Las masas estudiantiles, reconociendo nítidamente a los enemigos del pueblo colombiano, han emprendido y persistido durante 1971 en una prolongada y formidable lucha contra el imperialismo yanqui y sus lacayos, la gran burguesía y los grandes terratenientes. Esta lucha de la juventud expresa el avance revolucionario de las masas populares y, a su vez, constituye un gran llamado para el despertar de la conciencia anti-imperialista y antioligárquica. Es pues una batalla que interesa fundamentalmente al pueblo, una batalla por la instauración de lo nuevo y revolucionario: la cultura y educación nacional, científica y de masas, y por la derrota de lo viejo y reaccionario: la cultura y educación imperialista, idealista y oscurantista. Tal carácter convierte la actual lucha estudiantil en un hito de la revolución cultural de nueva democracia que precisa el pueblo colombiano para su liberación y en un destacado ejemplo para las masas oprimidas de América Latina.
DERROTA DE LAS MINORIAS RUIDOSAS
El gran significado revolucionario del movimiento estudiantil trata de ser opacado por el gobierno mediante ataques y calumnias de todo género. Ha dicho, copiando la expresión con que Nixon quiere minimizar la propuesta del pueblo norteamericano contra su genocidio en Vietnam, que la juventud puesta en pie de lucha es una minoría subversiva y que existe una «mayoría silenciosa» que está a favor del gobierno y, por lo tanto, de la reacción y del imperialismo. Pero lo que constituye un hecho incontrovertible y claro para todo el pueblo, a pesar de las ilusas ideas de Pastrana, su ministro Galán y sus demás servidores es que el actual movimiento estudiantil, el más importante en la historia de la universidad colombiana, lo han realizado juveniles mayorías combativas que comienzan a romper las coyundas impuestas por quienes forman una verdadera minoría ruidosa: la gran burguesía y los grandes terratenientes. Contrariamente a las pretensiones gubernamentales, las mayorías están experimentando un creciente despertar y, lejos de permanecer silenciosas, están expresando con valerosas luchas su sonora resistencia a la explotación y opresión. No otra cosa indica la tesonera lucha de los estudiantes, la cual se suma a los combates librados por los obreros, los campesinos y otros trabajadores a lo largo de este año. La política antipopular del gobierno está siendo respondida con luchas y protestas aún más firmes por parte de las amplias masas, demostrando que en Colombia no existen mayorías silenciosas!
El gobierno de Pastrana utiliza todos los medios a su alcance en un vano intento de apagar la lucha estudiantil o desviarla de sus objetivos. Ante el hecho de que la juventud ha venido calando y desenmascarando con su lucha la naturaleza de la educación que contra los intereses de la nación y del pueblo se promueve oficialmente, el gobierno ha recurrido a medidas propias del más refinado fascismo. Paralelamente al anuncio de falsas soluciones para el problema de la universidad, Pastrana escoge la represión violenta y generalizada como respuesta preferida a las justas exigencias de los estudiantes. Ha saludado la violencia que gobernadores y jefes de brigada lanzan contra el estudiantado y ha incitado mediante un decreto a los rectores para que se conviertan en siniestros cómplices y apliquen medidas represivas contra quienes persistan en la lucha por la reforma revolucionaria de la Universidad. Esta doble campaña reaccionaria contra el movimiento estudiantil está en plena marcha, manifestándose en la intensificación de los despidos de estudiantes y profesores, la cancelación de matrículas, la macartización y discriminación, y los encarcelamientos. El claro propósito de esta política es debilitar el movimiento estudiantil, reduciendo por la fuerza a quienes han venido defendiendo consecuentemente los intereses de la juventud colombiana, y alentando a quienes se presten a traicionar esos mismos intereses disfrazando su conducta derechista con rótulos «democráticos».
Se explica así por qué la mayoría de los miembros del Comité Nacional de Solidaridad, legítimo representante del estudiantado, han ido a parar a las cárceles del régimen. Tales hechos no sólo no quebrarán sino que redoblarán la justa lucha que se ha venido librando.
