sensata JUCO salió a prevenir a los estudiantes sobre el peligro de las “ilusiones derechistas” de la Juventud Patriótica. Con sobrada razón los universitarios de la Nacional les dieron el 16 de noviembre un rotundo rechazo a estos vástagos del revisionismo.
EN LIBERTAD MARCELO TORRES
Verdaderamente heroica ha sido esta lucha de la juventud colombiana: todo un año lleno de valerosos combates. El allanamiento de las universidades por la tropa, los asesinatos de compañeros, la violación de compañeras en las cárceles del régimen, el estado de sitio, los consejos verbales de guerra y la multitud de decretos represivos no lograron intimidar al movimiento estudiantil. El gobierno no pudo doblegar el espíritu revolucionario de los estudiantes. Por el contrario, sus medidas y atropellos se le han invertido ante el empuje combativo de las masas.
A los 45 días de haber sido detenido, el gobierno tuvo que poner en libertad a Marcelo Torres, uno de los más destacados dirigentes de la JUPA y del movimiento estudiantil, después de condenarlo a seis meses de prisión y de haber vociferado que su determinación era irrevocable. Por el encarcelamiento del compañero Marcelo protestaron desde organizaciones obreras, campesinas y estudiantiles hasta sectores del Senado y de la Cámara de Representantes. El Procurador General, doctor Jesús María Bernal, mediante importante providencia en la que señala las violaciones de la Constitución Nacional y de la Ley cometidas en la detención de Marcelo Torres, ordenó su inmediata libertad. Con base en esta providencia el doctor Anselmo Chávez presentó demanda por abuso de autoridad contra Carlos Albán Holguín, alcalde de Bogotá. Así, todas las arbitrariedades del régimen han terminado perjudicándolo, ya que atizan la ira popular y desenmascaran el carácter fascista de la dictadura burgués-terrateniente pro-imperialista que sojuzga a Colombia.
1972 SERÁ TAMBIÉN DE GRANDES BATALLAS
Al triunfo logrado en la Universidad Nacional y a la libertad de Marcelo Torres se suma el acuerdo a que le tocó llegar al Presidente Pastrana, según el cual en la Universidad de Antioquia entrará en vigor, en enero próximo, un gobierno provisional, echando atrás una vez más el Decreto 1259. Igual cosa reclaman los estudiantes de la Universidad de Cartagena, Tunja y otras universidades.
La tendencia del movimiento es la de consolidarse y profundizarse con el apoyo de las masas populares. Se destaca el hecho de que amplios núcleos de profesores universitarios, aprendiendo de los estudiantes, se han levantado para engrosar la lucha por una educación nacional, científica y de masas. Los estudiantes no cejarán en su empeño por lograr un gobierno democrático en las universidades, integrado por las fuerzas básicas: estudiantes y profesores, por la erradicación de la influencia del imperialismo yanqui y sus lacayos y por todos los demás puntos del PROGRAMA MÍNIMO. Asimismo, exigen la libertad inmediata de los universitarios detenidos y la salida de la fuerza pública de los predios universitarios y se disponen a fortalecer su unidad para combatir la reforma oficial y hacer frente a los consejos de guerra. 1972 será, pues, un año de grandes batallas. Una de ellas de singular importancia, será por la organización nacional estudiantil.