Desde 1971, el gobierno a través del Ministro de Trabajo, Crispín Villazón de Armas, y previo acuerdo en el Consejo Nacional del Trabajo, decidió presentar a consideración del Congreso de la República, el Proyecto de Ley 160. Este proyecto de ley, denominado “Reforma al Calendario Laboral”, busca eliminar 9 festivos y propone la creación de una prima de vacaciones de 15 días, a la vez que aumenta las vacaciones a 18.
El mencionado proyecto, aprobado en la Comisión Séptima de la Cámara con los votos de la bancada oficialista y de algunos miembros de la ANAPO, constituye parte de la avanzada reaccionaria contra los derechos de las masas obreras, campesinas y populares del país.
La pretendida reforma, al eliminar 9 días festivos, conlleva según el gobierno la “necesidad de aumentar la producción nacional”. Esta confesión de boca es absolutamente clara. Lo que desea el gobierno proimperialista de Misael Pastrana es acrecentar la super-explotación a la que se encuentran sometidos los trabajadores, producir mayores ganancias para los grandes empresarios y hacer más aguda la situación de miseria y desempleo de la clase obrera.
Aunque la camarilla de UTC que dirige Tulio Cuevas, sostenga que los trabajadores colombianos lograron el pago triple para dominicales y festivos, como fruto de la lucha de “UTC y CTC” en el vendido paro de 1965, lo que en realidad hay que esclarecer es que dicha prestación otorgada a través del decreto 2351 de 1965, se concedió a los trabajadores como pago para posteriormente, en 1966, a través del decreto 939, recortar el derecho de huelga a 40 días y establecer los antidemocráticos tribunales de arbitramento obligatorio. No fue pues ésta una dádiva del gobierno; fue la patraña del Frente Nacional para despojar al proletariado colombiano de uno de sus derechos fundamentales.
Lo que conlleva la medida es oficializar la política de congelación de salarios. El imperialismo norteamericano a través de los distintos gobiernos, en diversos programas económicos, ha señalado como fundamental para solucionar el problema del desempleo y los distintos males del país, la congelación de los salarios. Se dice por ejemplo que el aumento de salarios trae consigo inflación; hoy Tulio Cuevas dice lo mismo de la prima vacacional que establece la reforma. Resulta que en nuestro país el gobierno y sus agentes hablan de inflación para impedir la justa lucha de la clase obrera colombiana por mejores salarios y como si el principal mal de nuestra nación no se encontrará en la dominación a que se encuentra sometida por el imperialismo norteamericano. A partir de ahora, los patronos negarán los aumentos de salarios que los trabajadores solicitan en sus pliegos de peticiones, con el argumento de que se han aumentado los costos de producción con el pago de la prima vacacional y así ejecutarán su política económica que consiste, entre otras cosas, en negar el aumento de salarios. La llamada prima vacacional que contiene la reforma, lleva, en el fondo, al cumplimiento de este plan contra la economía de los trabajadores y el cumplimiento de los planes imperialistas. De la aprobación de la prima y el recorte de los festivos en adelante, los empresarios y el gobierno dirán No a las justas peticiones salariales de la clase obrera.
Vale destacar como esta maniobra gubernamental de pagar una prima para eliminar derechos de los trabajadores, se convierte en un sofisma de distracción. Esta prima no afectará los salarios y las prestaciones. Es decir, no se trata de una prima que afecte los salarios, en el sentido de que se pudiera utilizar para efecto de liquidación de prestaciones sociales, sino que por el contrario es una prima concedida para no aumentar salarios ni para que los trabajadores logren aumentar el monto de su cesantía.
Otros aspectos de cómo mediante esta maniobra se pretende aumentar la super-explotación consiste en que los perjudicados serán tanto el porcentaje de los obreros que laboran estos feriados como los que descansan esos nueve días. Para los primeros, resulta lógica la pérdida del pago triple y, para los segundos, resulta que ahora deben trabajar esos días por la misma remuneración que antes devengaban gozando del descanso. Es decir, ventajas por partida doble para los patrones y el gobierno.
El MOIR ha venido señalando desde su fundación en 1969 la arremetida del imperialismo, el gobierno y los patronos contra los derechos fundamentales de la clase obrera y el pueblo. Son incontables las batallas libradas en este sentido por numerosos sindicatos, dentro de lo cual se revela la justeza de la propuesta de nuestra organización en 1970, de realizar un paro nacional contra esta política antipopular.
De lo que se trata, entonces, es de lograr responder con un gran movimiento nacional a esta represión del gobierno. Estamos contra el proyecto de reforma al calendario laboral porque comprendemos, como lo señalamos antes, que ésta es una medida contra intereses fundamentales de la clase obrera. Las camarillas de UTC y CTC tienen dificultades para impedir que la clase obrera se levante y libre el combate contra sus enemigos incrustados en el seno del movimiento sindical y por la defensa de sus derechos. Para oponernos a este proyecto y lo que resta de la Reforma Laboral, es necesario promover un gran movimiento sindical democrático que unifique a los distintos sectores del movimiento obrero, que permita construir una gran central obrera nacional independiente.
La lucha por los derechos de la clase obrera, contra las camarillas de UTC y CTC ha abierto en el fondo un gran camino de unidad y combate. Es urgente dar los pasos para hacer realidad esta política proletaria y así acrecentar la lucha por impedir el recorte de derechos fundamentales de la clase obrera e iniciar una etapa que, a no dudarlo, será de gran beneficio para el proletariado en sus luchas futuras.