LAS MASAS RECHAZAN EL OPORTUNISMO
Los estudiantes han celebrado seis Encuentros Nacionales en donde, luego de amplios debates, se han determinado los objetivos de la lucha y se ha decidido la táctica a seguir en cada período. La confrontación de diversas tendencias políticas e ideológicas existentes en el seno del movimiento estudiantil ha sido algo necesario y positivo para clarificar el contenido de la lucha y fijar correctamente su rumbo. Es así como la acertada dirección del movimiento se ha dado como fruto del debate y la discusión, lo cual contradice a los abogados de la unidad sin principios y reafirma el concepto de que la unidad que no sea resultado de la lucha es una unidad falsa y efímera.
Al concentrar la crítica contra el sistema imperante y su sostén, el imperialismo yanqui, la juventud patriótica (JUPA), guiada por el marxismo-leninismo-pensamiento Mao Tsetung y defendiendo los intereses de las masas estudiantiles, ha tenido que enfrentar y derrotar una contracorriente configurada por los oportunistas de derecha o revisionistas y por los oportunistas de «izquierda». En cada encuentro estudiantil y en cada paso de la acción ha sido necesario superar los escollos oportunistas, lo cual ha servido para que el estudiantado distinga claramente las políticas que sirven al enemigo.
Los representantes del oportunismo de derecha o revisionismo han puesto, según sus propias palabras, «mas énfasis en las posibilidades de derrota que en la perspectiva de alcanzar éxitos» y han tenido graves «manifestaciones de pasividad». Tal autodefinición de su política sintetiza la conducta asumida por el partido «comunista» revisionista respecto al movimiento estudiantil y refleja la esencia de su concepción política ante la lucha popular. No son, entonces, errores tácticos que se puedan corregir dándose golpes de pecho, aunque estos se disfracen como «autocrítica», sino errores propios de una estrategia política seudorrevolucionaria que está destinada a seguir recibiendo golpes contundentes de las masas populares. Sin embargo, es preciso reconocer el servicio que, como gran ejemplo negativo, prestan los derechistas revisionistas a las masas. Así, su política de no lucha, en base a la cual califican a los revolucionarios de la Juventud Patriótica (JUPA) como «aventureros y extremistas», haciéndole coro al gobierno, ha sido rechazada por el persistente batallar de los estudiantes. Recientemente, uno de los más fecundos reproductores de fórmulas revisionistas invitó al estudiantado a negociar con el gobierno «desplegando ductilidad», es decir, en forma acomodadiza, dócil y condescendiente. Esta invitación cínica armoniza con las pretensiones de los grupos proimperialistas que trata de promover el gobierno dentro del estudiantado.
Por otra parte, no es una paradoja que el oportunismo de derecha haya contado en los momentos decisivos de la lucha estudiantil con los servicios y la complicidad de su colega de derecha: el oportunismo que se presenta con ropaje de «izquierda», en el cual anidan algunos impenitentes trotskistas. Pero la juventud ha venido demostrando a través de la lucha que puede distinguir lo correcto de lo incorrecto, rechazar el oportunismo y enrumbar su acción contra sus enemigos: el imperialismo yanqui y todos sus lacayos, lo cual se expresa en la defensa consecuente del Programa Mínimo.
Frente a la contrarreforma fascista de la universidad que trata de imponer el gobierno de Pastrana, las masas estudiantiles se aprestan a librar nuevas batallas, encaminadas a lograr que en Colombia la cultura y educación sea nacional, científica y de masas. Con tal fin, el Proyecto de Plataforma sobre Reforma Universitaria, aprobada por el estudiantado en su VI Encuentro, proporciona los criterios fundamentales que deben primar en cualquier reforma verdadera, revolucionaria, de la universidad colombiana.
Con el Programa Mínimo de los Estudiantes y el Proyecto de Plataforma como bandera, las masas estudiantiles continuarán avanzando, junto con los profesores y directivos progresistas, y haciendo que su combate por la nueva cultura y la nueva educación sirva al pueblo en la lucha liberadora.